Una mujer de 29 años -que vive en el condado de Morris, en Nueva Jersey, EEUU, fue diagnosticada hace más de una década de anorexia nerviosa. Hoy pesa 31 kilos y rechaza todo tipo de alimentación forzosa.
Se encuentra internada desde el 2014 en una institución psiquiátrica donde recibe tratamiento específico, ahora le presentó una solicitud ante el tribunal para poder "vivir libremente".
En primera instancia, el Estado se opuso a su pedido y la fiscalía determinó que no se encuentra en condiciones de tomar ningun tipo de decisión con respecto a su salud, a raíz de su depresión crónica. De esta manera, le ordenaron ser alimentada por medio de una sonda nasográtrica y recibir tratamiento experimental para tratar su depresión.
Por otra parte, la Justicia de los EEUU alegó que la anorexia nerviosa no es considerada una enfermedad terminal. Sin embargo, el juez de la Corte Superior, Paul Armstrong, que tomó el caso, validó la decisión extrema de la mujer de 29 años, de no ser alimentada por la fuerza. Argumentando que ella explicando que ella estaba orientada y que comprendió completamente el proceso legal en el que estaba involucrada por lo que se consideró una persona consciente.
A su vez, argumentó que la paciente se encuentra en tratamiento desde hace más de una década y que "el pronóstico de recuperación no es favorable". Además, alegó que "esta decisión fue tomada con un claro entendimiento de que la muerte era o podría ser el resultado posible", dijo el juez.
Ahora se espera para saber si el Estado apelará a la sentencia.
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