La tragedia del Chapecoense dejó un saldo estadístico de 71 muertos, un sentimiento incalculable de condolencias y pesar en el mundo del fútbol. El impacto multicultural del accidente aéreo en territorio colombiano despertó, a su vez, brotes de un trastorno de ansiedad que permanece solapado en la cotidianeidad hasta que un avión vuelve a estrellarse. La aerofobia o el miedo a volar ebullició.
Las probabilidades de morir en el aire son sensiblemente inferiores a morir en un siniestro vial. La gente que tiene miedo a volar lo sabe, las personas que vuelan sin miedos y aconsejan a otras no sólo lo saben sino que también lo repitne como premisa orgánica. Claudio Plá, médico psiquiatra -matrícula 52474- especialista en fobia a volar y trastornos de ansiedad, explicó en diálogo con Infobae por qué la numerología y los porcentajes no son generadores de cambio psicológico: "La estadística no conmueven si no se tiene una interpretación emocional visceral desde dónde se sustentan esas cifras. No es algo que venga de la nada, hay toda una estructura que la valida. La estadística muerde cuando la persona comprende su naturaleza".
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo –IATA por sus siglas en inglés- proveyó el contenido inerte, desaprensivo al contenido moral de cada acto, pero contrastable a fines fácticos. Certificó que en 2015 más de 3,5 mil millones de personas volaron con seguridad en 37,6 millones de vuelos. Según el Archivo de la Oficina de Accidentes Aeronáuticos –B3A– en el mismo año se registraron 122 accidentes aéreos en todo el mundo con un resultado de víctimas fatales de 136 personas, quienes en contraste con los miles de millones que se subieron a un avión representan una proporción ínfima en el total de pasajeros.
2015 fue el año más seguro de la historia de la aviación. Flightglobal, una institución analista de la industria de la aviación, decretó la probabilidad en la tasa de accidentes del año pasado: uno de cada cinco millones de vuelos, la cifra más baja de todas las épocas. Una tendencia que, tal vez exenta de terrorismo y accidentes premeditados, consolida un franco descenso de víctimas anuales. Resultado de una industria global comprometida en reducir cada vez más su prontuario trágico.
"Nunca habrá dos accidentes iguales", juró Plá, quien deliberadamente acusó al piloto/empresario por el accidente aéreo del avión de LaMia: "Lo que hizo este señor no tiene que manchar la aviación". Su labor es dictar cursos de asistencia al viajero: "Garantizo que la persona va a volar mejor. Les doy mucha información sobre meteorología, seguridad aérea, controles aeronáuticos, estadísticas. Tengo un simulador de realidad virtual que permite generar un entorno igual al del avión. Es un trabajo de sensibilización por exposición a la realidad virtual. Doy material en textos y en videos. Soy psiquiatra y también receto distintos tipos fármacos".
Describe los principales factores que generan miedo a volar bajo el concepto de meteorología, despegue y claustrofobia, en ese orden de implicancias. Solicitan sus servicios más mujeres que hombres, en un promedio de 35 a 55 años. Es una fobia que puede desmenuzarse en varias causas. "Haber tenido una mala experiencia en vuelo es uno de los factores. Por ejemplo, a los futbolistas argentinos que estuvieron en ese avión y no vivieron una linda experiencia, les puede originar un miedo extra que se llama 'resignificación a posteriori'. El tercer factor proviene de una familia aprehensiva, padres que continuamente pusieron alarmas en su vida haciendo de sus hijos seres temerosos", calificó el especialista.
Detectó a su vez otros elementos motores de propagación de la aerofobia: "Las personas se asustan más cuando están estresadas. Un divorcio, una mudanza, una situación pendiente grave, el estrés predispone el terreno, es el caldo de cultivo donde puede germinar el miedo. Por otra parte, existen también los fóbicos primarios, que acuñan el miedo por esa magia que tiene el avión. La gente no entiende cómo una máquina de 30 toneladas es capaz de flotar en el aire. Potencia diagnósticos preexistentes claustrofobia, ataques de pánico".
Así como el acto de volar encierra una razón que le escapa a la lógica colectiva, viajar en auto es harto conocido. Aunque su peligrosidad, atendible en función al rigor de la estadísticas fatales, pareciera quedar relegada en detrimento de su utilidad y familiaridad: "Lo que hacemos es una negación funcional de su amenaza. Cuando la gente viaja en avión se aleja mucho del hogar, de lo conocido, se dirige a un espacio que no es controlable. En el aire se vive como una dimensión oceánica incapaz de que sea absorbido mentalmente", analizó Plá, fundador y titular de Poder Volar.
En relación a la ineludible comparación entre las probabilidades trágicas de viajar en avión o en auto, el licenciado Modesto Alonso, psicoterapeuta especialista en psicología aeronáutica y factores humanos, consideró que "la aviación comercial es el sistema de transporte más seguro del mundo, sin embargo hay gente con temor a volar que se anima a manejar toda la noche en la ruta".
De las 136 víctimas fatales de 2015 en accidentes aéreos confrontan con el registro trágico en autos: según la ONG Luchemos por la vida mueren por año en Argentina 7.400 personas por accidentes viales. Según ecuaciones de probabilidades, es más probable morir asesinado por un compañero de trabajo -9 en un millón- que fallecer en por viajar en avión -1 en 14 millones-. Sin embargo, un estudio realizado por Müller-Orstein y Baumeister, Especialistas en Psiquiatría y Psicoterapia, de Munich, develó que una de cada tres personas padece algún tipo de ansiedad cuando emprende un viaje en avión.
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