Sin duda para Agustina Macri este sábado no fue un día cualquiera. Además de conocer "mano a mano" al Papa Francisco en el marco de una audiencia privada con su padre, el presidente Mauricio Macri, fue el mismo día que por primera vez decidió pararse frente al mundo y dar un paso firme hacia la vida pública. Una decisión que una vez que se tomó es difícil volverla hacia atrás.
La foto oficial del encuentro en pleno Vaticano junto al Sumo Pontífice significó un verdadero retrato de época: una familia ensamblada como tantas otras. El padre (Macri), con su tercera esposa (Juliana Awada), con la hija mayor de su primer matrimonio (Valentina), la única hija de ambos (Antonia) y también Agustina, la primogénita del padre de su primer matrimonio.
Así es, Agustina hoy de 35 años es la mayor de tres hermanos -Gimena y Francisco- fruto del primer matrimonio del presidente Mauricio Macri con Ivonne Bordeu y que hasta hoy -los tres- han hecho del perfil bajo y de la no exposición pública a lo largo de los hitos en la vida pública de su padre (empresario – político – presidente) un verdadero estilo de vida.
Hoy Agustina decidió cambiar su destino y se animó a mostrarse en público y no sólo a acompañar a su padre a una audiencia de trascendencia mundial con el Papa Francisco; sino a tener luz propia.
Una chica bien y sensible
Agustina Macri hizo la secundaria en el Northlands School, un colegio mixto y bilingüe, con carga horaria y exigencia académica como todo colegio de excelencia.
Se caracterizó por ser una joven introvertida y sin duda, de los tres hijos que Mauricio Macri tuvo con Ivonne Bordeu, Agustina al ser la primogénita fue la que más sufrió la separación de sus padres, que ocurrió cuando ella tenía 9 ó 10 años.
Allegados en esos tiempos al matrimonio Macri – Bordeu recordaron a Infobae: "Mauricio se casó muy joven e Ivonne ya estaba embarazada de Agustina. Fue difícil para él luego recuperar el tiempo perdido que le había "robado" su matrimonio. Y Agustina al ser la mayor fue siempre una testigo alerta de los desencuentros de sus padres primero y de la separación y el divorcio después".
Será por eso que la relación entre Agustina y su padre hasta entrada su adultez fue siempre conflictiva.
Una pasión precursora
Sin embargo durante su niñez y adolescencia "Agus" como la llamaban en el colegio se destacó por jugar muy bien al fútbol femenino. Algo que para la época la convirtió en una joven de avanzada, una verdadera precursora. Fue una jugadora habilidosa y entrenaba de manera muy comprometida.
Ni bien terminó la secundaria en el Northlands se interesó y llegó a estudiar varias materias de la carrera de sociología en la UBA.
Además de las humanísticas, el arte fue algo que siempre se respiró en su casa. Incluso su madre Ivonne fue una dilecta y consecuente alumna de teatro varios años en los talleres del actor Julio Chávez.
Otra vez cine
Así apareció el cine en su vida y que pudo con ella. Dejó sociología para dedicarse a estudiar cinematografía. Viajó a Europa para estudiar creación de documentales y luego volvió a Buenos Aires con Macri ya electo jefe de Gobierno.
En 2008 realizó un documental en el marco de los 100 años del Teatro Colón. Todo el deterioro que evidenció el film sirvió mucho para empujar las obras en el emblemático edificio que marcarían uno de los hitos de la gestión de su padre.
La hija primogénita de Macri trabajó con los directores argentinos Daniel Burman y José Luis Marqués, quien dirigió Fuckland, un polémico film grabado clandestinamente en las Islas Malvinas. Agustina hoy a los 35 espera ansiosa y trabaja duro para el año que viene estrenar su ópera prima.
Habla de su profunda sensibilidad el personaje que eligió para adentrarse en su primera película: la historia de María Soledad Rosas; basada en el libro Amor y anarquía, de Martín Caparrós. La joven Rosas de 23 años de familia acomodada en un viaje por Italia, se sumó a una agrupación de okupas. La joven fue detenida junto a su novio y un tercer compañero y, mientras cumplía arresto domiciliario, se suicidó.
Para Agustina, tal vez estar detrás de la cámara y de la lente la hizo perder el miedo a los flashes y comprendió que el posicionamiento de su padre Mauricio como presidente también puede ser un buen empujón para sus películas.