Padrinos de alumnos, el programa de becas para erradicar la deserción escolar

Fonbec es una iniciativa que premia a los estudiantes de bajos recursos para evitar el abandono escolar. Bettina Bulgheroni visitó la sede de Córdoba para conocer de cerca cómo se gestó el “puente” entre los alumnos y sus padrinos educacionales

El fondo de becas funciona con dos actores principales: becarios y mediadores (iStock)

La inspiración nació desde el mismo sentido de la solidaridad. La historia la contó Facundo Gayaroa, fundador de la campaña. Café mediante con un amigo médico, éste le comentó sus ganas por volver a hacer lo "mejor que hizo en su vida": educar a una familia carenciada. El resultado -la evolución en la calidad de vida de ese grupo familiar- lo invitó, primero a su amigo y después a él, a repetir la epopeya. Aunque esta vez con toda una estructura que lo respalde.

El primer caso se remite a 1999. Facundo, profesor de catequesis en un barrio de Villa Martínez, advirtió que una compañera estaba por dejar la carrera por problemas económicos. Para remediar esa falta, esa ausencia, recordó el espíritu solidario de su amigo. Y tejió un puente entre alumno y padrino: ayuda monetaria hasta la graduación. Un billete de cien pesos, de un desconocido a otro, y el sentido de esa obra de bien fue la que cimentó las bases de la Fundación Fonbec: fondo de becas.

Su misión es becar a estudiantes destacados de bajos recursos, premiando así su esfuerzo, sacrificio y tesón. Funciona con el criterio de un "puente" que conecta dos realidades: alumnos de alto rendimiento académico y voluntad de formación que precisen un aporte económico para no abandonar la actividad y personas o empresas ávidas por estimular, alentar y respaldar de modo directo su regularidad educativa, a través de un sistema de padrinazgo.

Fonbec tiene sede en Córdoba y filiales en las provincias más pobladas del país

Desde 1999, a partir de un modo espontáneo, creció de manera exponencial. Desde la provincia de Córdoba hacia cada rincón del país. Hoy cuenta con filiales en las provincias de Santa Fé, Buenos Aires, San Juan, Jujuy, Catamarca, Mendoza, Misiones y Tucumán; y a más de 1400 becados (600 corresponden a estudiantes de Córdoba). Fonbec se caracteriza por su fuerte voluntariado: sólo el 8% de los recursos humanos de la Fundación es rentado.

El programa se sustenta en el valor de los voluntarios, llamados "mediadores". Ellos realizan relevamientos de campo por escuelas y barrios de bajos recursos para encontrar estudiantes que reúnan tres requisitos: altas calificaciones, problemas económicos y compromiso académico. Una vez elegido al estudiante como becario, se determina quién será su madrina o padrino, aquel que aportará una suma mensual para costear los gastos de su educación. La Fundación concede una estructura confiable para que la beca llegue a los apadrinados, quienes suelen recurrir a cartas de agradecimiento para devolver la gratificación. Fonbec, a la vez, incentiva la comunicación entre ambos para reforzar el vínculo y la esencia de la propuesta: transformar la realidad.

Los becarios responden con cartas de agradecimiento a sus padrinos

La intención más genuina es ayudar: ayudar a que los jóvenes no abandonen los estudios, se formen, se inserten en el mercado laboral y crezcan como ciudadanos inclusivos, agradecidos. Alejandro Patel, ex becado y actual padrino, recorrió el ciclo que valida la utilidad del programa. Una cadena infinita, una serie de conductas hilvanadas que se retroalimentan. "Es importante ayudar a los jóvenes para que estudien, aprendan y se esfuercen para cumplir su sueño, su meta, y nunca bajar los brazos", aconsejó. Palabras autorizadas.

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