30 noches con mi ex pone a Adrián Suar ante uno de los desafíos más importantes de su carrera. En la película que se estrena el 11 de agosto será El Turbo, quien vuelve a convivir con La Loba (Pilar Gamboa), luego de años de estar separados. Ella viene de una larga internación psiquiátrica y la recomendación médica es que pasen un mes juntos, abriendo la puerta a una cotidianeidad desopilante y a que afloren algunas cuestiones no resueltas del pasado. Hasta allí se trata de un terreno apacible para el actor, con un probado recorrido en comedias de este tipo. Pero al mismo tiempo, es su debut como director, una tarea que asume con los nervios de toda primera vez y con la gimnasia que fue adquiriendo en una vida ligada al mundo del espectáculo: “Queremos que el público se ría y se emocione. Si logramos eso, la película será un éxito”, dice Suar, contando las horas para el estreno.
Su personificación de El Turbo es también una excusa para conocer similitudes y diferencias con este presente de Adrián, a sus 54 años. Su situación sentimental y su rol como padre y como ex. Su éxito arrollador en el Teatro Nacional con Inmaduros, la obra que protagoniza con Diego Peretti, y el nuevo escenario de la industria audiovisual que lo interpela minuto a minuto en su rol de gerente de programación de ElTrece: el nuevo programa de Marcelo Tinelli, la inminente vuelta de Mirtha Legrand y la segunda temporada de ATAV. Y la tristeza con dejo de esperanza que le provoca la situación de la Argentina: “Me gustaría tener un país un poco más previsible para mis hijos”.
—¿Cómo la pasaste cómo director?
—Muy bien, me encantó. Es una experiencia nueva, que en algún punto ya venía haciendo hace años como productor atrás de cámara y todo lo que más o menos la gente puede imaginar de mi rol allí. Es muy sanador para mí estar en un set, y más en el doble rol de director y como actor.
—¿Fue fácil dirigirte a vos mismo?
—Tenía gente atrás con la que habíamos pactado ciertas cosas. Igualmente, cuando veía la escena ya me daba cuenta si estaba bien, mal o regular, que de hecho es algo que siempre me pasa, más allá que quien me dirija. Tengo un sentido común.
—No quiero spoilear mucho, pero hay un momento desopilante en el auto, en el que tienen que salir de una situación con la policía y te transformás. ¿Esa escena salió rápido o hubo varias?
—Hubo varias en ensayo, pero la que quedó fue la primera toma.
—Y vos sabías que estaba bien.
—Sí, porque me di cuenta que se rieron todos.
—En la trama volvés a abordar la salud mental, una temática que está presente en tu carrera.
—Hace rato que vengo incursionando, investigando desde la ficción con esos temas. Ya lo hice en Vulnerables en el año 96.
—Locas de amor.
—Locas de amor, Tiempos compulsivos. Trátame bien algo de eso contaba. Y algunos otros personajes que he interpretado en algunos unitarios o novelas. Es algo que me interesa, que me invita a curiosear con respecto a las patologías, a lo que es la salud mental. Y sobre todo dar un claro mensaje, que me sucedió también en Locas de amor, aquel unitario de Polka con tres actrices hermosas, Julieta Díaz, Leticia Brédice y Soledad Villamil, con Diego Peretti, el psiquiatra, en el que esas tres chicas también iban a una casa de intermedios para insertarse en la sociedad. Y acá lo que sucede es que para el tránsito entre la externación el personaje de Pilar Gamboa a tener una vida normal...
—Tiene que pasar 30 días con ustedes.
—Sí, la psiquiatra se lo recomienda. Le está dando un empuje, una contención, la calidez de la familia, y ahí viene la comedia, que está entremezclada con algo que todavía no está resuelto entre ellos dos.
—Sin llegar a este extremo, ¿si una ex tuya necesita ayuda estás?
—Sí, obvio.
—Bien. Y acá se dan situaciones desopilantes en estos 30 días que viven juntos, en los que aparece la contradicción. Por momentos te saca de quicio y por otros te da mucha ternura. Y dentro de la comedia plantea la importancia de poder mirar al otro. ¿Te sale fácil?
—Sí, es un ejercicio que hago habitualmente.
—Hay una charla entre ellos que tiene que ver con cuánto tiempo viene de ocuparse Turbo de su hija. ¿Cómo sos vos como papá?
—Soy un papá presente. Y espero ser un padre que deja una marca positiva, porque podés estar presente, pero dejar una marca negativa. Soy cariñoso con mis hijos. Estoy muy atento a lo que les sucede. Trato de acompañarlos. Trato de darles libertad para que también empiecen a tener autonomía, sobre todo Tomás (Kirzner) que es más grande. Margarita, aunque es más chica, ya tiene la personalidad y decide lo que empieza a decidir y en ese sentido tanto Gri (Griselda Siciliani) como yo acompañamos muy bien lo que expresa, lo que desea, lo que quiere. Y estamos ahí para que tenga dos padres que la formen.
—Margarita es más chica que Tomás así que me imagino que requiere más vínculo con Griselda del que tenés que tener con Araceli González, porque Tomás ya tiene otra independencia.
—Sí, exacto.
—¿Y cómo funciona esa dupla de padres?
—Fantásticamente bien, porque Gri es una madre todo terreno. Es 10 sobre 10. Es muy fácil la crianza de Margarita con una madre como Gri. Si bien estamos los dos, ella es la punta de la pirámide.
—¿Y la ves con hambre de esto a Margui también? Tomás ya vino para este lado.
—Vamos a ver. Ahora le gusta mucho lo artístico, bailar, cantar. Baila todo el día, es una crack total. Y después veremos. Ella tiene mucha personalidad, mucha autonomía. Y en principio lo que expresa va en busca de eso lo que quiere.
—Turbo está metido dentro del mundo de las finanzas. ¿Vos cómo te llevas con ese universo? ¿Entendés? ¿Invertís?
—Normal.
—¿Con el universo cripto?
—No. Cero. Fui aprendiendo, pero no es algo que tenga facilidad como otros amigos que conozco. Una vez invertí y gané, después perdí. Pero debe funcionar, no sé.
—Tu mundo es el creativo.
—Sí, ahí me siento más cómodo. Más lindo. Más gratificante. Te llena más el alma. El otro también, pero hay gente que naturalmente le sale y es genuino, ves la facilidad que tiene, para poner, para sacar, para defender el dinero.
Producida por Patagonik, 30 noches con mi ex se rodó entre octubre y noviembre de 2021, ya saliendo de la etapa más dura de la pandemia y en un terreno más fértil para empezar a reconstruir el mundo del espectáculo. Con el estreno a la vuelta de la esquina, Suar vuelve a sentir ese cosquilleo previo, tan lindo como indescriptible. “Es hermoso. Es un desafío, con la ilusión y el nervio de saber si la gente irá o no irá”, dice, antes de analizar esta era particular de la industria audiovisual.
—En este momento es complejo estrenar en el cine.
—Pero va a empezar a andar, va a convivir con algunas películas que se estrenarán en plataformas. Me parece que después de la pandemia la gente empezó a volver al cine y a plantearse esa convivencia: seis o siete semanas en cartel y después iremos a la plataforma, o no. Se verá. Estrenamos nosotros, después creo que estrena otra película de Marcos Carnevale con Florencia Peña y Diego Peretti (Más respeto que soy tu madre), después en septiembre estrena Ricardo Darín con 1985, la película de Santiago Mitre. Empieza a haber de nuevo volumen de cine argentino.
—Sí, y también empezamos a acomodarnos todos a este esquema para la ficción en el que trabajan juntos el canal con la productora y con la plataforma. Aparecen nuevas posibilidades, porque de lo contrario, es muy difícil.
—Gracias a Dios empieza a abrirse un multiple choice de posibilidades como nos pasa a nosotros con Disney, con Star+, que estrenamos el primer capítulo de Santa Evita en la pantalla de El Trece.
—Le fue muy bien al primer capítulo de Santa Evita.
—Muy bien. Y es un producto hermoso. Y seguiremos haciendo cosas con Star+ y seguramente con otras plataformas. Yo creo que ninguna mata a la otra, sino se van a sinergizar entre todas.
—¿Cómo está la pantalla hoy?
—Mejor. Recuperándose de a poco. Venimos de El Hotel de los Famosos, que nos fue muy bien. Se metió en la sociedad, generó mucho debate en redes. Y ahora Marcelo Tinelli con un programa nuevo que, por lo que escucho y por lo que veo, a la gente le gusta. Sintió el nuevo desafío que le tocó a Marcelo de hacer algo distinto a lo que él venía haciendo, y le gusta.
—Cuando charlamos con Marcelo por el lanzamiento nos dijo que él sabe que tiene que estar en dos dígitos de rating, y que si no tiene que dejar ese horario porque la pantalla hoy necesita eso. ¿Es así?
—Sí, es así. Pero él está bien.
—Me sorprendió: estamos tan acostumbrados a un Tinelli sí o sí en la pantalla y en su horario…
—Es que va a estar él. Tampoco es tan así, tan riguroso. Lo que seguramente él habrá querido decir es que la televisión abierta necesita de programas que funcionen y él juega bien, entiende muy bien el negocio de la televisión. Me imagino que se habrá referido a eso Marcelo. Como lo entiendo yo cuando pongo un programa propio y a veces no funciona. Pero en este caso la gente creo que tiene programa para rato con Canta Conmigo Ahora.
—¿El Hotel va a volver?
—Sí, estamos hablando con Diego Guebel, que es el productor, y creo que vuelve. Todavía no sé.
—¿Mirtha?
—Vuelve, vuelve.
—Bueno, muy bien. ¿Estás contento con eso?
—Sí, obvio. La adoro a Mirtha, quiero que esté en la pantalla.
—¿Vuelve solo Mirtha o vuelve Juana?
—No, vuelve Juana también, los domingos al mediodía. Y los sábados a la noche va Mirtha.
—¿Tenés idea de cuándo?
—Si Dios quiere puede ser la primera semana de septiembre.
—Ah, ya, muy prontito. ¿La tele te sigue generando la misma adrenalina?
—Sí.
—¿Cómo estás con la productora?
—Muy bien. Haciendo ATAV segunda temporada. Está muy bien. Esperando que funcione como funcionó la temporada uno.
—Qué alta dejó la vara ATAV con la temporada uno. Siempre pensé que no hubo Martín Fierro ese año por la pandemia, pero se iba a llevar absolutamente todo ATAV.
—Sí, se lo merecía: para mí el de oro era para ATAV. Voy por la revancha con esta. El laburo fue muy bueno, con personajes divinos, la historia muy bien escrita, bien dirigida. ATAV 2 está a la altura.
—¿Cuándo va a tener aire?
—No sé. Puede ser septiembre. Puede ser enero. No lo sé.
—¿Estás noviando, estás soltero?
—Soltero.
—¿Y cómo la estás pasando?
—Bien, hoy no tengo necesidad porque no me ha aparecido. La necesidad en cuanto aparece algo que vos decís: “Huy, me apareció el amor”.
—¿Dónde está hoy la conquista? ¿En las redes sociales, en una aplicación, en gente que se presenta?
—Soy cero aplicación.
—En Tinder no te van a encontrar.
—No. No tengo nada, no me gusta.
—No te creerían que sos vos...
—No sé, no sé si tanto. Podría, pero no me gusta.
—¿Redes sociales?
—Sí, tengo, pero no más que mirar. Yo siento que me funciona más lo que me pasa, lo que veo. Creo que en este sentido la vida se encarga, así me ha pasado.
—¿Cómo te impacta lo que está pasando en Argentina?
—Y... como muchos argentinos, me da tristeza, bronca. La inflación, el desorden. El no tener un acuerdo entre oficialismo, oposición. A mí me gusta mucho Argentina. Creo mucho en la Argentina. Un país con potencial humano, que tiene mucha riqueza en muchos aspectos que otros países no tienen: minerales, el campo, Vaca Muerta. Y no somos tantos, no somos 200 millones. ¿Cómo puede ser que no haya políticas de Estado que acordemos entre el oficialismo y la oposición que vayan alternando para hacerle más fácil la vida a la gente? Y en el medio siempre el que está de turno hace algún negocio con el Estado. Siempre.
—Y siempre, sea quien sea el que está, es culpa del anterior.
—Sí. Siempre hay algo adolescente.
—¿Cómo papá qué te pasa con eso? Porque uno piensa en el país que les está dejando a sus hijos. Sabiendo que estamos hablando desde un lugar de privilegio, de haber podido pasar bien la pandemia, con trabajo. Pero como papá, ¿qué te genera?
—Yo tengo fe porque Argentina siempre levanta y después vuelve a caer, y levanta un poco dos años y se acomodó, la gente está un poco más tranquila. Me gustaría tener un país un poco más previsible para mis hijos porque me gustaría que sigan viviendo acá. Yo no soy de los que creen que lo mejor está afuera. Afuera también el mundo vive cosas feas. Sería un acto demagógico decir que sufro, pero hay gente a la que las políticas malas le generan un cimbronazo muy fuerte. No solamente en lo económico, en no tener la posibilidad de realmente ver un futuro para ellos primero, para sus hijos que van criando. Deberíamos ser más solidarios con el otro, no hablar tan a la ligera. La política se banaliza mucho, y atrás de eso hay gente, familias.
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