A 390 kilómetros de la gran París, la ciudad de Lyon no sólo es célebre por sus restaurantes medievales y por haber visto nacer a Antoine de Saint-Exupéry y los hermanos Lumière , sino también por su cocina, sus restaurantes y chefs.
Pasajes medievales, imponentes catedrales y una magnífica ciudad vieja, son algunos de los atractivos más famosos de Lyon. Sin embargo, a 390 kilómetros de París, la ciudad francesa no sólo es famosa por haber visto nacer a personajes como Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, o los hermanos Auguste y Louis Lumiere, creadores del cine, sino por su gran patrimonio culinario.
Su ciudadano más famoso, el chef Paul Bocuse, los restaurantes típicos lioneses, sus platos y hasta un vino propio, son algunos de los motivos que convierten a la ciudad francesa en una capital gastronómica mundial.
Paul Bocuse, ciudadano ilustre
El chef es una de las figuras más célebres de Lyon y es considerado el padre de la nouvelle cousine o cocina moderna. Esta nueva ola propuso la creación de platos más livianos, simples y elegantes, con el foco puesto en la presentación, en pos de estimular los cinco sentidos. Distinguido con la Legión de Honor y galardonado con tres estrellas Michelin, el cocinero de 90 años se involucró en la creación de los menúes y dio lugar al surgimiento de los platos de autor.
Restaurante L'Auberge du Pont de Collonges
Más allá de que la huella y el legado de Bocuse pueden verse en miles de establecimientos en el mundo, su restaurante es una visita obligada en Lyon. L'Auberge du Pont de Collonges tiene desde 1965 el máximo galardón que un restaurante puede alcanzar: tres estrellas Michelin, y se disfruta con todos los sentidos, de principio a fin.
Con un servicio clásico y mozos atentos a cada paso del comensal, la cena puede arrancar con una Carne de Pato, Foie Gras y Pistachos, con una presentación minimalista, el sabor fuerte del pato contrasta con el dulce que lo acompaña. Para seguir, un Filete de ternera Rossini, salsa Périgueux, carne que se deshace en la boca, pero jugosa, con hígado de pato y emulsión a base de trufas, sabores contundentes pero equilibrados.
Para limpiar el paladar, hay una exclusiva selección de quesos, entre los que se puede probar Roquefort (el verdadero), Saint Marcelin o Brie, entre otros. Luego, de destacan la Isla Flotante, las Frutillas al Beaujolais, la Creme Brulé, tartas de fruta, bombones y macarons.
Platos locales y para todos los gustos
Como una de las sedes de la gastronomía mundial, Lyon tiene sus propios códigos culinarios y creaciones. La ensalada lionesa es un clásico a pesar de su simpleza: lechuga, cebolla, panceta y huevo poché, con un aderezo a base de mostaza de Dijón.
Las sabodets, salchichas de seso, son otro plato obligado, con sabor fuerte y textura gomosa pueden resultar algo extraños para el paladar, pero bien valen la pena. Las quenelles son uno de los caballitos de batalla de la ciudad, se trata de una masa de harina y pescado a la que se le da forma con dos cucharas, algo así como un ñoqui gigante, acompañado con salsa. A la hora del postre, no hay que irse sin probar el queso Saint Marcellin o la tarta praliné, elaborada con crema y almendras tostadas, su tono rojo engaña, ya que se trata de un simple colorante, y no de fruta.
Bouchons: rico, barato y abundante
Los bouchons son establecimientos gastronómicos similares a los bodegones porteños, en los que se sirven platos típicos, preparados de manera casera. Generalmente tienen menúes fijos que rondan entre los 12 y los 18 euros e incluyen entrada, principal y postre.
Son el lugar por excelencia para probar los platos en el punto anterior mencionados. No cualquier restaurante de comida lionesa puede ser llamado bouchon, ya que, se trata de lugares certificados. Así que, por más que en la vidriera diga "bouchon", si no tiene el sello de autenticidad, no lo es.
Un brindis con el auténtico vino Beaujolais
De uva tinta, el Beaujolais se realizá en la región homónima, situada a pocos kilómetros de Lyon, donde es muy popular. Como ocurre en Argentina con el Malbec, hay para todos los gustos y bolsillos. De sabor fresco, una de sus particularidades es que se lanza a la venta a las pocas semanas de su cosecha. Es muy utilizado para hacer platos con huevos, carne o frutillas al vino.
Sede del mundial de cocina
El concurso Bocuse D'Or se realiza cada dos años en la ciudad francesa desde 1983. Una de sus particularidades es que los chefs cocinan todos los platos en vivo. Como no podía ser de otra manera, el trofeo es una estatua del célebre cocinero que le da nombre a la competencia, Paul Bocuse.
Paseo por los mercados
Para un almuerzo relajado, una buena opción es pasear por las ferias y los mercados y comprar comida para llevar y hacer un pic nic a orillas del Ródano. Los mercados ofrecen platos franceses como el Coq a vin o el Boeuf bourguignon, vinos regionales y los típicos creps con crema de avellanas.