Andrea Pietra: “A los argentinos nos tiran en cualquier lugar del mundo y sobrevivimos porque venimos de palo en palo”

La actriz viene de girar con Ricardo Darín por España y a sala llena con “Escenas de la vida conyugal”. Su relación de 24 años con Daniel Grinbank y el duro camino para ser madre

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Andrea Pietra: "A los argentinos nos tiras en cualquier lugar del mundo y sobrevivimos porque venimos palo y palo"

Recién llegada de una gira por España con Escenas de la vida conyugal, la obra que protagoniza hace varias temporadas junto a Ricardo Darín, Andrea Pietra todavía se emociona cuando recuerda el aplauso del público. Fueron 42 funciones a sala llena, en el reencuentro físico y espiritual del teatro como motor de la vida después de la pandemia. Una historia que se reinventaba noche a noche, y se revalorizaba al estar lejos de su tierra. “La sala vibraba. Vibrábamos todos, porque la pandemia nos hizo revalorizar también la libertad”, dice la actriz en diálogo con Teleshow.

En pareja desde hace 24 años con el empresario y productor Daniel Grinbank, consolidaron su familia hace más de una década cuando adoptaron a Stephanie. Fue un proceso dificultoso que concretaron en Haití, lleno de trabas y decepciones, que la hizo reflexionar a Andrea como madre, como mujer y como ciudadana; y que hoy la interpela con su hija al borde de la adolescencia, con tantas cosas para aprender mutuamente.

Y entre lo profesional y lo personal, reconoce que la aventura española le despertó una fantasía a veces real de poder instalarse junto a su familia en el exterior, en ese tironeo indescifrable entre una mejor calidad de vida y el amor por el suelo donde están sus afectos y sus recuerdos. “En esta gira me han mimado mucho”, agrega con gratitud para el público que la ovacionó cada noche.

—¿Cuándo vamos a verlos acá? Tenemos muchas ganas de Escenas de la vida conyugal en Buenos Aires.

—Sí, yo también tengo ganas. Hay que ver cómo cierra la ecuación tiempo libre, sobre todo Ricardo con las películas y los festivales, y que coincidamos con el teatro. El productor Lino Patalano siempre tiene ganas de que volvamos al Maipo. Por ahora se avecina una nueva gira por Latinoamérica, en octubre y noviembre. Y mientras tanto, vamos viendo.

—Me contabas la emoción que sintieron al volver al teatro después de la pandemia y pienso que algo que nos dejó este tiempo es poder decir que somos privilegiados: haberlo pasado con salud y trabajando de lo que a uno le gusta, es un montón.

—Yo me siento una privilegiada total. Ya cuando salgo a correr a la mañana, con que me funcione todo mi cuerpo me siento una privilegiada. Y cuando me voy de gira con mi trabajo, con algo que yo elegí, de lo que puedo vivir, y encima me pasan cosas extraordinarias como lo que ocurrió en España, realmente lo agradezco.

—¿Nunca tuviste la fantasía de vivir en otro lugar? Porque la rompían en España, Argentina atraviesa una crisis tremenda.

Sí, tengo la fantasía de irme. En esta gira en particular me sentí muy querida profesionalmente, a veces más mimada que en mi propio país. A mí no me conocen en España, claramente llenamos el teatro porque a Ricardo lo aman y van todos a verlo. Seguro hay un montón de argentinos que viven afuera y me habrán visto en mis programas de los 90, pero lo que pasó este año me conmovió mucho, como persona y como actriz. Más la sensación de tranquilidad, de libertad y de relax que sentís cuando estás en otro lado. La calle, la noche, andar sola a las dos de la mañana y no tener miedo. La gente no está tan enojada como acá, están más relajados y hablan de la vida, de las amistades y de su trabajo. Siento que son como unas vacaciones de descanso, de no estar alerta, que son muy agradecidas.

—¿Te imaginás en España?

—Yo podría vivir en Madrid perfectamente, me siento en mi casa, tengo abuelos españoles y somos muy parecidos en un montón de cosas. Pero también me pasa que acá tengo todo y extrañaría mucho. Y eso es algo que les pasa a todas las personas que viven en otro lugar que no sea donde nacieron.

—Hay algo del código argentino.

—Sí, de tu lugar, de tu familia, donde naciste, tus calles, tu barrio, tu colegio. Pienso cómo haría para no ver a mis sobrinas, a mis sobrinos, a mis amigos tanto tiempo…

—Entre las dificultades que vivimos hoy también está el factor económico.

—Yo fui por primera vez a España cuando tenía 26 años, el taxi de Barajas, del aeropuerto al centro, sale 30 euros igual que cuando yo no tenía ni 30 años. Pasaron muchísimos años y el taxi sigue saliendo 30 euros. Y eso que ahora tienen un poco de inflación y protestan muchísimo, tienen un 2% por la guerra y todo lo que les aumentó el gas. Portestan porque no entienden por qué tienen inflación. No la quieren tener. Nosotros somos unos sobrevivientes. A nosotros nos tiras en cualquier lugar del mundo y sobrevivimos porque venimos de palo en palo y palo en palo. Estás ahí y decís la leche salía lo mismo hacía no sé cuántos años.

Andrea Pietra habló con Teleshow luego de su gira por España

—¿Cuál sentís que es el personaje que te cambió la carrera?

—No sé si me la cambió, pero Verdad consecuencia fue un unitario que duró tres años, con un elenco que nos conocíamos tanto que nos permitía improvisar, y eso era la gloria. De hecho, quedamos muy familia con ese grupo, y cuando terminó, con Carlos Santamaría y Emilia Mazer produjimos Por ese palpitar y Un mundo de sensaciones. De ahí nos llevamos a Antonio Birabent, a Valentina Bassi, fue como una continuidad de querer seguir con ese tesorito.

—Fue una linda época de la tele.

—Una época hermosa. Antes estaba en Poliladron, me tenía que ir y le dije a Adrián (Suar): “Matame. Mata a la policía que me voy al otro programa”. Ya sabía que no iba a volver porque estaba en Verdad consecuencia.

—¿Y cómo la ves hoy? Se están haciendo ficciones con las plataformas.

—Creo que la ficción en la tele está en su final, ha sido copada por otras cosas. A mí me parecen buenísimas las plataformas, porque dan la posibilidad de poder hacer cosas más elaboradas, como si fuera cine, y con un nivel que te permite venderlas al exterior y mezclarte con actores de otros países.

Andrea Pietra, la maternidad y la historia de amor con Daniel Grinbank

Andrea lleva 24 años de relación con Grinbank. “Creo que somos favorecidos por nuestras profesiones”, dice a modo de resumen para explicar su receta. “Somos muy felices con lo que hacemos, viajamos mucho y sabemos que nos vamos a extrañar. No sé si de otra manera hubiésemos llegado a 24 años, porque la rutina es muy pesadita”, agrega, y cuenta cómo se relacionan una actriz de prestigio con un productor de eventos top.

—Cuánto le hablas de su carrera, ¿cuánto te metes?

—No le hablo (risas).

—”Quiero que traigas a tal”.

—No, nunca le dije eso. Lo de él es de él, lo mío es mío.

—¿Él se mete?

—Algunas cosas me las resuelve porque sabe un montón y hay cosas que prefiero que me las arregle él o que me diga por dónde ir. Él es un empresario productor muy poco cholulo. Yo entiendo que con otro, si vienen los Rolling Stones estaríamos todos cenando con ellos. No es así Daniel, y yo tampoco. Ni les pediría un autógrafo ni una foto.

—No has choluleado a nadie.

Los vi pasar por al lado y dije: “¡Wow, qué chiquititos que son!”. Y cuando los vi en el show, increíblemente geniales sobre el escenario, no podía creer que eran los mismos. Pero yo laburo de esto también, y nunca me gustó hacer de mí algo que la gente quiera pedirme un autógrafo ni perseguirme.

—¿Pero te bancás al que espera afuera del teatro y quiere la foto?

—Me banco sí, espero y saludo, y también contesto mucho los mensajes por Instagram. Pero no favorezco esa cultura de “nosotros somos artistas y estamos allá arriba y todos nos tienen que venir a pedir”. Tengo un trabajo hermoso, me encanta obviamente el aplauso del público, me encanta el reconocimiento, pero hasta ahí. No somos dioses que se nos permite todo, porque así generas una manga de pelotudos importante que se creen que son no sé qué… En esta gira conocí a Serrat, y me volví loca porque lo admiro muchísimo. Lo cruzamos en un restaurante, y como Ricardo (Darín) es amigote, estuvimos hablando. Hablé con Serrat, me abrazó. Pensé: “¡Cómo me gustaría sacarme una foto con Serrat!”. Pero elegí quedarme con el momento.

—Amamos a Serrat.

—Yo, toda mi infancia. Pero él estaba con su familia, en jogging, comiendo una pasta; me pareció muy pesada pedirle una foto.

—Sabemos que Daniel es un papá que se ocupa mucho. ¿Stephanie no le ha pedido que le traiga a alguien?

—Bueno, ella no es como yo (risas). Ella está desesperada, van juntos a ver shows. Pero es muy cuelgue ella también eh, te dice una cosa y después se la olvida. Pero sí, le gusta mucho la música y le gustaría que trajera a Billie Eilish, Olivia Rodrigo...

Andrea Pietra: “El Estado manda a los orfanatos latas de comida como si los niños fueran gatos"

“Los dos nos encontramos grandes también. Yo tenía 30, él 44, ya teníamos un poco de vida vivida”, dice Andrea, como otro dato clave en su relación con Grinbank, que terminó consolidándose con la adopción de Stephanie hace 11 años, una historia de perseverancia con final feliz. “Él tuvo que ver mucho en todo el proceso, puso mucho el cuerpo”, agrega.

—Él dijo en una nota: “Tuvimos la suerte de no quedar embarazados”.

—Sí, me robó la frase. Esa es mía. Le digo: “Dani, dejá de robar mis frases”.

—Me pareció tan hermosa…

—Es hermosa, pero es mía, y él la comparte. Yo lo dije una vez porque sufrí muchísimo en la búsqueda, pero después me di cuenta de que si hay algo que te sucede es porque tiene que ser así. Nunca forcé de más la búsqueda, hice los tratamientos que me permitían seguir teniendo una salud emocional y el amor limpio con él para poder seguir buscando un bebé. Claramente yo quería tener un hijo con Daniel, no quería tener un hijo sola.

—¿En qué momento empezaron a pensar en la adopción como una alternativa?

—Fui iluminada en el momento en que mi ginecóloga me dijo ovo donación o adopción, me dijo algo mágico. Ella tiene tres hijos y me dijo que fue madre el día que atravesó la puerta de su casa con su bebé en brazos y lo tuvo que empezar a cuidar, a despertarse de noche, darle la mamadera, a bañarlo, a hacer todo y toda la vida. Incluso ahora, que ya tienen 30 años. “Eso es la maternidad, y antes era una embarazada con un bebé en la panza”, me dijo. Y es verdad, lo vi con mis sobrinos que fueron muy hijos míos, y de Daniel también. Ahí ves que el amor no tiene que ver con la sangre, tiene que ver con la persona y tiene que ver con las entregas y con la crianza sobre todo y con el día a día. Ese es el amor. Después los títulos se los ponen como quieren.

—¿Y hoy cómo estás como mamá de una casi adolescente?

—Riéndome a veces porque no la puedo creer. Me divierte mucho ser mamá, me parece como un planazo ver la evolución de otro ser humano. Verte vos reflejada en un montón de cosas, sobre todo cuando son chiquitos, que ves que te copian lo que decís. Y después las cosas que traen de afuera y que te nutren todo el tiempo, porque son una nueva generación que les pasan otras cosas totalmente distintas. Ella tiene ESI en el colegio y mi mamá no podía ni sentarse a explicarme las cosas, le daba vergüenza. Ella viene a nuestra casa y baja línea en la mesa de una forma tan amorosa y tan hermosa, tienen otra apertura mental.

—Tienen naturalizadas cosas por las que nosotras peleamos tanto.

—Exacto. Y me resulta maravilloso y siento que quiero aprender también de eso. Me siento una burra y una bruta en un montón de cosas que yo pensaba que era re viva. Ella es mucho más libre, más lúcida. Está creciendo desde un lugar que no tiene tanta contaminación como tuvimos nosotras.

—Sigue siendo muy difícil adoptar niños chiquitos y a la vez hay muchos chicos grandes esperando ser adoptados. Hace poquito se viralizó un hashtag en Twitter al respecto con historias muy interesantes.

—Bueno, ahora hay una familia de cuatro niños que quieren ser adoptados juntos. Hay mucha desidia y hay mucho maltrato. En Corrientes apareció un chico muerto; eso todavía nadie lo resuelve. Hablo con gente, por ejemplo una persona que armó en Vicente López un hogar para que los que son hermanos no vayan separados a distintos lugares. El Estado le manda latas de comida como si fueran de gatos, son unas latas de comida espantosas, a esos niños que están en los orfanatos. No están siendo cuidados. Hay algo en la infancia acá que no está bien manejado.

—Es un tema al que le ponés mucho el cuerpo.

—Esta cosa que se armó cuando tuvimos todo el caso de la niña Mimí que era una familia de acogida que después de cuatro años la arrancaron de una forma lamentable de la casa. Hubo mucha mentira desde el Estado con eso por su ineficiencia. Una familia de acogida tiene un plazo máximo de un año y medio para tener a un niño en la casa. No desde los cuatro meses hasta los cuatro años donde esa niña expresa que esos ya son sus padres. ¿Qué estás haciendo? ¿La sacás arrancada de una casa y la hacés sufrir un doble abandono? La llevas sin explicar y no le dejas ver nunca más a las personas que le enseñaron a hablar, a comer, a bañarse, a estudiar, a dibujar. Eso está pasando en Argentina. Después hay jueces espectaculares, yo hablo con uno que se llama Marcelo Molina que es un ex juez de Rosario de Familia que tiene un librito que se llama Cuánto tiempo es un tiempito. Se lo puso porque una vez cuando era juez de familia le vinieron tres niños, la más grande de 7, uno de 4, otro de 3, y le dijeron: “Usted nos va a conseguir una familia”. Y él le dijo: “¡arece ser que sí”. Y ella le dijo: “¿En cuánto tiempo?”. Y él le dijo: “Bueno, en un tiempito”. Y ella le dijo: “¿Cuánto tiempo es un tiempito?”. Es uno de los jueces buenos, de los que sacaba a los niños rápido para que tengan una familia. No los dejaba en un orfanato. Me da la razón también en esto: acá hay una desidia y hay algo que está sucediendo que pasan los años y ese niño no es adoptable y después queda en un orfanato. A partir de los 14 años ya no se puede dar en adopción y ya queda hasta los 18. Y a los 18 salen solos a la calle y decís y ahora qué hago yo, en qué se convierte ese niño. Que nadie lo miró, lo abrazó, lo cuidó. Qué va a hacer solo a los 18 años. No entiendo adónde va ese punto y no entiendo por qué no se cuida lo más rico que tenemos nosotros que son, nuestro futuro son los niños.

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