Hasta ahora, la cuna de la humanidad residía en Etiopía, donde se encontraron restos de los hasta hace poco primeros Homo sapiens con 195.000 años de antigüedad. Ya no más.
Un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania, descubrió en el yacimiento de Jebel Irhoud restos humanos de 300.000 años. De esta manera, la cuna de la humanidad pasa a ser Marruecos.
El yacimiento ya proporcionó grandes descubrimientos luego de que, en 1960, un grupo de mineros encontrara por casualidad unas cuevas habitadas en el Paleolítico, donde se desenterraron fósiles humanos asociados a afiladas herramientas de sílex. Entonces, los restos se dataron en 40.000 y luego en 160.000 años.
En este nuevo y gran hallazgo, un equipo dirigido por el paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin descubrió más fósiles humanos, entre los que se encontraron pedazos de una calavera y una mandíbula y, a partir de una nueva datación, revelaron que vivieron hace unos 300.000 años.
"Los llamamos Homo sapiens porque pertenecen a los orígenes de nuestro linaje. Pero no pretendemos que sean humanos modernos, gente como nosotros, porque su cerebro todavía tenía que evolucionar hasta ser como el nuestro", explicó Hublin a la prestigiosa revista Nature, donde se publicó el trabajo.
La recomposición de los restos ayudó a determinar que estos humanos no eran muy diferentes a los actuales. Por ejemplo, la cara pasaría desapercibida en cualquier calle, aunque su cráneo era más achatado y no alto como el de los humanos modernos.
Por su parte, María Martinón Torres, paleoantropóloga e investigadora del University College de Londres, sostuvo: "Homo sapiens era hasta ahora la especie sin pasado. Aparecía como de la nada en el registro fósil africano hace 200.000 años".
Y agregó: "El hallazgo de Jebel Irhoud cubre un vacío bastante importante sobre el origen del Homo sapiens, aunque no tengo tan claro que podamos llamarlos 'Homo sapiens', porque todavía no tienen las características que definen a los humanos modernos, como el cráneo alto y el abombamiento parietal, que sí están presentes en otros Homo sapiens arcaicos, como los de los yacimientos de Qafzeh (Israel) o incluso el de Herto (Etiopía)".
Por su parte, el genetista Carles Lalueza-Fox, le comentó a El País que también tiene dudas sobre las conclusiones de Hublin: "Que haya restos parecidos a los primeros Homo sapiens no es incompatible con el hecho de que todas las estimaciones genéticas siguen situando el origen de la diversidad genética actual en unos 200.000 años. El panorama del ser humano en África en los albores de nuestra especie es mucho más complejo de lo que nos habíamos pensado. Probablemente coexistieron formas muy diversas con morfologías más o menos modernas junto con otras más primitivas, y sin duda por todo el continente".
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