Junto a su marido, Julián De La Mora, Virginia maneja una empresa de flores. Todo parece funcionar a la perfección: ella, su esposo y sus hijos conforman una familia de clase acomodada que vive con muchas apariencias. Y Virginia es la líder matriarcal.
Pero en un punto todo se desvanece, justo cuando la amante de Julián "aparece" de una forma muy particular. Se descubren entonces varios secretos, entre ellos una hija extramatrimonial, y todos los integrantes de esa familia idílica deciden sacar sus verdades a la luz.
Pero en La Casa de las Flores todo se hace en tono de comedia, con muchas situaciones absurdas y recursos que por momentos parecen emular al mejor estilo Almodóvar. A pesar de que la serie se basa en Virginia, el personaje de Verónica Castro, se tratan muchos temas que incluyen al resto del elenco, como el cambio de sexo, que llamó mucha la atención de la comunidad transexual.
Esta actriz tan adorada en toda Latinoamérica por sus papeles en las telenovelas ochentosas como Los ricos también lloran, El derecho de nacer o Rosa salvaje, donde interpretaba a mujeres inocentes y educadas, incursiona aquí en otra faceta. En La Casa de las Flores es la encargada de decir malas palabras y fumar marihuana para atravesar con tranquilidad las situaciones dramáticas que la aquejan.
Dirigida por Manolo Caro, esta serie tiene tintes de telenovela, pero deja al descubierto la doble moral y los secretos que están al borde del bochorno, sin dejar de lado el humor -por momentos, negro- y las situaciones dramáticas.
La Casa de las Flores es una propuesta diferente en el marco de las últimas producciones mexicanas que tuvieron una gran acogida en nuestro país, como El Chapo o Luis Miguel, la serie. Desde este viernes 10, ya está disponible en Netflix.
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