"Un escalón no es un obstáculo, es la posibilidad de obtener una nueva perspectiva". Así se presenta la Asociación Civil Peldaños, una entidad sin fines de lucro que emplea a casi 40 personas con discapacidad intelectual para que su escalón no sea un obstáculo. Ubicada en Munro, Vicente López, forma trabajadores, los incorpora al mercado laboral competitivo a través de talles de producción y actividades extra laborales. El instituto, que no recibe subsidios de prepagas ni de obras sociales, aspira vender diez mil pan dulces en estas fiestas para poder sustentarse.
María Esther Poletto, presidenta del emprendimiento, resumió el plan integral de la asociación: "Acá se trabaja por la dignidad de los chicos. Trabajan, cobran un sueldo y se capacitan para tener la posibilidad de tener un trabajo formal. En Peldaños, las personas con discapacidad intelectual son operarios". Peldaños trabaja desde hace más de 10 años en reconocer y potenciar las capacidades individuales de las personas con discapacidad intelectual para facilitar su incursión en la vida diaria.
En la actualidad cuenta con el taller "Todo Harinas & Cocina Artesanal" donde se elaboran pastas frescas, productos de cocina artesanal y repostería; y el taller "Creer es crear" que elabora masa para modelar y ofrece servicios centrados en completar procesos de manufactura, ensamble, fraccionamiento, armado y empaque de artículos. "El objetivo es formar a estas personas como trabajadores y permitirles el acceso a trabajos formales. Gracias a este programa ya tenemos varios casos de operarios que han salido a trabajar afuera. Actualmente trabajan 39 personas con discapacidad intelectual, tratamos de que ellos realicen el trabajo sobre lo que pueden y potenciando sus capacidades", explicó la profesional.
"Los talleres están divididos y hacen desde recepción de materia prima, stock, pesado, amasado y todos los trabajos que se requieren en una mini pyme, donde no solo es cocinar, sino tener el stock al día, saber qué se vence y que no se vence, qué se recibe y cuánto se recibe. Todo eso lo hacen nuestros operarios. Todos los años seguimos progresando un poquito más", comentó la responsable de la organización. Precisó que para seguir creciendo, Peldaños debe vender más unidades: "No tenemos subsidios, obra social ni de prepagas. Acá nos sustentamos solo las cuotas de los socios y el 80% se justifica con el trabajo. Queremos ser totalmente independientes pero todavía dependemos de las donaciones".
El programa solidario e inclusivo funciona hace doce años. "Nosotros realmente estamos orgullosos de lo que hacemos. No mostramos la discapacidad, mostramos todas las capacidades que tienen. Estos chicos son capaces de hacer muchas más cosas de lo que la mirada ajena cree. Realmente llama la atención ver lo bien que trabajan, con el entusiasmo y las ganas", completó María Esther, quien ante la consulta de cómo colaborar prefirió desplegar un mensaje de voluntad comercial: aseguró que "la mejor ayuda que nos pueden hacer la gente es comprar nuestros productos".
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