"Lo peor de Still I'm Here es que haya existido", escribió una crítica de cine sobre el falso documental, estrenado en 2010, que dirigió Casey Affleck y que protagonizó su por entonces cuñado Joaquín Phoenix, hermano de su ex mujer. El film también fracasó en taquilla y salpicó a Affleck por severas acusaciones de acoso verbal y abuso sexual.
En diciembre de 2008, Amanda White acordó su incorporación como productora de un documental sin título. Ella llevaba una década de trabajo junto a Affleck, pero su opinión sobre él cambió radicalmente durante el rodaje de lo que después sería I'm Still Here. White denunció que fue acosada una y otra vez. En una ocasión, recordó que el director le pidió a uno de los miembros del staff que se quitara los pantalones y le mostrara el pene, incluso ante la oposición de ella.
White también denunció que Casey Affleck se refirió en reiteradas oportunidades a las mujeres como "vacas" y que vociferaba sus hazañas sexuales con total impunidad. Una vez, además, la productora aseguró que Affleck, al enterarse de su edad, le preguntó: "¿No es hora de que quedes embarazada?", y sugirió a un integrante del equipo con el que podría reproducirse.
El acoso verbal dio paso, de acuerdo a la acusación de White, a la intimidación física. Describió que una noche durante la filmación, Affleck intentó convencerla para que compartiera una habitación con él. Cuando ella se negó, la tomó del brazo y la apretó. Trató de asustarla, pero no lo logró. Luego, desde su suite, le envió mensajes de texto amenazadores. Algunos meses después, el 23 de julio de 2010, White presentó una demanda por 2 millones de dólares contra Affleck en el Tribunal Superior de Los Ángeles.
Casey Affleck -hoy de 41 años- que comenzaba a superar la sombra de su hermano tras su brillante interpretación en Gone Baby Gone -justamente dirigida por Ben-, se refirió solo una vez a las acusaciones por abuso, en una entrevista en Variety: "La gente dice lo que quiere. A veces no importa cómo respondas. Supongo que la gente piensa que si sos conocido, está perfectamente bien decir lo que quieras. No sé por qué. Pero no debería serlo, porque todo el mundo tiene familias y vidas", expresó.
La primera denuncia, sin embargo, no fue la única que recibió. Magdalena Gorka, directora de fotografía, había abandonado el proyecto tras un grave caso de abuso sexual. A mediados de 2008, era la única mujer que trabajaba en el film. Una noche, en lugar de pagar un hotel, Phoenix ofreció su departamento para que durmiera el staff allí y le insistió a Gorka para que se quedara en su dormitorio privado; él dormiría en el living.
De acuerdo a la denuncia, Gorka se despertó en medio de la noche y encontró a Affleck acostado en la cama junto a ella solo en ropa interior y una remera. Tenía su brazo alrededor de ella, le acariciaba la espalda, sus cuerpos estaban a pocos centímetros y, supuestamente, su aliento apestaba a alcohol.
-Salí de acá -le dijo ella cuando se dio cuenta.
-¿Por qué? -habría respondido él.
-Porque estás casado y sos mi jefe.
Affleck cerró la puerta con rabia. Gorka voló de inmediato a Nueva York, informó a su agente de los avances sexuales y abandonó el proyecto. Sin embargo, a los pocos meses debió regresar al rodaje porque se le hizo imposible conseguir otro empleo. Curiosamente, White fue la encargada de renegociar sus condiciones para que volviera. Gorka, más tarde, describiría al trato que recibió como "el más traumático de su carrera" y presentaría una demanda de 2,25 millones de dólares contra Affleck, una semana después de la primera.
Poco tiempo después, y más allá de la negación rotunda de las acusaciones, Affleck optó por llegar a un acuerdo con las dos mujeres y ofrecerles un resarcimiento económico, aunque se desconocen los términos del arreglo.
El actor logró enterrar su pasado oscuro. Cuando su carrera se conducía lentamente a un precipicio, su amigo Matt Damon lo recomendó en su lugar para protagonizar Manchester by the Sea, un drama independiente que, con su voz rota y su andar cansino, ya le valió un Globo de Oro y un BAFTA. "Casey es un gran actor, y a diferencia de su hermano Ben, ha tenido que forjarse una reputación con el correr de sus trabajos. En Manchester by the Sea logra una performance profunda. Transmite la angustia, soledad y rabia del personaje con una actuación minimalista que merece sin dudas el Oscar", opinó a Infobae Alexis Puig, periodista especializado.
En las próximas horas, Casey Affleck competirá por el Oscar a mejor actor protagónico. El interrogante está planteado: ¿debe interferir la vida privada, los escándalos de abuso, en la valoración de un trabajo y posterior entrega de un premio? "En una sociedad cada vez más violenta y salvaje, premiar a un artista que en su vida se comporta así no corresponde -dijo Puig- Además de premiar el talento, la ceremonia es una ventana al mundo, un show que es visto por millones en todo el mundo, y el mensaje debe ser claro. Podés ser un gran artista pero si sos una mala persona o un delincuente no se te puede premiar, ya seas Affleck, Polanski, Bertolucci o quien sea".
El camino fácil o el intrincado. Lo políticamente correcto o el riesgo de premiar a un actor merecedor por su trabajo, pero salpicado por denuncias gravísimas. Que gane el mejor. O el menos polémico.
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