De trabajar en una hamburguesería en la peatonal del Mar del Plata a protagonizar Entrelazados, la serie de Disney+ que va por su segunda temporada. Del primer video tímido grabado en la intimidad de su habitación a los millones de seguidores en las plataformas. Del bullying escolar de los que se creían vivos a agregar una función en el Gran Rex por localidades agotadas. La vida de Kevsho es un manual para entender el camino al éxito y la popularidad en tiempos de redes sociales. Conocer la historia de Kevin Robert, actor e influencer de 24 años, sirve para comprender que no es solo cuestión de encender una camarita y decir dos o tres cosas graciosas. Y ayuda a tomar conciencia del lado oscuro de la fama, el hostigamiento en la escuela, el maltrato en las redes y la importancia del sostén de la familia y los amigos.
Para el Día de la Madre del 2016, Kevsho subió un video en el que expresaba el amor a las mamás parodiando sus frases típicas y saltó la barrera del incipiente mundo de los youtubers. Las visualizaciones se reprodujeron por millones y en simultáneo le dio vida al actor. “Fue un crecimiento paulatino y me dio el proceso para poder asimilarlo. Pero cuando pasó lo del Día de la Madre no entendía nada”, le cuenta Kevin a Teleshow, recordando el primer shock de tantos.
El último -por ahora-, las dos funciones de Entrelazados el 9 de julio en el Gran Rex junto a Caro Domenech y El Purre, sus compañeros en la serie. “Es un show tremendo, baile, música, viajes en el tiempo. Vamos a viajar a los ‘90 y van a estar cantando Spinetta y Chayanne”, invita el actor, uniendo generaciones y cumpliendo su sueño.
—¿Cuál fue el primer número de seguidores que festejaste?
—Todos. Cada mil, festejaba. Pero el primer gran logro fueron los 100 mil, porque YouTube te mandaba las felicitaciones y era el premio que todos queríamos tener. En ese momento era mucho más difícil llegar a esos números porque recién arrancaba todo.
—¿Todavía la tenés la placa de los 100 mil?
—Sí, obvio. También tengo una del millón: están en el living, como los grandes trofeos.
—¿Hoy, entre todas las plataformas, cuántos seguidores y suscriptores tenés?
—¡Huy, no sé! 12 millones, por ahí. Pero no pienso mucho en números porque si no, me inhibe a la hora de publicar algo.
—¿Qué se piensa a la hora de publicar? ¿Si va a funcionar, si va a gustar, si va a tener buen engagement, si va a traer marcas?
—Es un balance. Cada uno tiene su librito. Hace casi 10 años que hago videos y trato de hacer un balance entre lo que por ahí va a funcionar, y soy fiel a lo que me guste compartir.
—Fuiste variando los contenidos. ¿Con cuál te identificaste más?
—Me aburro muy fácil. Puedo estar máximo dos años con un tipo de contenido y al toque ya quiero cambiar y hacer otra cosa. Pasé desde hablar de libros, era booktuber, a actuar en sketchs de comedia. Pasé a los blogs de viajes…
—Hubo algo policial en un momento.
—El último tiempo fue todo de misterio y de investigación a full, porque no podés decir cualquier cosa, tenés que buscar bien la información.
—¿Todavía se siente la presión de la cantidad de visualizaciones o en algún momento eso afloja?
—Es como un fantasma que siempre está ahí, pero ahora me pasa que estoy mucho más abocado a mi carrera actoral, entonces hace como ocho meses que a YouTube no subo videos. Estamos grabando la segunda temporada de la serie, estamos con el Rex a full, y a mí la verdad que me gusta dedicarle 100% a lo que quiero. Si tratás de hacer todo a la vez, no terminas de hacer nada bien.
—¿Cómo les explicaste a tus viejos qué era ser un influencer?
—Es que no existía ni siquiera esa palabra en ese momento. Estoy hablando del 2014. O sea, no existía nada. Subía algunos videítos hablando de libros y no les decía nada porque era muy difícil entender por qué le hablaba a una cámara. Recién les conté cuando me invitaron a un programa de Mar del Plata, me acompañaron y les encantó. Después mi papá me ayudó para cambiar la cámara y la computadora, todavía no había marcas, y eso siempre lo re valoro. Y cuando quise estudiar teatro a los 15 también me llevaron sin nada.
—¿Qué decían tus compañeros de colegio?
—A mis compañeros de quinto año les encantaba, pero los de sexto me boludeaban mucho con el tema de los libros. De hecho, hubo hasta problemas en los cursos: nos juntaron los directores con los profesores, porque los de sexto me bardeaban, los de mi curso me defendían y yo en el medio de los dos.
—¿Te afectó en algún momento?
—Si me hubieran agarrado unos meses antes me podría haber afectado, pero ahí ya había empezado teatro y mi personalidad estaba mucho más extrovertida. Pero no está bueno, es una especie de bullying que si te agarra medio…
—Si te agarraba un poquito más vulnerable, o sin el apoyo familiar, hubieras dejado de hacer videos y hoy no estaríamos acá charlando con un Gran Rex en frente.
—Es muy loco pensarlo. De hecho, es algo que se repite mucho en gente que trabaja en redes y ha sufrido algún tipo de bullying en el colegio. Porque generalmente solemos ser más introvertidos, estamos frente a una compu, siempre atrás de la cámara.
—¿Qué le decís hoy a los que te hacían bullying cuando empezaste con los videos?
—Me han pedido saludos de amigos, de colegas, y decís: “¿Qué pasó? ¿Se olvidaron?” (risas). Yo les deseo lo mejor y ojalá que les vaya bien. Eran chicos y por ahí no entendían lo que me estaban haciendo.
Las luces se encienden. En 2017, Kevsho dejó Mar del Plata y se mudó Buenos Aires para protagonizar El círculo, una obra que dirigían Nicolás Scarpino y Sebastián Irigo, que fue la primera con elenco de youtubers. “Fue una locura, empezamos por cuatro funciones en el teatro Apolo de calle Corrientes y de pronto todo lleno, gira por todo el país y Uruguay y Paraguay que cerramos justo en el Gran Rex”, recuerda. Allí también empezaron a aparecer las marcas, los castings, las oportunidades. Y supo que iba a poder vivir entre las redes y la televisión, pero siempre haciendo lo que le gusta.
—¿Qué deja más plata hoy: el trabajo en redes o el trabajo en tele?
—En redes, porque la publicidad siempre dejó más: un actor de publicidad gana mucho más que hacer unos bolitos en una serie. Lo que queremos todos es la serie, pero tienen que coexistir las dos cosas.
—También hay algo de la masividad en la tele que está buenísimo.
—Obvio. Cuando hice El muro infernal con Marley, justito antes de la pandemia, no podía creer porque era llegar realmente a todo un público que no te conoce, porque no consume redes o sigue a otro tipo de perfiles. Y Telefe me dio ahí la oportunidad de entrar en las casas al horario del prime time. Y lo que también significa para la carrera de uno trabajar con Marley, con Vero Lozano cuando conduje los Kids Choice Awards. Aprendí mucho con ellos realmente, son muy buenos y muy generosos.
—En un momento de El muro también fuiste muy mirado en redes. ¿Cómo lo viviste?
—Y, ahí fue como otra oleada de hate, digamos. Es tremendo, pero sabía a qué me exponía. Y aunque ya había pasado por mucho igual me dolió bastante. Mi rol en el programa lo íbamos viendo, hacíamos juegos con la producción y por ahí la gente quería ver los muros. Fue bastante duro, en Twitter sobre todo.
—Es loco cómo desde la impunidad del anonimato permite que te digan cualquier cosa en las redes.
—Podés hacer y decir lo que sea, total, no pasa nada. También está la creencia de que no te leen. Y si tu nombre de repente es tendencia en Twitter entrás a ver qué pasa, y leés todo lo que dicen. Y ahí te encontrás de todo.
—¿Cómo lo manejaste en ese momento?
—Fue complicado porque empezás a dudar de vos, de lo que estás haciendo. Y al mismo tiempo tenés que seguir como si nada y te pone en juego la confianza en vos mismo, te pone a prueba. Ahí dejé un poco de mirar Twitter porque si no me iba a volver loco.
—¿A tu familia cómo le afecta cuando pasa eso?
—No se los suelo contar mucho.
—¿No son usuarios?
—Sí, pero no se meten a leer tanto. Mi papá por ahí más que nada, mi mamá no tiene Twitter. Pero no quiero preocuparlos ni que se metan porque se angustian. Sí lo hablaba mucho con amigos que me re bancaron.
—Cómo se alimenta el monstruo de los contenidos.
—Es tremendo porque encima cada vez te piden más, y los algoritmos y más cosas. Antes por ahí subías un video por semana y estabas re bien, ahora tenés que subir tres por día a TikTok, es una locura. Pero ahora estoy enfocando en la serie y cuando tengo algún tiempito hago algunas cositas para redes.
—¿Y el amor?
—Uff… ¿Querés cambiar de tema? (Risas). No, la verdad que tranqui. En este momento no estoy con nadie, pero esperando a ver si aparece alguna persona.
—¿En qué momento te sorprendiste por donde habías llegado?
—Lo que más me impactó fue cuando todavía vivía en Mar del Plata, tenía 18 recién cumplidos y me hablan de Warner para llevarme a Londres a grabar unas cosas de Harry Potter. Yo no lo podía creer, nunca había salido del país. Justo fue el boom del Día de la Madre, me estaba por ir a Londres, entonces era mucha información junta.
—¿Choluleaste a alguien alguna vez?
—Sí. La persona que más me había impactado fue Lali, desde que estaba con Cris Morena, y la primera vez que la vi fue en 2017 en los Kids Choice Awards no lo podía creer. Hablamos un cachito, nos sacamos foto y con el tiempo grabamos videos juntos. Después pude conocer a Becky G, Anitta, Guillermo Francella, Mau y Ricky...
—¿En algún momento te da miedo que se termine o sabés que le vas a encontrar la vuelta?
—Siempre tuve mucha intuición y realmente quiero dedicarme a esto. Más que nada, a actuar. Entonces yo siento que hay para rato.
—Te deben pedir que subas una gran cantidad de cosas. ¿Cómo hacés para filtrar?
—Uno siempre trata de ayudar, pero es un trabajo complicado por más que de afuera se vea fácil, sobre todo con la gente que conocés. Pero siempre que se pueda dar una mano se da. La otra vez hice una publicidad para una marca y pregunté qué era lo que iban a comer al mediodía. Y una chica respondió que iba a almorzar mate porque la prioridad eran las nenas, y eso fue como un baldazo de agua fría. Me comuniqué con ella, y ahí te das cuenta de que tenés una re capacidad de ayudar a otros. La gente colaboró con más de 20.000 pesos y después ella mandó la foto con todo lo que había comprado. Uno no tiene dimensión de lo que puede ayudar.
—¿Cómo vas a terminar el 2022?
—No sé, estamos terminando de grabar la segunda temporada de Entrelazados y hacemos el Rex en vacaciones de invierno, que estamos a full con los ensayos. Ahí voy a poner una pausita para dedicar un poco a redes y ver qué pasa. Todo el tiempo aparecen castings. Uno nunca sabe en qué va a terminar.
—¿Volvés a la hamburguesería de vez en cuando?
—Sí, cada tanto entro y es como una carga energética sentimental. Trabajé casi un año y ahí ya había empezado a crecer todo, venía la gente, gritaba, me pedía que les firme los tickets de hamburguesas, me traían peluches, me esperaban en la puerta. Era muy bizarro.
Mirá la entrevista completa: