Lucía Maman: "En el arte las contradicciones no intentan disolverse ni resolverse"

La artista plástica argentina dialogó con Infobae sobre el rol de la creación artística, su predilección por temas orientados hacia la bioética y los dilemas existenciales que rodean a su obra

La vida de la artista plástica Lucía Maman siempre estuvo relacionada a la creación. Desde sus primero años, "jugaba" entre pinturas, acuarelas y lienzos, oía conversaciones, opiniones, sobre diferentes obras. Y ello lo tiene claro, el ambiente, en este caso, fue parte esencial de su construcción como persona y autora: "Sin lugar a dudas, mi predisposición al arte está marcada por el lugar en el que crecí y por las personas con las cuales crecí".

Es que Lucía es la hija de Daniel Maman, un reconocido marchand y una figura influyente de la cultura y las artes plásticas de la Argentina. Y si bien acepta esta influencia, entiende que su desarrollo es producto de una búsqueda personal, de un deseo interno, más allá de la genética. Desde hace un tiempo, su obra ha recorrido distintos continentes y pudo verse en algunas de las galerías más importantes del país y EEUU.

En su atelier, donde la magia comienza

-¿Cómo fueron tus inicios?

-Fui un año al taller de Juan Doffo antes de terminar el secundario. Ahí encontré en la pintura un espacio donde desarrollar mi subjetividad. Pude elegir dedicarme al arte, y la pintura se volvió mi herramienta de análisis.

Entre sus artistas favoritos se encuentran Antonio López García, El Greco, Helen Frankenthaler, Janine Antoni, Dorothea Tanning, Anselm Kiefer, Hans Bellmer, Kiki Smith, Gerard Richter, Raquel Forner, Chuck Close, Otto Dix, Cy Twombly, Egon Schiele, Henry Darger, Pablo Suárez, Willem de Kooning, por nombrar algunos en el campo de las artes visuales.

Para ella, crear, viajar a través de una creación, no solo es una manifestación del ser humano, de comunicar. Asegura que cuando comenzó a pintar fue "una forma post-adolescente de crear un vínculo y de acercarse a mi familia".

Fuerte, contundente, polémica

"Creo que más allá del mensaje particular o concreto que cada artista busque transmitir y del tema que desarrolle en su trabajo, el arte está para recordarnos algo. Muchas veces pienso que ese algo no es más que nuestra propia humanidad. El ser humano por naturaleza es un ser cultural. El arte es ese lugar donde los extremos del dilema entre la idea de superación o trascendencia y lo que hay de 'natural' en el hombre se encuentran".

"El arte es lo bello de esa contradicción. Es allí donde la elegía se acepta, donde uno intenta apoderarse de lo inevitable y a la vez se percata de lo imposible de aquello, donde las contradicciones no intentan disolverse ni resolverse. Eso es arte para mi, el recuerdo del sentido profundo de la existencia humana. Y por suerte, lo encuentro tanto en imágenes, como en palabras y sonidos; leyendo El animal moribundo de Philip Roth o escuchando Spiegel im spiegel de Arvo Pärt", explicó a Infobae.

-¿Cómo definirías tu obra? ¿Qué es lo que te apasiona de ella?

– Mi obra se desarrolla entre la pintura, el dibujo y la instalación. Mi trabajo indaga discusiones de la rama de la bioética y se vincula con la idea de lotería genética. Trabajo con imágenes que saco de libros, archivos de medicina o de internet.

Uno de sus grandes intereses, explicó, es reflejar todo aquello que "es único, diferente y por lo tanto inquieta y pone en duda la norma": "En la actualidad, con los diagnósticos prenatales, el aborto eugenésico está permitido, y con él, el permiso de seleccionar y eliminar anomalías genéticas como si fueran un error, lo cual revive la noción de darwinismo social y habla del ser humano como especie, que mata y discrimina por norma".

"La muerte y la vida como hechos naturales son azarosos. La imperfección no es concebida por la naturaleza. La naturaleza no distingue. El error u imperfección es un concepto construido por el hombre. Un hombre que se extiende dentro del campo de lo artificial cada vez más, el cual puede dominar a su antojo y en el cual predice poder eludir lo inexorable, en el cual puede ser su propio Dios. Me apasiona el proceso, el poder darle forma a las preguntas, el poder entender a través de mi obra. Me apasiona el momento cuando la obra deja de pertenecerme y empieza a tener 'vida propia'".

En este momento, las obras de Lucía pueden apreciarse en la galería Maman Fine Art de Miami, ubicada en el Design District.

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