Ricky Gervais despliega todo su humor negro e ironía en esta historia narrada en seis episodios de 30 minutos. El actor británico, al que conocimos por su papel en la serie The Office y por la conducción en varias oportunidades de los Golden Globes, se anima a contar la vida de Tony, un hombre de 50 años que acaba de enviudar.
Tony se levanta de la cama, come las sobras de su heladera y se dirige a su trabajo en el diario local de un pueblito inglés. Allí tiene como jefe a su cuñado, que intentará animarlo ante la depresión profunda que atraviesa por la muerte de su mujer.
Pero no todo es drama en After life. Gervais se las ingenia para hacer reír al público incluso en momentos en los que debería llorar. El humor negro y la ironía son sus armas de supervivencia ante la tristeza de su corazón.
El padre de Tony se encuentra en un geriátrico. Él siempre le pregunta por su esposa. Los diálogos que entablan resultan de lo más interesante de esta comedia que intenta desdramatizar la pérdida del ser amado.
Un capítulo aparte lo juegan los compañeros del periódico. La serie posee personajes secundarios que asombran y generan distensión en un clima de amargura.
Uno de los momentos en los que se puede ver más conectado a Tony es cuando está en su casa mirando videos de su mujer en la computadora, en donde ella le aconseja cómo continuar con su vida luego de su partida. Una especie de guía que Tony necesita para poder levantarse de su cama, bañarse, salir a trabajar y, lo más importante de todo, seguir viviendo.
También cuando se lo ve, muy sensible y triste, en el cementerio. Allí encuentra a una mujer que también perdió al hombre de su vida y visita su tumba casi a diario. Y a su lado tendrá la empatía que no logra hallar en su vida diaria.
Ricky Gervais no solo protagoniza After Life sino que la escribió y dirigió, de esta manera logra imprime su sello indiscutido. Las críticas fueron en su mayoría favorables, y él mismo se encargó de difundirlas.
La serie propone un viaje hacia la sanación, a continuar luego de la crisis y el duelo que provoca la muerte de alguien amado. Atraviesa todas las etapas, e intenta mostrarnos cómo se puede salir a flote. Los espectadores somos eso, meramente. Nos invitan a ver un recorte de un momento doloroso a través del humor. Se llora, se ríe, se reflexiona.
Todo eso provoca After life en un poquito menos de media hora.
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