(Video: Telefe, "PH, Podemos Hablar")
Luciano Cáceres contó una historia que emocionó hasta las lágrimas a varios de los famosos que visitaron la mesa de PH, Podemos Hablar, el sábado pasado. El actor relató la experiencia espiritual que lo unió con su madre durante sus últimos días de vida y contó qué le dijo al despedirla.
"Creo en el Universo y en los ángeles. Básicamente, por una experiencia que viví", aseguró, y comenzó con la historia.
Según su relato, su madre tuvo cáncer siete años y en el último decidió abandonar los tratamientos tradicionales para abocarse a terapias alternativas y el reiki. "Fue su mejor año. Estaba fuerte, con pelo, en peso, comía… Pero cae en coma. Obviamente me enojé porque no hizo todos los tratamientos".
"Llamé a la mina con la que hacía reiki y estaba de vacaciones. 'Tenés que aprender a soltar' me dijo. Pero ¿cómo aprender a soltar? Si mi vieja dejó todo por el tratamiento con sus manos mágicas… No lo entendía", siguió.
Su madre salió del coma y a partir de ese momento Cáceres empezó a entablar una relación cercana con ella. Como nunca antes había ocurrido. "Ella no podía hablar. Era un vínculo sin palabras pero yo era el único que podía entender lo que ella decía, aunque no la escuchara. No sé cómo explicarlo. Me venían todos a preguntar a mí qué necesitaba mi vieja", contó.
"Ella después volvió a caer en coma y cuando salió fue un mes de mucha agonía. Cuando entré a su habitación mi vieja estaba así (hace un gesto con su mano como si estuviese agarrando algo). Me dijo que era su ángel. Dijo que era una señora de 50 años, muy alta, muy blanca y que se llamaba Mo. No entendía de qué se trataba", indicó, al tiempo que remarcó que durante esos días ella estaba "muy relajada y feliz".
Siempre según su testimonio, su madre le dijo que necesitaba alguien que hiciera reiki. A través de un amigo en común encontró a una persona, pero que recién podía presentarse una semana más tarde. "En el medio volvió a caer en coma. Yo dormía en el hospital y pensaba: 'De esta no sale, ya se va'. El sábado fui a buscar a esa mina de reiki. La hice pasar a la habitación pero al minuto salió y me dijo: 'Yo no puedo hacer nada, lo tenés que hacer vos'".
Y concluyó su historia: "Entonces pasé y me hizo hacer algo que no sabía qué era (mostró unos movimientos con sus manos). Mi vieja no se movía hace cuatro días, pero le pasé las manos y movió las piernas, movió los brazos… Abrió los ojos… Fue toda una experiencia. Ahí le dije: 'Agarrate tu ángel, nos hiciste muy felices'. Y se fue".
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