(Video: El Tigre Verón, El Trece)
El Tigre (Julio Chavez) está cada vez más cerca de descubrir quién es el traidor dentro de su círculo de confianza. Si bien todos los indicios señalan a Sandro como el responsable de la fuga de información, Verón siente que hay algunos cabos sueltos. Recordemos que en el capítulo anterior, su cuñado El Tano asesinó al asesor financiero del sindicalista.
La "desaparición voluntaria" de su otrora hombre de negocios le genera cierta incertidumbre. Cree que El Chaqueño Morán (Manuel Callau), su acérrimo enemigo en el mundo patronal, está involucrado en este hecho y en el asesinato de Juando (Esteban Masturini).
Por su parte, la fiscal Raimundi (Muriel Santa Ana) detiene al Cheti (Nicolás García Hume) por tenencia y distribución de estupefacientes, además de estar acusado de abuso sexual hacia Estefanía (Ailín Salas), la hija de Marina (Andrea Pietra).
Los laderos de Miguel temen que el joven se quiebre y confiese los negocios turbios dentro de la UTCA. Este hecho supondrá, además, un punto de inflexión en la relación entre El Tigre y Fabito (Marco Antonio Caponi).
"Se terminó, te suelto la mano. Con mis actividades, mis cosas y con mi familia no te metes más. Hasta que no estés curado, te quiero lejos", le expresa Miguel Verón a Fabito. Mientras tanto, Justina (Sofía Castiglione) le revelará a El Tano (Diego Cremonesi) que está embarazada. "Vas a ser papá", le confiesa.
El hijo mayor de Verón no soportará que su padre le haya soltado la mano y buscará ejecutar un "acto heroico" para demostrarle su completa fidelidad. Irá en busca de El Chaqueño para hacer justicia por mano propia y vengar la muerte de su hermano. Lo balea a sangre fría, hasta que su padre llega al lugar del hecho e impide el disparo final.
El Tigre Verón consta de doce episodios y se realizó íntegramente en locaciones exteriores, en distintos puntos de la Capital, como Mataderos y también se grabaron escenas en la provincia de Buenos Aires.
Miguel Verón es un experimentado sindicalista, al frente de la UTCA (Unión de Trabajadores de la Carne), un gremio fuerte que ha consolidado su personería gracias a la capacidad de negociación de su líder. Pero lo suyo no es el diálogo ni la conciliación. Todo es presión, imposición y obligación. Su sindicato es terreno de pujas internas por parte de adversarios que ansían quedarse con su puesto de poder.
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