(ATENCIÓN: ESTA NOTA CONTIENE SPOILERS) Llegó el final de la serie que ya hizo historia. Todas las apuestas y las teorías que se pensaron durante tantos años encontraron su desenlace luego de ocho temporadas. Tal vez no era el esperado. Pero seguramente ninguno haya sido el deseado.
En todo juego debe haber un ganador y por supuesto muchos perdedores. El premio mayor en esta serie era el trono, el poder mayor, el dueño del destino de los Siete Reinos.
Sin los Lannister en el frente (los hermanos Jaime y Cersei habían muerto aplastados durante la destrucción de King's Landing) y con Tyrion como único sobreviviente de la familia, el Trono de Hierro se disputaba entre las familias Targaryen y Stark. Y Jon Snow, que compartía linaje de ambas familias. Pero Jon nos hizo saber siempre que él no anhelaba el Trono y, si de algo se jactó siempre el bastardo, fue de cumplir sus promesas. Pero todo se desvaneció el capítulo anterior al final cuando Daenerys, su Danny, arrasó con Kings' Landing, sobrevolando la ciudad sobre su dragón.
Entendimos que ya nada sería igual. Que a Daenerys Targaryen no se lo podían justificar estas muertes (deberíamos preguntarnos por qué algunas de ellas la justificamos). Ya no más. Y Jon Snow no encontró ningún argumento válido para defenderla. Y decidió matarla, la engañó y la asesinó ante la mirada de los espectadores que no esperaban que el verdugo de Daenerys fuera su amado, el bueno de Jon Snow. Y minutos después el último dragón vivo de Daenerys, decide quemar el trono de hierro por el que tanto había luchado su madre. Ya nadie se sentaría allí si Daenerys estaba muerta.
Y si Game of Thrones había comenzado con la muerte del jefe de la familia Stark, no podía tener otro final. El heredero natural, hijo varón de Ned Stark, debería ocupar el trono. Y ese era el pequeño Bran Stark, el sabio de la familia, el dueño de la memoria de los pueblos, el que quedó roto por la lujuria y maldad de los Lannister, el perseguido por los muertos, el que nunca mató ni fue a una guerra.
Lejos quedarían la violencia y las batallas. Y el hombre más pacífico de la historia de este juego de tronos era quien se llevaría el premio mayor: Bran Stark.
¿Era el nombre que algunos pensaban? ¿Es capaz de de rearmar el nuevo mundo y romper la rueda como rezaba Daenerys Targaryen? ¿Quién sino?
Las chicas Stark, Sansa y Arya, llevaban la parte más sanguínea y violenta del clan y de eso ya habíamos visto mucho. Bran es el hombre calmo que se necesitaba para estos tiempos modernos de Game of Thrones.
"Nada más poderoso que una buena historia", dijo Tyrion mientras estaba prisionero, encadenado y proponía a Bran Stark como el rey de los Siete Reinos. Y la de Bran es una de ellas. Tal vez no es una tan espectacular y con tantos giros como la del resto, pero fue el niño que creció de repente después de haber sido arrojado desde una torre.
Ni Sansa la estratega, ni Jon el valiente, ni Arya la vengativa tendrían la fortaleza para tomar decisiones en este momento de encontrar la paz. Solo un hombre que no tiene prisa ni piernas para correr. Y quien mejor que Tyrion, al que burlaron por ser enano, para que lo propusiera como legítimo heredero. Porque ambos sufrieron la discriminación. Porque no fueron la primera opción en sus familias. Porque ambos supieron sobrevivir sin usar un arma. Pero sí tuvieron una: su inteligencia y templanza.
Y llegarán los detractores de este final de Juego de Tronos. Estarán quienes se hayan sentido defraudados y aquellos que hayan sentido que este era el final apropiado. Ya ningún análisis podrá cambiar esta historia.
Jon Snow como líder de los salvajes y Arya aventurera mientras Sansa lidera y reina el Norte, Tyrion como eterno Mano del Rey Bran. Así las cosas para este final que se escribe de esta manera. Se hizo con sangre, traiciones, asesinatos, incestos, desengaños, ambición, misericordia y falta de ella.
La paz esté con nosotros y ya no vamos a necesitar ningún nuevo giro inesperado. La final se jugó en campo de batalla. Vimos ganadores y perdedores. Vencedores y sometidos. Y un trono incendiado que a partir de ahora será elegido por unos pocos.
Le decimos adiós a la serie que cambió la historia de la televisión para siempre. Y esperamos que alguien pueda albergar los corazones rotos de cada uno de los seguidores fieles de Game of Thrones que deberán afrontar el resto de los domingos de sus vidas sin más juegos de tronos.
The watch has ended.
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