Resulta casi inevitable que vinculemos el narcotráfico y a sus capos con países latinoamericanos. Los ejemplos son infinitos. Y por eso resulta tan atractiva la serie Fariña, ambientada en los años 80 en Galicia, España.
La historia de Fariña -modo local de denominar a la cocaína- se basa en un caso real que comienza por lo que en verdad sería el final: la captura de los señores de la droga, que se centraban en los puertos de las ciudades costeras de la región para el tráfico de estupefacientes.
Javier Rey -algunos lo reconocen por su actuación en Velvet, como Mateo– interpreta a Sito Miñanco, un pescador que se inicia el tráfico de tabaco y de pronto se vincula con los narcos. La historia de Sito es como la de tantos otros trabajadores frustrados que encuentran una salida económica a sus problemas al vincularse con hombres poderosos que terminan de la peor manera.
El apogeo y el ocaso van de la mano en la historia de estos hombres con oficios paupérrimos, en una economía gallega que no les daba muchas oportunidades. El vínculo con América Latina no tarda en aparecer. También la investigación por parte del juez Baltazar Garzón, a quien se lo ve ya desde el primer episodio.
Fariña cuenta con la producción de Bambú, responsable de grandes éxitos de época como Gran Hotel, Velvet, Tiempos de guerra o Las chicas del cable. Acá se arriesgan con una problemática diferente a la que acostumbran abordar, y le encuentran la vuelta a la historia. Logran salir airosos de la comparación con Narcos o El Patrón del Mal, y recrean un ambiente distinto con el consumo y el tráfico de fondo.
La serie está basada en el libro del periodista español Nacho Carretero, nacido en La Coruña, Galicia. El libro estuvo prohibido una semana después de su publicación por orden de una jueza que consideraba que vulneraba el derecho de honor al exalcalde de El Grove, Alfredo Bea Gondar.
La serie está disponible en Netflix y cuenta con 10 episodios, que abarcan desde 1981 hasta 1990.
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