Griselda Siciliani: “En mi vida no le hice mucho caso a los mandatos”

A días de estrenar la obra Pura sangre, la actriz reflexiona sobre la maternidad, afirma que con Adrián Suar siguen siendo familia y festeja que en su vida la realidad superó lo que soñaba

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Griselda Siciliani, a punto de debutar con Pura Sangre, cuestiona los mandatos culturales y sociales

“Quería hacer teatro de esta manera”, dice Griselda Siciliani ,y no suena a la clásica frase de ocasión para promocionar un nuevo trabajo. En su mirada, en sus palabras, en su lenguaje corporal contenido en un espléndido traje blanco, hay indicios de sobra para creerle. Porque Pura sangre va mucho más allá de la formalidad de aprender un texto y decirlo en un escenario. Es construir un proyecto desde cero y con amigos, es volver a sentir el calor del público, es poner en juego la esencia misma de la comedia y el drama, incomodando al público e incomodándose ella misma.

La actriz recibe a Teleshow en el hotel Four Seasons en un mediodía primaveral de febrero y se entusiasma al hablar de Pura sangre, una creación conjunta con Jorgelina Aruzzi (textos y dirección) y Carlos Casella (actuación y dirección). “Son compañeros con los que comulgo en todas las cuestiones: estéticas, artísticas, ideológicas. Armamos un trío muy fuerte”, resume Griselda sobre la obra que estrena el viernes 18 en el Multitabaris Comafi. Y es que luego de un extenso periplo que la tuvo trabajando en España, México y Estados Unidos, y con pandemia mediante, es también una red de contención afectiva y colectiva. Aunque pueda resultar incómoda.

Porque Pura sangre es una reflexión ácida sobre el monstruo en el que puede convertirse el amor de pareja cuando todos se consideran aptos para opinar. Sobre el mandato disfrazado de consejo, ese combo entre el deber ser y lo que no deberías hacer por nada del mundo. Sobre cuestionar esas sentencias livianas acerca del éxito y el fracaso en el amor, pero abordadas en clave de humor. “Es un personaje arrasado por los mandatos, que genera mucha empatía por el desastre que está viviendo y que va haciendo un tránsito hacia encontrar su singularidad”, sintetiza la actriz, y toma distancia en base a su propia historia personal: “En mi vida no le hice mucho caso a los mandatos”, asegura.

—¿Hoy seguís tu deseo cien por ciento?

—Sí, en ese sentido ya estoy bastante distanciada del personaje. Pero siento que es un trabajo constante el de apropiarse de la singularidad.

—Bueno, todos queremos que tengas novio, ¿no?

—Claro. Si eso no es un mandato, ¿qué es? Y no solo yo: que todas las mujeres y los hombres estemos en pareja. Ves a una persona que está sin una pareja y es como si le faltara algo. Y la obra pone en jaque ese mandato.

—Hay un mandato muy pesado con las mujeres que tiene que ver con la maternidad. En tu caso vos deseaste mucho la maternidad de Margarita.

—Mucho. Mucho. Mi personaje no: mi personaje tiene todo el peso de la sociedad encima. En ese sentido no me puedo identificar tanto, pero tenemos amigas que sufren esa pregunta entre los colegas. A mí me preguntan todo el tiempo si voy a tener novio, a colegas les preguntan todo el tiempo si van a ser madres. Y vos decís: “¡Dale! 2022...”.

—¿Soñabas este presente?

—No sé ni si soñaba este presente. Yo me siento muy afortunada, muy privilegiada, siento que la vida y el camino me van sorprendiendo para bien con cosas que ni siquiera soñaba, y en general estoy muy enfocada, muy deseante con lo que estoy haciendo en cada momento. Y también en la vida, en el amor, en las amistades, la familia. Me gusta mucho la vida que tengo.

Griselda Siciliani: "La maternidad es un parque de diversiones"

—¿Cómo te encontrás hoy como mamá de una púber, casi preadolescente?

—Ese es un parque de diversiones. Todo el tiempo es algo nuevo y siento que el crecimiento es muy veloz. Y además, es muy alucinante la sabiduría de los niños, ¿no?

—Me acuerdo que te había pedido que dejes de subir cosas de ella a redes.

—Sí, sí. Yo no subía tanto, eh, alguna cosa. Nunca hice con ella notas ni tapas. Pero sí, había subido una foto y alguien le dijo: “Te vi en el Instagram de tu mamá”.

—Ahora ella te enseña a vos.

—Ahora sí, por supuesto. Y tanto su papá como yo, si vemos que hay algo que queremos subir, le preguntamos y ella hace la aprobación o no.

—¿En qué te dice: “Mamá, sos un quemo”?

—En el pelo. Odia mi pelo (risas). Me va a retar porque digo esto, pero ella es muy lookeada y tiene un pelo espectacular, entonces es muy difícil competirle. Y yo soy muy del pijama y el pelo revuelto todo el tiempo, y ni hablar en pandemia. Me miraba y me decía: “Mamá, pobrecita, con ese pelo…”.

—Bueno, hay que explicarle que mami cuando trabaja se produce mucho.

—Sí, ella dice: “Mamá se viste solo para trabajar”. Ella se levanta y se arma un look aunque estemos todo el día en casa. Un domingo tal vez a mitad del día mete un cambio o dos.

—¿Con Adrián siguen siendo familia?

—Sí. Es que debería ser así.

—Pero a veces cuesta un montón.

—Sí, a veces cuesta porque quizás tuviste un mal vínculo, entonces no tiene por qué mejorar. Pero si tuviste un buen vínculo haciendo pareja, por qué empeoraría, ¿no?

Le agradecí a Toto su valentía y entereza

—¿Con Tomás seguís hablando?

—Sí, algún mensajito por alguna situación. No es que tenemos una asiduidad o hacemos videollamada.

—Pero es un hermano hermoso para Margui.

—Toto es un sol que no te imaginás. Muy hermoso, muy buen hermano.

—Fue muy valiente Toto cuando contó en PH lo que vivió. ¿Ahí lo mensajeaste?

—Por supuesto. Yo estaba en Uruguay en ese momento. Le agradecí su valentía y su entereza. Es un groso Toto, porque no recuerdo casos de un personaje público varón que cuente un abuso. El abuso a los varones es una estadística enorme y como es mucho más estigmatizante, no se habla. Así que lo que hizo él fue no solo valentía sino también un acto de generosidad.

—Lograron seguir siendo familia a pesar de separarse y eso también tiene que ver con Pura sangre, con los mandatos, con qué es un éxito y qué es un fracaso. ¿Una pareja que termina, es un fracaso necesariamente?

—No.

—Pero viste que está visto un poco como que sí.

—Bueno, con Jorgelina tenemos algunas cosas parecidas: tuvimos matrimonios bastante largos y una hija, y las dos nos consideramos un éxito. No digo que todo el mundo lo considere así, pero sí que socialmente está visto que el éxito es “hasta que la muerte los separe”.

Griselda Siciliani, a solas con Teleshow (Fotos: Gaston Taylor)
Griselda Siciliani, a solas con Teleshow (Fotos: Gaston Taylor)

—Hablando de mandatos, hace unos días Nancy Pazos te preguntó en la tele si el tamaño importaba. ¿Te incomodaste?

—Pues claro (risas). Fue raro. También entiendo que tal vez le decían: “Che, paren de hablar de teatro que a nadie le importa”. Y nosotras teníamos ganas de hablar de teatro. Pero está bueno que empecemos a cuestionar, porque no hay nada más patriarcal que hablar del cuerpo de los hombres.

—Qué exigencia que tienen encima también.

—Estigmatizarlos de esa manera es una ridiculez y eso está totalmente instalado. El hombre que tiene un pene grande es el hombre que tiene potencia. El hombre que tiene un pene chico... Entonces digo, si eso no es para los hombres sufrir el patriarcado, no sé qué es. Y está totalmente instalado.

—Fue súper bien recibida tu respuesta ese día en redes.

—Sí. Yo tampoco quería poner incómodos a los que estaban haciendo el programa porque están en el trajín de tener que entretener. Pero bueno, de a poquito también podemos ir entre todos, entre los que preguntan y los que respondemos, armando unos espacios donde se pueda ser entretenido y simpático sin tener que replicar estas cuestiones patriarcales tan nocivas para esos hombres que están mirando, para esos adolescentes, esos niños varones que están mirando y escuchando a las 12 del mediodía cómo tiene que ser su cuerpo.

Antes de la pandemia, Griselda pasó cinco meses filmando en España la elogiada película Sentimental, dirigida por Cesc Gay, por la que fue nominada a los Premios Goya. Luego pasó por México, donde se puso a las órdenes de Alejandro González Iñárratu para rodar Bardo, y también anduvo por Los Ángeles. Y a pesar de las buenas críticas recibidas y de los desafíos que puedan venir, no se ve viviendo en otro lado que no sea la Argentina. “Soy muy familiera y muy amiguera. Me di cuenta también de que extraño mi ciudad. De golpe escuchaba tangos, estaba como loca”, comparte entre risas.

"Sobrellevé la distancia con Margui porque era importante lo que tenía que hacer", afirma Griselda Siciliani, luego de pasar 5 meses trabajando en el exterior

—¿Cómo llevaste esos cinco meses sin ver a Margui en directo?

—Difícil, muy difícil... Pero lo sobrellevé bien porque era importante lo que tenía que hacer. Hice 80 castings, no fue algo que me cayó como regalo de Navidad. Igual teníamos alguna posibilidad de que viajara, pero Margui estaba más cómoda acá, no quería faltar a la escuela. A mí me alegraba tanto ver que ella es muy de su propia vida: “Tengo colegio, tengo danza, no quiero faltar”.

—Ahora que viajás por el mundo, ¿a quién le pedirías una foto? Contaste que de chica choluleaste a Pablo Rago cuando era Lucho, de Clave de Sol.

—Bueno, yo soy muy tímida en ese aspecto. No tuve ninguna situación así, pero seguramente no me animaría a nada con nadie, aunque se me apareciera Mick Jagger.

—¿Es por timidez o porque vos lo padecés?

—Es por timidez. No me importa nada, si sos Mick Jagger bancate una selfie. Pero creo que no me animaría.

Me siento como vieja para el título de la soltera más codiciada

—¿Te confundieron con alguien alguna vez?

—Con Viole Urtizberea, y con ella siempre jodemos con eso. Cuando Viole hacía un personaje y estaba morocha, con el flequillito, a ella le decían Griselda y a mí me decían: “¡Te felicito por el personaje!”.

—Si te subís a un taxi y te dicen “Ay, Violeta, te estuve viendo ayer”...

—Soy Violeta todo el viaje.

—Hablás de tu papá, Mex…

—Sí, sí, mil cosas. Lo adoro a papá. Aparte ella es mucho más joven, me conviene.

Griselda Siciliani: "No creo para nada en las redes. Es todo mentira"
Griselda Siciliani: "No creo para nada en las redes. Es todo mentira"

—Sabés que sos una de las solteras más codiciadas de la Argentina.

—Ya me siento como vieja para ese título.

—Callate (risas). ¿Es fácil acercarse a vos o intimidás mucho?

—Una vez decíamos con una amiga, también actriz, que siempre que nos preguntan eso está bueno decir: “No, no me encaran porque intimido mucho”. Y no te encaran porque no le gustás, tal vez.

—Dale, Griselda...

—No, no siento que pueda intimidar a alguien. Qué sé yo.

—Si te escriben con onda por redes, ¿mirás el perfil o ni de casualidad?

—No lo miro porque no creo para nada en las redes. Es todo mentira, mismo la mía. Yo no soy la de las redes. O sea, en las redes pones una foto y te sacaste 177, la que saliste mejor, la que te dio mejor luz. Igual yo subo pocas cosas, soy muy desastre, ya me lo dicen todos mis amigos. Tengo muchos seguidores pero no le doy importancia al Instagram.

—No lo usás para laburar.

—No, pero por una cuestión personal, un mambo mío, que me da pudor estar vendiendo cosas siendo actriz.

—Se lo dejamos a Darío Barassi que lo hace maravillosamente.

—El Gordo me reta, me dice: “¿Pero por qué no lo usás? Tenés dos millones de seguidores”. Mi hermana (Leticia Siciliani) labura un montón con las redes. Pero no sé, siento que hay algo de mi actriz que tengo que resguardar, que no puedo vender un jabón en polvo. Me pierdo una cantidad de plata... A Darío lo amo, pero me reta porque no quiero.

—Bueno, los “no” son muy importantes en la carrera, tanto como los “sí”.

—Totalmente. Lo mismo que aplico a mis decisiones laborales lo aplico a las redes. No sé, lo tengo que trabajar. Voy a hablar con Darío, me voy a juntar.

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Griselda Siciliani en exclusiva con Teleshow

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