Le tocó interpretar la última etapa en la vida del ídolo, la que fue de los 44 a los 64 años. Un papel que, según él mismo confesó, podría ser tranquilamente su último rol y él ya estaría tranquilo de haberlo realizado.
Por eso, se entiende la profunda emoción que Antonio Grimau experimentó al subir al escenario del Gran Rex, el mismo de aquella inolvidable seguidilla de 40 conciertos.
"Vos me dijiste, éste tranquilamente podría ser mi último papel como actor y yo ya estaría tranquilo de que lo hice", le preguntó el Chino Leunis.
"Sí, lo dije y lo reafirmo. Y fue algo que no premedité, realmente surgió espontáneamente. Es tan importante para mí, un compromiso tan enorme, y un privilegio inmenso personificar a alguien que quise tanto y… (se le hace un nudo en la garganta) Perdón", expresó, sin poder contener las lágrimas.
"Nunca se tiene que pedir perdón cuando una lágrima viene", intentó calmarlo Leunis.
"Tantas veces me dije no te quiebres y acá estoy, quebrado", se sinceró el reconocido actor.
"Bienvenido el quiebre", le dijo el conductor.
"Es un sueño que me regaló esta profesión que jamás hubiera imaginado, ni en mis mejores fantasías. De modo que interpretarlo, y que la gente le haya dado un sí tan inmenso a esta realización es magnífico", confesó, antes de que la emoción le ganara nuevamente.
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