Elegancia, acento francés y un novedoso estilo informal brindan su sello. El restaurante es La Bourgogne de Buenos Aires. Se ubica en el Alvear Palace Hotel, en pleno barrio de Recoleta, sinónimo de lujo y buen gusto porteños. Su entrada requiere código de vestimenta y su ambiente cálido y refinado es condimentado por la eximia cocina de su grand chef, Jean Paul Bondoux.
El célebre artista culinario arribó a la ciudad en 1993 e inauguró lo que con el tiempo se corroboraría como uno de los puntos gastronómicos más elitistas del país. Su sueño inicial era poder repetir el éxito de su restaurante en Punta del Este, inaugurado 10 años antes, y su resultado superó las expectativas: se consolidó como uno de los principales establecimientos de gastronomía de alta gama de Buenos Aires y hasta dio pie a La Boutique de Jean Paul, donde el especialista deleita a sus comensales con panes, patés y una fina pâtisserie.
El espíritu galo es el oxígeno que respira el restaurante porteño. Los clásicos culinarios de élite sobresalen entre sus propuestas con sabores que trascienden hasta alcanzar un grado de sofisticación absoluta. La Bourgogne resulta un espacio ideal para organizar almuerzos de trabajo, encuentros con amigos y celebraciones de todo tipo.
Respecto a la decoración, se eligió una cuidadosa paleta de colores en donde el predominio del color rojo, blanco y gris genera espacios elegantes, de apariencia muy moderna y atractiva. A su vez, las texturas y los contrastes en el diseño reflejan un perfecto equilibrio en el ambiente, más acogedor, cálido y confortable.
Lo más cautivante son sus originales pisos de mármol de Carrara color blanco con vetas grises, que datan de 1932, que fueron redescubiertos y restaurados y le otorgan al salón una impronta de pureza, claridad y mayor iluminación.
Durante el 2015, el propio Bondoux comandó un cuidado proceso de remodelación del salón y rescató los valores tradicionales del lugar. Se removió la carpeta beige del suelo y se apeló a un nuevo mobiliario, representado en sillas y sofás rojos art déco y una mantelería de formato corto que permite ver las patas de las mesas, de bronce y roble.
Un verdadero imán para los comensales es el vistoso grill y ròtissoire, que aporta un efecto teatral y escenográfico al lugar. Además, en el bar se dispusieron dos sectores privados revestidos con madera de roble patinados en color blanco: la Table de Jean Paul y la Table del Sommelier, para 6 a 10 comensales.
La cocina cuenta con técnicas francesas, desarrolladas por un equipo de jóvenes profesionales que privilegian la excelencia y la calidad del producto. Como si fuera poco, el sitio cuenta con un lugar único para disfrutar de exquisitos vinos seleccionados por un experto sommelier. Con temperatura controlada, esta sala de degustación, guarda una fina selección de las más de 650 etiquetas de todo el mundo.
La legendaria cava de vinos de La Bourgogne es propicia para organizar reuniones corporativas o privadas de hasta 40 personas. Allí pueden realizarse desde degustaciones y cenas hasta eventos con show en vivo, con la exclusiva cocina de Bondoux.
Los clientes más curiosos pueden deambular entre los mostradores relucientes y las estanterías de fresno blanco que rebosan de productos dulces y salados. También pueden compartir un pétit dejeuner o exquisitos sándwiches.
Con el sello personal que lo caracteriza, el reconocido chef desplegó todo su arte e inspiración para crear una carta fresca y sofisticada que incluye las preferencias de sus habitués -como pâtisserie, tartes sucrées, plats froids, salads y plats chauds– e innovadoras opciones de su universo culinario.
Lujo, glamour, elegancia y un nuevo estilo más informal, acompañados de la mejor gastronomía posible en la ciudad de Buenos Aires. La Bourgogne promete una experiencia clásica única e inolvidable en pleno barrio de Recoleta.