Julieta Pink: “No me imagino trabajando sin Wainraich porque no lo deseo”

Aunque desde hace dos décadas mantiene con el actor una dupla infalible en la radio, se anima a saltar sola. Entiende que es el momento justo. Por algo el programa se llama “Punto Caramelo”. Aquí, inicios, cambios de rumbo y maternidad para una mujer con los pies en la tierra, aunque brille en el aire

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Julieta Pink en exclusiva con Teleshow

“Vamos a ser como Mónica y César, pero en joda”, dice Julieta Pink que se propuso con Sebastián Wainraich en una primera reunión laboral, de la que ya pasaron cerca de 20 años. “Fue como un concepto que de alguna manera quedó, porque somos un matrimonio radial”, concluye. No hay dudas de que la dupla ya es un clásico de las tardes del dial, aún habiendo cambiado de casa y nombre tras haber dejado FM Metro, a principios de este año, y ocupar su lugar en Urbana Play.

Pero a tono con la época, la conductora parece querer abrir la pareja. Y es que ahora tendrá un nuevo espacio los sábados de 10 a 13 con Punto Caramelo. El programa que comparte con su hermana, Sol Rosales, y Julieta Schulkin es a puro entretenimiento y música, ideal para arrancar el fin de semana. “Una chochera tengo -confiesa Pink a Teleshow-. Anunciar temas, desanunciar temas. Ese gen de la radio que me enamoró cuando era chiquita. No la dudé. Un montón de veces me habían ofrecido hacer radio los sábados y era como: ‘Ah... en la semana la paso bárbaro, me queda el fin de semana entero’. Lo pensaba por ese lado. Esta vez la propuesta cayó así y dije: ‘¡Quiero eso!’”.

—Fue un año con muchos cambios.

—La pandemia trajo una mudanza impensada. 14 años como Metro y medio. El último enterito por Zoom, con todo lo que eso significa. Un cambio de casa que era… Realmente creíamos que íbamos a hacer radio toda la vida en Metro. Después nos dimos cuenta de que nuestra casa era adonde nos fuéramos con nuestro programa y nuestro equipo. Hoy no podemos creer el presente en Urbana Play: nos refrescamos. Todos los programas con los que hables están así, como reenamorados del espacio.

—¿Están contentos? ¿Los están mimando?

—Sí, eso hay que decirlo. El cambio fue muy grande. Pasamos de una radio tradicional a este formato multiplataforma donde de repente nos pueden ver, los recursos que tenemos para mostrar otras cosas se multiplican. Entonces, estamos todos tirando para el mismo lugar. En mi caso es nuevísimo porque siempre hice radio con un rodete, sin ponerme ni tapa ojeras y con las patas arriba de otra silla.

Julieta Pink y el vínculo de 20 años con Sebastian Wainraich: "Ninguno se fue a la casa nunca enojado con el otro"

—¿Cuándo nacen las ganas de ser locutora?

—Muy atrás. En el juego, que es lo más lindo que hay. Hoy conecto y me sigo divirtiendo con un compañero con el que hago radio hace casi 20 años, de lunes a viernes. No nos aburrimos. Sabemos las anécdotas del otro, sabemos… Es telepático. Hay veces que yo sé cómo va a terminar la frase y él cómo yo voy a terminar la mía.

—Son un matrimonio profesional, pero un matrimonio de 20 años tiene peleas, crisis. ¿Pasaron momentos difíciles en la relación?

—La base es que nos queremos mucho. Tenemos una confianza tan plena. Nos dijimos siempre las cositas muy chiquititas que no llegaron a crecer. No tenemos contabilizadas peleas. Sí de carajearnos con algo, de decir: “A mí esto no me parece”, y vamos al aire, se hace el bloque, volvemos, seguimos conversando pero se diluye. Ninguno se fue a la casa nunca enojado con el otro.

—Nunca se fueron a dormir peleados, entonces.

—Culo con culo, como dicen. No, no llegó a esa instancia. Y hay algo muy genuino: yo empecé a hacer radio con él y tenía 19 años. Nos pasó todo. Le dije a él que me gustaba un chico, por mi marido. Todas las etapas de la vida nos fuimos acompañando. Hay algo muy familiar.

—¿Te imaginás en algún momento no trabajar con Seba?

—No, soy así de idealista. No me imagino porque no lo deseo. Siempre va a haber algo. Si cada uno está en alguna, vamos a tener un programa de boleros. Algo va a pasar porque nos divertimos y nos necesitamos. Puede ser que la vida después te separe y haya proyectos distintos, pero nos seguimos eligiendo. Soy muy del presente y creo que todo es para siempre. Soy medio infantil y me creo Disney. Tengo 9 años en algún punto.

—¿Nunca quisiste dedicarte a otra cosa? ¿Soñaste en algún momento con otra profesión?

Cuando era chiquita era graciosa y decía que quería ser monja, odontóloga y maestra jardinera. Las tres cosas. Pero porque se reían cuando lo decía y me gustaba hacer reír. No era genuino. Me dibujaba en un estudio de radio y no había visto ninguno. Jugaba a la radio, me grababa con casetes con mi amiga Majo Rodríguez y con Sol Rosales, mi hermana, que son locutoras. Tenemos casetes grabados de 90 de programas enteros. Millenials, busquen qué significa. Cantando jingles, todo.

—¡¿Querías ser monja?! Si hay algo impensado es eso...

La novicia rebelde era la película de mi vida: me sabía los diálogos. Entonces, quería ser Sor María y quedarme con el capitán y los siete pibes, no es que quería ser monja. Hoy veo La novicia rebelde y no resiste la actualidad un solo minuto esa película.

—De esa nena que dibujaba el estudio a la que sos hoy, en el medio, ¿cuándo entendiste que ibas a poder vivir de esto?

—Cuando empecé a hacer el programa con Seba. Hubo un quiebre en lo que me gustaba hacer y mi deseo, con lo que estaba pasando. Tenía ganas de conducir un programa, de presentar temas, de hacer radio. Cuando nos juntan con Seba, el recordado y estimado Marcelo Motto, fuimos a tomar un café a la vuelta de la radio y nos reímos mucho. Él no toma café, pero en el recinto de café. Y cuando arrancó, me empecé a divertir y no estaba preocupada si ponía el micrófono una cuarta, si en vez de decir toalla decía tualla. Toda la carga de la carrera dije: “¿Para qué?”. Hacer radio puede ser algo divertido. Correr el eje de la locución pura y dura al entretenimiento y la conducción. No solamente al respeto y al amor profundo que me salía por la carrera. Se abre eso y dije “¡Huy!, puede estar bueno”.

—¿Y ahí ya pudiste meterte de lleno?

—No acompañaba con los sueldos, no es que me alcanzaba. Me tiraba a hacer castings para locuciones, pero mi lunes a viernes era divertirme. No nos escuchaba nadie en X4, pero nadie... Era la época que te mandaban mails. El productor venía y te imprimía los mails de los oyentes. Y decíamos: “Che, fijate que no anda la casilla, se trabó, porque no está entrando ningún mail”. Y mandábamos un automail y llegaba. Esa anécdota siempre la cuento con Seba. Pero para nosotros era un espacio muy divertido. El alma de Metro y medio fue X4.

Julieta Pink: "cuando esté haciendo un noticiero es porque estoy tratando de pagar los colegios"

—¿Cómo es tu vínculo con la tele? Tu amor es la radio, ¿no?

—El vínculo con la tele es cortito. Un coqueteo. Las propuestas que tuve al principio me angustiaban porque pensaba que las tenía que agarrar. Todos te dicen: “Es ahora, el tren te pasa una vez”, pero no era mi medio. Por la carrera, estaba preparada para estar frente a cámara, hacer un noticiero, conducir, pero estaba tan acostumbrada a disfrutar haciendo radio que pasarla mal, entre comillas, si la paso bien haciendo lo que hago. Algunas cosas que hice tenían como una mentirita interna de formato radial o con gente conocida que me permitía lo que querían de mí. Me decían: “Como sos en la radio queremos que co-conduzcas”, y les decía que lo de la radio sale así porque es la radio, no es que me vas a pintar, poner un trajecito y tengo que estar derecha, mirar la cámara y ver qué luz se prende y voy a ser natural. “Te voy a defraudar, no me va a salir eso”. Algunas cositas que hice las disfruté. Estuve un montón de años con Gonzalo Bonadeo en TyC Sports. ¿Qué tengo que ver yo? No sé, pero había un chistecito de antideporte que me divertía. Siempre digo lo mismo: cuando esté haciendo un noticiero es porque estoy tratando de pagar los colegios. Sépanlo que si estoy haciendo un noticiero, estoy necesitando.

—Arrancaste de muy chica, a los 19 años, luego fuiste creciendo, llegó el proyecto de familia. ¿Cómo se compatibilizaron la maternidad y el trabajo.

—Teniendo un trabajo tan hermoso, con gente tan familia se pudo articular perfectamente, trabajando las horas que trabajaba en Metro y medio en ese momento. No veía la hora de volver. En cuanto se adaptó el mundo teta, dejar la leche para que mi marido después la caliente. Cuando se aceitó ese proceso, lo primero que quise fue volver al aire.

—Justamente a Pampita la criticaron mucho hace poco por lo rápido que retomó el trabajo tras haber sido madre.

—Es muy importante que nos expresemos con esto. Hablar en lo personal. Tuve esta suerte de que mi entorno laboral me acompañe. No había un lactario en la radio pero pedía que peguen dos temas para irme a dar la teta y volvía. En la gran mayoría no pasa. Cosas que se visibilizan ahora, por suerte. Es muy importante que el deseo de la mujer sea escuchado. Todos y todas juzgamos, decir: “La madre tiene que estar con el hijo”. Ojo, escuchemos a la madre a ver si no está necesitando que la ayuden para que pueda volver a trabajar porque lo necesita anímicamente. Si nos detenemos simplemente a escuchar a Pampita o a quien sea... Soy bastante militante de esa escucha.

—¿Cuál es el canje más bizarro que te propusieron?

—No sé si bizarro, pero que decís, nunca vio mi perfil, quiénes me siguen o qué contenido hago. Alarmas para la casa, puertas blindadas. ¡Qué sé yo! (risas).

—No son tan polémicos, he escuchado peores.

—Hay algo muy finito que es con qué cara puedo comunicar esto. Si puedo hacer un chiste o lo puedo mostrar orgánicamente. Vuelvo a lo de antes, a lo de la radio y la tele. Si siento que va conmigo, lo puedo hacer. No es que soy actriz o que soy un bicho de tele de toda la vida, hay cosas que se me notan en la cara. Entonces, es una trampa también haber trabajado hace 20 años de ser vos, porque se nota mucho cuando no va.

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