Exclusivo Joshua Bell: "La adrenalina de tocar en vivo es como tirarse de un avión"

El mejor violinista del mundo deslumbró en un Teatro Colón colmado junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. En diálogo con Infobae, explicó por qué la música clásica sigue siendo relevante y qué siente cuando está frente al público

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Joshua Bell recibió su primer violín a los cuatro años de edad (Phil Knott)
Joshua Bell recibió su primer violín a los cuatro años de edad (Phil Knott)

Joshua Bell no cree que sea un genio. Para él, ese título se lo merecen los compositores cuyas piezas él mantiene vivas con el desliz de un arco sobre cuerdas. Fue un niño prodigio, eso no lo puede negar ni él. Recibió su primer violín a los cuatro años de edad, cuando sus padres vieron en su curiosidad infantil algo más que un entusiasmo pasajero. A los 12 años comenzó a estudiar bajo la tutela de Josef Gingold en la Universidad de Indiana, y a los 14 realizó su debut profesional en la Orquesta de Filadelfia con el gran Ricardo Muti. A los 17 llegó al escenario del Carnegie Hall. Hoy tiene 48 años, y es considerado de manera unánime como uno de los violinistas más virtuosos de estos tiempos.

Arribó a Buenos Aires el jueves 1 de septiembre por la mañana, un día antes de la gran función programada en el Teatro Colón junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, con la conducción del maestro Roberto Minczuk. Pasó por el hotel, dejó sus cosas, y fue directo a ensayar. En la sala del segundo subsuelo del Colón saca de su estuche, sin ningún tipo de veneración, su Gibson ex Huberman, un violín exquisito hecho a mano en el 1713 por el propio Antonio Stradivari. Pagó por su instrumento -que, por cierto, encierra una historia tumultuosa, y fue robado dos veces a propietarios anteriores- USD 3,5 millones.

El ensayo finalizó a las 13 en punto, y, antes de irse para el hotel a sacarse de encima el jet lag, se sentó con Infobae, entre redobles de platillos y los últimos acordes de chelos, a dialogar sobre su carrera, sus pasiones y la importancia y relevancia de la música clásica en el siglo XXI.

Es considerado uno de los mejores violinistas del mundo, y tocó en el Teatro Colón numerosas veces (Chris Lee)
Es considerado uno de los mejores violinistas del mundo, y tocó en el Teatro Colón numerosas veces (Chris Lee)

-Ya tocaste varias veces en Buenos Aires. ¿Qué es lo que más disfrutás de tocar acá?

-Siempre me gustó venir a Buenos Aires. Por supuesto que el Teatro Colón es muy especial: tiene una atmósfera única, por la acústica y porque la audiencia es siempre increíble. Los músicos han sido muy amables conmigo, muy simpáticos y cálidos. Siempre cuando me preguntan sobre los mejores teatros en el mundo menciono al Carnegie Hall y al Teatro Colón.

Ver a Joshua Bell tocar en vivo es una experiencia. Vive la música con todo el cuerpo. Interview Magazine una vez escribió que su técnica les demuestra a los seres humanos que vale la pena estar vivos. Bell no escucha demasiada música en su tiempo de ocio. Para él es una experiencia tan intensa para que simplemente suene de fondo, como para pasar el rato. Reconoce escuchar quizás un poco de jazz, bastante de Ella Fitzgerald cuando está en su casa, o Génesis -la era de Peter Gabriel-. Reside en Gramercy Park, Nueva York y le encanta viajar por el mundo en sus tours como solista y colaborar con diferentes orquestas. Sacó más de 40 álbumes, la mayoría bajo el sello discográfico de Sony Classical.

(Arnaldo Colombaroli)
(Arnaldo Colombaroli)

-En esta etapa de tu carrera, ¿todavía sentís ansiedad antes de subirte al escenario?

-Sí, definitivamente (risas). Y me pongo peor con la edad. Pero la verdad es que está bueno, es importante sentir esa adrenalina. Es la misma adrenalina que uno siente al tirarse de un avión pero sin el peligro. No te vas a matar, pero igual sentís esa adrenalina que corre por tus venas.

-¿Qué sentís cuando tocás el violín?

-Cuando toco el violín… La mayoría de las veces es tocar música increíble compuesta por genios, como Beethoven. Básicamente mi vida está llena de conexiones con esta gente grandiosa que vivió en esta tierra. Así que creo que tengo el mejor trabajo del mundo y me siento muy afortunado. La música te hace sentir vivo, porque estás rodeado de cosas magníficas. Además tengo un violín hecho por un genio, Stradivarius. También ayuda la interacción con un público. Son grandes sensaciones.

-¿Hay otras actividades que realices que emulen esas sensaciones?

-Bueno, tengo muchos hobbies que me encantan. Me gusta el deporte. Juego basketball, tenis. Miro mucho fútbol americano, ese es mi hobbie principal (se ríe). Y disfruto mucho de las cosas que me den adrenalina: competencias, montañas rusas, juegos, de todo.

-Tocás el violín desde muy pequeño, ¿nunca se te pasó por la cabeza hacer otra cosa?

-Cuando era chico no tenía expectativas. Era muy joven y me dejé llevar por el violín. Y sin darme cuenta ya estaba ganando dinero. Me compré mi primer auto yo mismo cuando tenía 16 años, sin ninguna ayuda de mis padres, así que no se me ocurrió nunca hacer otra cosa. Y siempre fue lo que más me gustó hacer y lo que más amé. Supongo que si tuviera más de una vida habría muchas otras cosas que me gustaría hacer. Me encantaría ir a la universidad y estudiar algo relacionado con la ciencia. Pero definitivamente tendría que ser en otra vida, porque en ésta no tendría tiempo.

-Además de tocar el violín, también conducís un orquesta, ¿cuál es el nivel de dificultad de llevar a cabo ambas tareas a la vez? 

-Es muy difícil. Es muy desafiante pero funciona muy bien con la orquesta con la que estoy, la Academy of St. Martin in the Fields. Ya se acostumbraron a ser conducidos de esta manera y son fantásticos. Es muy emocionante para mí realizar este répertoire de sinfonías de esta manera. Es algo muy nuevo para mí y por eso apasiona. Pero es un trabajo muy duro y se requiere mucha energía.

A Bell le encanta trabajar con jóvenes y niños porque sólo tocan instrumentos por el amor al arte (Alain Barker)
A Bell le encanta trabajar con jóvenes y niños porque sólo tocan instrumentos por el amor al arte (Alain Barker)

-Mencionaste en entrevistas anteriores que te encanta trabajar con gente joven. ¿Qué es lo que los diferencia de los músicos más veteranos?

-Me gusta pensar que quizás, de alguna manera, logro generar un impacto en alguien que recién está comenzando a desarrollarse como músico, e influenciarlo. Cuando yo era muy joven tenía un maestro, Josef Gingold, quien fue una gran influencia en mí, así que me gusta mucho estar ahora del otro lado. Además la gente joven me inspira: su energía; todavía no son cínicos, tocan porque aman la música. Porque, desafortunadamente en esta profesión, muchas veces se convierte en un negocio o un trabajo, y la música es un estilo de vida. Si lográs que se convierta en una manera de ganar dinero, genial, pero ésa no debería ser la razón para la que uno se dedique a la música.

-La figura de un mentor entonces es para vos algo muy importante en la vida de un músico.

-Exacto, es la forma en la que uno aprende en serio a hacer e interpretar música. No es algo estrictamente formal, muchas veces uno aprende de varias personas y no de una sola. De aquellos de los que se inspira. Y la única manera de aprender es tocar, y tocar con gente con más experiencia.

-Estuviste hace poco en el show de TV Mozart in the Jungle, protagonizado por Gael García Bernal y que muestra de manera cómica y satírica el backstage del ambiente de la música clásica. ¿Crees que este tipo de contenidos es una forma efectiva para atraer a un público joven?

-Sí, hace poco filmé escenas para la tercera temporada. Creo que a través de la televisión y del cine -y con un contenido televisivo de ese calibre-, se mantiene a la música clásica activa en la cultura popular. Se demuestra así que no es algo exclusivo para pocas personas. Es genial que se popularice de esa manera.

Su Gibson Stradivarius está valuado en USD 3,5 millones (Phil Knott)
Su Gibson Stradivarius está valuado en USD 3,5 millones (Phil Knott)

Bell está más que familiarizado con la pantalla, grande y chica. Sus créditos en imdb incluyen un rango amplio de apariciones, en general como sí mismo, como en "The Red Violin", la película de 1998 cuyo soundtrack -que contaba con el violín de Bell- ganó un Oscar a Mejor Banda Sonora Dramática Original. Fue nominado a los Premios de la Academia por la canción "Before My Time", compuesta por él e interpretada por Scarlett Johansson para el documental "Chasing ice".

Por sobre todas las cosas, Bell quiere desmitificar esa imagen que todos tienen de la música clásica: quiere abrir el juego: "Hay un prejuicio de que la música clásica es conservadora y formal, y lo único conservador y formal es la manera en la que los medios suelen mostrarla. Un estereotipo. En los programas de TV siempre se ve a la mujer que arrastra al marido a ver una ópera o un concierto, y él se queda dormido, o le interesa más ver un partido de fútbol en el celular. Esto es lo que ve todo el tiempo y me enoja mucho. Pero yo no soy un pesimista. La música clásica siempre va a estar. Lo único que tenemos que hacer es lograr que la música clásica siga siendo relevante".

Con esas últimas palabras se despide, toma su violín y entra a un auto. Solos: él y su Stradivarius.

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