El sexismo aún tiene sus repeticiones en el siglo XXI. Pese a que la mujer consolidó cada vez más su lugar en el mundo moderno, las esquirlas de la desigualdad de género, a través de publicidades, promociones y escenas de la dinámica socio-política todavía persisten en la opinión pública.
En los últimos días, los usuarios de las redes sociales se hicieron eco de una invitación de un boliche uruguayo llamado INK, el cual alentaba a las chicas a vestirse con minifalda a cambio de ingreso libre y tragos gratis. Ante la indignación generalizada en la red, el complejo de Villa De Las Piedras, Canelones, elevó la apuesta de su publicación y apeló a respuestas desafiantes e inapropiadas contra sus críticos, especialmente del género femenino.
Incluso, debido a la viralización del caso, el local homónimo argentino debió emitir un comunicado a través de su cuenta oficial de Facebook, en el que repudia toda acción similar. Pero el tema ya había vuelto a la agenda social.
"Las cosas están cambiando por presión de la sociedad civil. Aunque aún hoy haya compañías de autos, de bebidas alcohólicas, marcas de artículos de limpieza que todavía creen que la mujer cosificada sea una buena forma de hacer marketing y vender productos, soy optimista porque veo algunos cambios", recalcó Ingrid Beck, periodista e integrante del colectivo #NiUnaMenos. En diálogo con Infobae, valoró el despertar actual de un sentimiento de lucha por la integridad del género: "Hoy hay más ojos puestos, hay una sociedad más despierta y celosa que no dejará pasar ciertas actitudes. Es el comienzo de una transformación cultural que llevará muchos años de proceso".
La trato a las mujeres como objeto y la significación del género son conceptos álgidos en esa coyuntura social. La promoción del boliche uruguayo, que data de fines de marzo de este año, invitó así rememorar ese paradigma expresado mediante publicidades sexistas. Marcas prestigiosas, multinacionales, no quedaron exentas de ese proceso de "cosificación", en el que a ellas se las trata como mercancías, destinadas a las responsabilidades domésticas o como esposas abnegadas.
Un video viral de la cuenta #WomenNotObjects (Mujeres, no objetos), publicado en enero, realizó su particular denuncia con un anuncio en el que se enumeran casos de sexismo publicitario, con el ejercicio de instalar el problema sobra la mesa. La idea fue poner el llamado de atención sobre algunos paradigmas ya arraigados en una sociedad machista de consumo.
Con fina ironía, el producto expuso a la luz ese mensaje subliminal detrás de esas mujeres seductoras, voluptuosas, desmpampanantes. El resultado fue revelador.
"¿Te gusta lo que ves? Yo soy tu madre, tu hija, tu hermana, tu amiga, tu colega, tu jefa, tu CEO… no me hables más así", rezó el final de su documento.
"Esta lucha hay que continuarla día a día y ante cada detalle que aparezca en una revista, en la televisión o en una red social. A las mujeres nos costó mucho llegar a donde llegamos a lo largo de la historia, pero la lucha por la igualdad tiene que continuar", agregó Beck.