Corría el 2001 y la crisis económica se hacía sentir en la Argentina. El descontento social aumentaba en las calles y diciembre de ese año culminó con un estallido generalizado en distintas ciudades del país que incluyó represión policial, muertes y la renuncia del por entonces presidente Fernando de la Rúa. La crisis golpeó de lleno a una gran cantidad de industrias, entre ellas la televisiva. Más que nunca, crear programas nuevos de calidad significaba todo un desafío, porque los canales y las productoras tenían que pensar varias veces antes de animarse a invertir en productos costosos cuando el dinero escaseaba y no había mucho margen de error. En ese contexto, una tarde de 2001, llegó a las oficinas de Telefe un VHS de un joven Damián, de apenas 26 años, con un programa piloto sobre “un grupo de personas que resuelven todo tipo de problemas”. El programa gustó mucho, Telefé aceptó producirlo y el resto es historia. Casi no hace falta aclarar que Damián es Szifrón y que el programa es Los Simuladores, que este lunes cumple 20 años de su primera emisión y lo celebra con el anuncio de la tan esperada película en 2024.
El rumor de volver a juntar a Mario Santos (Federico D’Elía), Pablo Lamponne (Alejandro Fiore), Emilio Ravenna (Diego Peretti) y Gabriel Medina (Martín Seefeld) hace tiempo estaba instalado en los medios y las redes sociales pero por distintos motivos no se concretaba. Cada vez que se los consultaba, los protagonistas y Szifrón se mostraban abiertos a una continuación de la historia, ya sea como una película, una nueva temporada o un capítulo especial. “¿Cuándo vuelven Los Simuladores?”, era la pregunta que más escuchaban en la calle. Finalmente, la plataforma Paramount+ anunció el viernes que el 2024 tendrá de regreso al grupo que supo solucionar los problemas de tantas personas entre 2002 y 2003.
Considerado uno de los mejores programas de la televisión argentina, Los Simuladores se convirtió en una serie de culto, con fanáticos y fieles que se saben los capítulos y los diálogos de memoria. Tal es así que cuando Netflix anunció en 2018 que quitaría la serie de su catálogo, la Asociación de Fanáticos de Los Simuladores se movilizó en las redes sociales e hizo fuerza para que la plataforma renovara los derechos del programa que ganó el Premio Martín Fierro de Oro en 2002.
El fenómeno que generó la serie puede que haya tenido que ver con el momento que atravesaba la Argentina cuando se estrenó en marzo de 2002. Era una época en la que la sociedad estaba harta de los políticos, los bancos y las injusticias. “¡Que se vayan todos!” fue el grito de guerra que nació en los cacerolazos de diciembre de 2001. Entonces, la aparición de este grupo de socios, que mediante “operativos de simulacro” era capaz de traer algo de justicia y condenar a los corruptos, estafadores y violentos, generó empatía en la gente, necesitada de volver a creer en los actos nobles. “Es anarquista porque se rebela contra los grupos de poder, los grupos económicos, las compañías de medicina prepaga, contra las compañías de seguro, contra cierta parte de la iglesia”, fueron las palabras que utilizó Szifrón para describir al programa que dirigió y escribió, en una entrevista con Clarín en 2003. En el último capítulo de la serie, Santos definió al equipo como un grupo de justicia paralela.
Sin embargo, vale remarcar que el grupo no era altruista. Cobraba sumas importantes de dinero por sus servicios siempre y cuando el cliente lo pudiera pagar. Santos informaba previamente a los interesados en contratarlos que debían pagar exactamente el doble del costo del operativo, “por la logística y la mano de obra”. En caso de que no pudieran, el grupo intentaba que la persona estafada se hiciera cargo del operativo sin saberlo. También solicitaba la colaboración de los clientes para futuros simulacros.
Así como no hacían el bien por el bien mismo, también engañaban. Uno de los capítulos más recordados de la serie es en el que un padre solicita la ayuda de Los Simuladores para que su hijo apruebe todas las materias en el colegio. Para lograr el cometido, utilizaron el arte del engaño y la mentira. Es decir, Los Simuladores se rebelaban contra el poder y las autoridades, en este caso el colegio y los profesores, pero eran capaces de hacerlo por dinero sabiendo que no era éticamente correcto que un alumno apruebe los exámenes sin estudiar. Ahí es donde Los Simuladores generan fascinación. Porque por un lado pueden ponerse la capa de superhéroes y salir a combatir las injusticias, pero también se permiten dejar de lado la moral y aventurarse en solucionar problemas estafando y cobrando dinero por ello.
Los personajes entrañables y ese humor inocente tan característico de las producciones de Szifrón hacen que sea muy difícil cansarse de ver los capítulos. Finalizada la serie en enero de 2004, Telefe puso al aire las dos temporadas en reiteradas oportunidades, casi como El Chavo y Los Simpson. Esa repetición hizo también que nuevas generaciones se enamoraran del programa. Muchos eran jóvenes cuando se estrenó en 2002 y quizás no tuvieron la oportunidad de disfrutarla y entenderla de la mejor manera. Otros ni siquiera habían nacido y hoy son fanáticos. Por eso, el furor por la serie fue aumentando año tras año, sobre todo con la aparición de las redes sociales y con ellas los memes de Santos, Lamponne, Medina y Ravenna. Y, desde que Netflix la adquirió, el fanatismo fue en aumento.
Además de con el anuncio de la película, la serie celebra sus 20 años con un programa especial que Telefe emitirá este lunes. Poco se sabe de qué se trata, pero los fanáticos ya pueden estar tranquilos: Los Simuladores vuelven en 2024.
SEGUIR LEYENDO: