Una dependencia privada, baño con ducha, cama, sala de reuniones. Mauricio Macri gozará de estas utilidades y confort una vez que se efectivice la compra del nuevo avión presidencial. La polémica por la jubilación del Tango 01 y las controversias por el millonario gasto en la adquisición de una nueva aeronave derivó en que el Gobierno adopte una postura inédita: le encomendará la operación a un organismo internacional dependiente de las Naciones Unidas.
La Organización de Aviación Civil Internacional –OACI– ya entabló contacto con las autoridades nacionales para evaluar el proceso de compra de un nuevo avión presidencial. El organismo, con sede en Montreal, Canadá, es un ente abocado a estudiar el tráfico, fomentar la seguridad aérea, garantizar la imparcialidad de los Estados contratantes y evitar el despilfarro de recursos económicos, entre otros menesteres. La OACI proporciona un espacio de regulación y transparencia al que el Gobierno argentino convoca en procura de una operación de compra libre de especulaciones. Aún sin conformaciones, el organismo de consulta aerocomercial ya trabaja en el avión de protocolo del Presidente.
Una de las primeras medidas de Macri fue licenciar el Tango 01, un Boeing 757-200 de 1992 con más de 11 mil horas de vuelo que demandaba para su adaptación una inversión de 20 millones de dólares, un desembolso exagerado para un avión antiguo en franco deterioro. Actualmente, el jefe de Estado vuela en aviones de línea o servicios alquilados. Para satisfacer los requerimientos que deberá tener el nuevo avión presidencial, los expertos vaticinan un gasto cercano a los 50 millones de dólares. Según consigna el informe de La Nación, la aeronave presidencial sería un Boeing Business Jet (BBJ), una adaptación para convertir en jets privados a los aviones comerciales del fabricante estadounidense.
La necesidad de desprenderse el mítico Tango 01 obedece a la evolución en términos de tecnología y autonomía de las nuevas aeronaves. El viejo servicio de traslado aéreo ofrecía 7.222 kilómetros de vuelo con una carga completa -más uso de combustible significa mayores costos- y por su tamaño no podía operar en algunas estaciones aéreas del interior del país. La OACI ya recibió la autorización del Gobierno nacional para buscar aeronaves más eficientes, más operativas y que monten tecnología moderna.
La compra de una aeronave sin uso implicaría una inversión mayor y una demora de fabricación mayor al año y medio. El avión presidencial contará con las comodidades que suelen disponer los jets de los mandatarios mundiales. Una dependencia privada, dormitorio, baño con ducha y espacios para albergar reuniones.
En paralelo a esta operación, otra flota presidencial volverá a remontar vuelo: el Gobierno decidió suspender la venta del Tango 04 para repararlo, modernizarlo, devolverle funciones oficiales y volverlo operativo. La Secretaría General de Presidencia, a cargo de Fernando de Andreis, determinó esta resolución en relación a que el 04 es también un Boeing, algo que optimizaría la capacitación y los cursos de los pilotos, además de priorizar la relación comercial con la compañía y facilitar paquetes de repuestos.
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