Flor de la V: "El secreto de la vida es transformar el 'no' en un 'sí'"

Su historia de vida evidenció que se puede triunfar y ser fiel a los sueños con sólo proponérselo. Nació hombre, pero desde muy chica se sintió mujer. Hoy es actriz e integra el podio de las divas argentinas. Una charla íntima, en la que recorrió su infancia, su vida transgénero, la maternidad y su nuevo proyecto como diseñadora de moda. Retrato de una mujer que todo lo puede

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Flor de la V luce
Flor de la V luce siempre impecable. Aquí con su make artist favorita, Regina Kuligovsky

Uno de sus primeros recuerdos tienen el tac-tac de una máquina de coser de fondo, que se funde con una luz mortecina de agosto que ingresa por el ventanal. Ella está apoyada sobre el armazón de hierro de una vieja Singer, que su madre, Sabina, utiliza para coser y bordar y, ayudar así, a la frágil economía familiar. No es casualidad que aquella remembranza, haya permanecido en su memoria. Un desafío al tiempo, un rechazo al olvido. Porque hay allí, en esa escena minimalista, un retazo de su historia que volverá con el tiempo a recuperar su lugar: el amor por los suyos, la dedicación al trabajo, la pasión por autosuperarse y la creación.

Nació en Lomas de Zamora, en el sur del Gran Buenos Aires, en el seno de una familia trabajadora, en una ambiente donde lo lúdico era parte de la esencia hogareña, pero en la que también existía una cultura, lógica, sobre lo que un niño podía hacer y lo que no. Aquellas tardes de contraluz junto a Sabina se acabaron pronto, recibió el primer gran golpe de su vida, cuando el tac-tac cesó, sin aviso, sin tiempo.

"Ahí comenzó mi historia y fue el inicio de mi personalidad. Siento que mi madre siempre fue como un el eslabón perdido de mi historia, la he ido buscando a lo largo de mi vida, miro hacia atrás y creo que esta mujer en la que me transformé tiene que ver con eso. Mi infancia fue muy feliz, el humor me salvó de muchas cosas fuertes", explicó.

"El primer lugar donde sentí que estaba cerca de ella fue con la máquina de coser. Dicen que en la panza, el bebé se nutre de todo lo que hace la madre, como escuchar música… Y ella era modista y ese traqueteo de la máquina de coser yo lo sentía. A los 6 años enhebre esa máquina sin saber y cosí por primera vez".

Fueron tiempos difíciles, donde la inocencia de los juegos caseros, con disfraces e interpretación de personajes, comenzaron a causar conflictos en la salita de jardín. Se despertaba a una realidad que la iba a perseguir por años y que también les iba a forjar el carácter.

La actriz supo reconstruirse una
La actriz supo reconstruirse una y otra vez

"Me acuerdo de juegos en mi casa. Me gustaba vestirme de mujer, ahí estaba permitido pasarla bien. Existía esa cosa lúdica de divertirme, pero ya en el jardín a la maestra me llamaba la atención. Entonces, le dijo a mi papá lo que hacía y me dijeron que no lo podía hacer más. Fue el primer choque. Fue la primera vez que me dijeron que lo que hacía estaba mal".

Otra vez el destino la colocaba en una de esas situaciones bisagra, de las que marcan un antes y un después: "Las cosas se pusieron duras. Fue uno de los momentos más difíciles de mi vida, en el sentido de cómo un chico de esa edad podía resolver una situación que no comprendía del todo…porque a los cinco, uno no entiende las razones. Te dicen 'no podés hacer eso y no te explican porqué', te dicen 'eso esta mal' y entendía que la mejor forma de hacerlo era a escondidas y armarme un microclima de juego donde yo podía hacer lo que quería en mi intimidad".

“Es como que tarde o temprano crecés de golpe. Lo seguí haciendo, sin perder la alegría, aprendí a convivir con eso”
La última Diva del show
La última Diva del show business argentino se ganó su espacio a fuerza de talento y trabajo

Luego llegó el tiempo de la primaria, donde también se sintió "diferente", pero donde terminó de discernir que "lo importante es tener personalidad para poder pasar ese tipo de cosas". El "momento del destape fue en la secundaria", reveló la protagonista. Sin imaginar entonces que en la actualidad se iba a convertir en la figura pública que acapara las páginas de cientos de revistas y miles de horas de televisión.

La sociedad tampoco le presentaba un panorama sencillo, ya que "no estaba bien visto ser transgénero. Las noticias que se veían mostraban un mundo malo, turbio, y no era la vida que yo quería seguir".

-¿Cómo fue esa primera vez que te vestiste de mujer?

Un día surgió la posibilidad de vestirme de mujer, tenía que ver con esta cosa interna, una necesidad. La adolescencia me marcó que estaba en el medio de algo. Ese día, con amigas, me vestí por primera vez. Y ese día comprendí de verdad que era lo que yo quería para mi vida. Ese día sentí una verdadera felicidad. Me había encontrado. Desde los 15 a los 17 el hábito crecía cada vez más. Mi familia tenía muchos prejuicios, pero sentí que si no me aceptaban, no me veían nunca más. En ese sentido fui egoísta, yo pensé en mí.

Comencé a creer en mi camino, a entender que depende de uno ser lo que uno quiere ser

El nuevo desafío fue inmenso. No solo se trataba de un cambio de apariencia, sino de uno de mentalidad: "Es difícil cambiar de género de la noche a la mañana. Es un proceso en el que cambia estructuralmente tu cabeza".

Su carisma fue esencial para
Su carisma fue esencial para ganarse el amor del público

"El comienzo es cuando vos te querés poner todo, pollera, tacos, pintarte, porque crees que es por ahí, pero pasan los años y te das cuenta que una mujer no tiene que estar así las 24 horas, todos los días. La feminidad pasa por otro lado".

La maternidad

Para Flor de la V no hay retos imposibles. Su historia le dio el background, la fortaleció y la convirtió en una luchadora de la vida, más allá de la cuestión de género.

"A mí me decían 'así no vas a conseguir nada en la vida'. No entendía, pero tenía que ver con mi sexualidad. Si lo hubiera creído…"

-¿Cómo fue la decisión de tener hijos?

Cuando en la vida conseguí todo lo que había soñado: DNI, cabeza en calle corrientes, casarme. Llega un momento en que uno se da cuenta que necesita más, hay un vacío. Creía que nunca iba a ser madre y con los años fue una pregunta que comencé a hacerme. Y no podía pasar por esta vida sin pasarla. Esta maravillosa experiencia que estoy viviendo es lo más hermoso y más difícil que me pasó. Criar dos hijos, todo ese sacrificio no importa, la recompensa se quintuplica gracias el amor que uno recibe, en los peores momentos del día siempre están ellos ahí.

La capocómica se convirtió en
La capocómica se convirtió en una verdadera trendsetter de la moda femenina

-¿Cómo te imaginás a Paul e Isabella dentro de unos años?

"Isabella es muy perfeccionista, estamos trabajando en casa por el tema de la frustración. Necesita que todo sea perfecto y yo le digo que no es así la vida, que no tiene que angustiarse. Pierde momentos de disfrute por eso. Le encanta pintar, tiene facilidad para eso. Están muy nutridos, charlamos mucho. Uno los va formando. Después de la merienda hacemos tareas didácticas, y ¡ya aprendieron a escribir su nombre en sala de 4! Para mi son como Einstein. A su vez, Paul es metódico pero con otras cosas, treparse, los deportes. Yo quiero que disfruten lo que hacen, quiero que hagan lo que les guste".

Una nueva etapa: diseñadora

Otros de los momentos que marcaron a la actriz fue la muerte de diseñador de alta costura, Jorge Ibáñez.

"Fue una decisión muy difícil, para ser honesta. Muy complicada para mí. Mi mamá era modista y yo a la moda la tenía muy relacionada con Jorge. Él era mi amigo del alma, mi hermano y la persona en que yo depositaba todo. Me hizo los vestidos más hermosos que tuve en mi vida. Él siempre me decía: '¿cuándo vas a sacar tu marca?'. Le respondía: 'no sé, algún día'. Pero era algo que tenía resuelto con él. Cuando se fue, sentí un vacío muy fuerte, no solo en el corazón sino en ese contexto también".

"Me paso algo este verano en Carlos Paz: quería un vestido para el 31 de diciembre. Faltaba un día y tenía uno, pero sentía que no era el que yo quería. Entonces me fui a una sedería y elegí uno espléndido. En otro local, compré unas cadenas. Me hice el vestido blanco con cadenas, ¡quedó divino! Todos me preguntaba de dónde era el vestido. Lo use para la fiesta de la tapa de Gente en la ciudad cordobesa".

Bosquejo a mano alzada de
Bosquejo a mano alzada de la colección que está preparando para fin de año

"Después de eso me hice cinco vestidos más, no los use aún. Entendí que es algo que podría hacer. Entonces, seguí investigando y empecé a fantasear con la idea. Hoy es un proyecto mucho más firme y espero poder llegar a fin de año con la colección. Las mujeres se sienten identificadas conmigo, lo tengo en mi ADN. Este vestido que tengo puesto lo hice yo. Va a haber cosas muy lindas, me cansé de ver a todas vestidas igual. Estoy muy embalada, muy concentrada, con el registro del nombre. Muy metida y enfocada, otra vez aparece el 'sí, se puede' en mi vida. No sé si me irá bien o mal, sé que tengo ganas, la energía puesta acá, tengo mucho para dar así que voy para adelante".

Como siempre, la actriz, capocómica, la diva, la madre y, ahora diseñadora, busca ir más allá, pero siempre sin renunciar a su esencia, a su historia, a su deseo inapagable de alcanzar aquellos que los demás le dijeron que está prohibido, porque, a fin de cuentas, su historia es de superación constante y, para eso, se necesita mucho más que el talento, también debe estar la persistencia, el trabajo arduo, y de eso, Florencia De la V tiene de sobra.

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