Los Reyes Magos, un nuevo desafío para los padres, otro momento donde resurge la conflictiva relación, la eterna disputa interna, sobre qué regalar a los niños. Hace unos días pasó Papá Noel, y ahora están por llegar Melchor, Gaspar y Baltazar. La alegría y excitación que estos momentos producen son momentos para atesorar en familia. Sin embargo, hasta dónde sirve acceder a todo lo que se pide, y cuándo es conveniente decir basta y ofrecer otras opciones.
Los chicos piden, y los padres, tíos y abuelos, cuando pueden, dan. A veces no pueden, y pareciera que si no hay regalo, no hay suficiente amor. "La presión para acumular cosas se hace cada vez mayor, los chicos se vuelven cada vez más exigentes, y los adultos sienten culpa si dicen que no. Pareciera que ser buen padre se pudiera medir en el valor económico de los regalos, y muchos viven en la fantasía de suponer que los objetos pueden reemplazar otras cosas, que de tan obvias, no las vemos", explicó a Infobae Laura Szmuch, magister en psicología cognitiva y aprendizaje.
Por su parte, Santiago Gómez, psicólogo y director de Decidir Vivir Mejor ((MN: 15.159), sostuvo: "Acceder a todas las demandas y caprichos de los hijos y no poner límites, puede resultar perjudicial para ellos ya que no los ayudan a aprender a tolerar la frustración, es decir, a entender que no siempre van a poder obtener todo lo que lo quieren, lo cual les va a permitir también tener pensamientos más flexibles, ayudándolos a tener una adaptación más saludable al exterior".
En ese sentido, los especialistas aseguran que lo ideal es ayudar a estimular el pensamiento, con reflexiones como "me gustaría o desearía que los Reyes me puedan traer un determinado regalo, pero si esto no sucede no se termina el mundo, igual voy a poder disfrutar de los regalos que reciba".
Por un lado, dicen, se debe evaluar si lo que los chicos están pidiendo algo que realmente quieren o lo que alguna publicidad les indujo, ya que es importante, como adultos, respetar lo que los chicos esperan recibir, y al mismo tiempo, enseñarles a elegir con discernimiento.
"Una práctica interesante es ver las publicidades con ellos, y después ir juntos a una juguetería para que vean cómo es el juguete en realidad. ¿Puede hacer todo lo que le están prometiendo? ¿Es como lo vimos en la tele? Dependiendo de la edad es importante que ellos sepan cuánto cuesta lo que están pidiendo y cuántas horas de trabajo de su mamá o papá son necesarias para poder adquirirlo. Eso les da la dimensión de lo que es un precio", dijo Szmuch.
Por otra parte, cuando los adultos de la familia no tienen una limitación económica, es necesario entender que el mero hecho de poder comprar algo no es el único motivo para hacerlo. No todo lo que es bueno se compra, y ese es un aprendizaje que es bueno tener cuando somos niños, aseguran.
Aprender a decir NO
Cuando los chicos no saben que en realidad son los familiares quienes compran, muchas veces hay gran frustración cuando no pueden entender por qué no llegó el regalo que ellos habían pedido. Estas fechas son el momento ideal para enseñarles muchas cosas, que, por supuesto, es necesario que primero aprendamos los adultos.
"Una de ellas es la apreciación por lo que tenemos, la gratitud por todas esas cosas que damos por sentado y no valoramos, y que lo importante no es necesariamente material y tangible. Apreciar lo que hay, en lugar de enfocar en lo que no hay no nos hace conformistas, sino seres agradecidos. Desde un estado emocional en el cual valoramos lo mucho o poco que podemos tener, estaremos mucho más abiertos a lograr cosas buenas", aseguró Szmuch.
Por otro lado, muchos padres experimentan un gran sentimiento de culpa cuando tienen que decir no al pedido de sus hijos. "El NO se trata de un límite, esto significa que son reglas de juego a cerca de lo que se puede y lo que no, lo cual va a ayudar en la organización interna del aparato psíquico del niño. Un error muy frecuente, es asociar el NO con lo afectivo, lo cual se trata de una distorsión cognitiva, interpretación errónea de la realidad, ya que el NO, el único significado que tiene es NO; por lo tanto, todo lo que le podamos agregar corre por cuenta de cada uno", aclaró Gómez.
¿Cómo se debe manejar la desilusión cuando no reciben lo que esperan?
Los chicos, y los adultos también, debemos aprender a que nuestra alegría no dependa de un regalo o de que algo en especial suceda. Como familias, es una muy buena idea proponernos ese tipo de crecimiento humano.
"Muchas veces olvidamos que si no enseñamos ciertas cosas, los chicos no las aprenden. Si no tomamos un rol activo en su formación, aprenderán en piloto automático. Es decir, estaremos dejando la educación de nuestros hijos y nietos en las manos de la televisión, Youtube, los videojuegos, y cualquier otra influencia que nada tenga que ver con los valores de nuestra familia. Recordemos que si no formamos seres humanos, estaremos criando solamente seres que consumen", finalizó Szmuch.
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