"Quiero proponerte un negocio: un atraco singular", le dice un desconocido a nuestra protagonista: la joven bonita que viene de un robo frustrado, donde un guardia asesinó a su novio. Y que ahora se debate entre la prisión y el paso a la clandestinidad. Así las cosas… ¿por qué la eligió? ¿Por qué ella? "Estoy buscando gente que no tenga nada que perder". Eso sí, habrá mucho por ganar: 2.400 millones de euros a dividir entre nueve delincuentes. A veces la única salida es la mejor salida.
¿Cuál es el plan? Robar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en Madrid, allí donde se fabrica el dinero. El atraco es tan singular como, a priori, perfecto: despistar a la policía una y mil veces, no matar ni herir a ningún agente, ganarse la complicidad de los rehenes y convertirse en héroes nacionales. Sucede que no van a robar ni un solo euro. Y entonces, ¡¿de dónde salen los 2.400 millones?! Los fabricarán, uno por uno.
Sin embargo, las cosas podrían fallar por una única razón. ¿La codicia? No, no se trata de una miseria humana. En La Casa de Papel todo puede echarse a perder por el amor. O la pasión. Y nadie le escapa a eso.
Estrenada en mayo en Antena 3 y con un elenco coral encabezado por Úrsula Corberó (conocida en Argentina por ser la novia de El Chino Darín), Álvaro Monte e Itziar Ituño, los 15 capítulos de esta ficción española con calidad cinematografía se encuentran disponibles en Netflix. Y a diferencia de otras ficciones que parecen ser como los buenos vinos (hay que dejarlas añejar, que corra el tiempo y los capítulos hasta que se vuelvan interesantes), en La Casa de Papel la historia engancha desde los primeros minutos. Tiene una explicación: en este atraco -más que en ningún otro- el tiempo es clave.
Poseedor de una mente brillante, es El Profesor (Monte) quien recluta a la joven bonita (Corberó) y al resto de la banda, a quienes durante cinco meses prepara para el robo con una serie de premisas claras. "No os conocéis, y pretendo que siga siendo así", les advierte. "No quiero nada de nombres", por lo que cada uno de ellos será llamado como una ciudad. "Y por supuesto, (nada de) relaciones personales". Aquí, el Talón de Aquiles que no previó. Porque hasta él mismo se enamorará. Y nada menos que de Raquel Murillo (Ituño), la agente de policía que negocia con los secuestradores.
En este thriller el nivel actoral es elevado, quizás porque a diferencia de muchas ficciones nacionales (¡malditas comparaciones!) ninguna actriz llega solo por ser una cara bonita o protagonizar un escándalo mediático, ni hay actor que haya conseguido su papel por mérito exclusivo de su aspecto. Y resulta tentador identificarse con alguno de los personajes: desde el maquiavélico Berlín al torpe pero adorable Helsinki, o hasta Don Arturo, el rehén que los desafiará una y mil veces. Así, cada uno con un estilo particular y un pasado denso, irán protagonizando su propia historia dentro de una trama que pronto se bifurcará.
Será Tokio quien narre la historia. Y se merece un capítulo aparte. O Corberó, más bien. Nacida en Barcelona hace 28 años, la nuera de Ricardo Darín interpreta a una delincuente corajuda y a la vez caprichosa. Es la chica mala, la indomable, que sin embargo se enamora de Río (Miguel Herrán), un chico doce años menor, rompiendo así la premisa fundamental de El Profesor. Úrsula protagonizará fuertes escenas de sexo que, aunque parece la excusa fácil de cualquier director, tienen su razón de ser en el argumento.
Tras su gran éxito en España, La Casa de Papel aguarda el estreno de su segunda temporada. Porque además de billetes, aquí se fabricó una gran serie. Capítulo a capítulo.
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