En estos días, participar de Game of Thrones es considerado un lujo actoral. Pero en 2011, cuando la serie comenzó, todo resultaba un misterio. La mayoría de los actores y actrices de la serie de George R.R. Martin eran poco conocidos para los espectadores o contaban con papeles menores en su haber.
Es el caso del personaje de Cersei Lannister. Interpretado por casi magistralmente por Lena Headey, en un principio fue ofrecido ofrecido a la estrella de los Expedientes X, Gillian Anderson. Ella también se dio el lujo de rechazar una participación en la muy british Dowton Abbey.
"Mi hija de 18 años no puede creer que rechacé formar parte de Game of Thrones o Downton, dos series que le encanta ver", contó la actriz inglesa en una entrevista de 2013, tiempos en que protagonizaba The Fall. Y al fin, fue Lena Headey quien se calzó el traje de la villana Cersei. Venía de protagonizar 300, siendo la esposa del Rey Leónidas (Gerard Butler).
El personaje del salvaje Mance Ryder le fue ofrecido a nuestro recordado actor de la obra maestra The Wire: Dominic West. En 2012 se negó por lo que implicaba irse a Reijavik a filma durante seis meses. "Tengo cuatro hijos y no me puedo alejar tanto", afirmó la figura de The Affair. Finalmente el papel fue interpretado por Ciaran Hinds, el actor irlandés que hizo de Julio César en la serie Roma.
Pero tal vez el caso más vistoso sea el de Jennifer Ehle, quien grabó el piloto de Game of Thrones siendo Catlyn Stark. Pero cuando el episodio fue rechazado por HBO, y debieron rehacerlo. Fue entonces cuando decidieron cambiar de actriz, y Michelle Fairley quedó al mando de la familia Stark.
También le ofrecieron roles a Sam Heughan (Outlander): audicionó siete veces y no quedó en ninguno.