“Me cuesta mucho tener que contar noticias malas”, confiesa Romina Malaspina, que dejó el noticiero para volver a su gran amor: la música. La joven marplatense salida de Gran Hermano, que se define como multifacética, revela en esta entrevista con Teleshow otra afición, tal vez, uno de sus perfiles más desconocidos: las criptomonedas. Malaspina pasó noches enteras estudiando sobre inversiones y mercados. “Fue así todo el año de la pandemia, a veces amanecía y estaba haciendo el curso”, explica.
Mientras su gatita Mía se cruza en medio de la pantalla, la cantante cuenta que atraviesa un tiempo de cambios en su vida y tomó la decisión de inmortalizar esta etapa. Por este motivo, fanática de los tatuajes, comenzó a hacerse un dibujo en toda su espalda. Gracias a Jean Maurez, el tatuador que está llevando a cabo la obra de arte, se animó a dar el paso.
Además, metida de llena en su faceta más artística, Malaspina se encuentra preparando la presentación de su nuevo corte musical con fecha de estreno el 30 de julio. El tema es el segundo de los cinco que forman parte de su EP. “Estoy muy contenta y entusiasmada”, dice.
—Venías también dedicándote a la música antes de tu paso por el noticiero. ¿Qué se jugó a la hora de decidir correrte de la conducción para meterte de lleno en tu EP?
—Venía con un proyecto que quedó un poco en pausa con la cuarentena porque no podía ir a grabar, no podía hacer videos, no podía hacer nada. Entonces me quedé tranquila, escribía un poco. Cuando me contactan para hacer la conducción del noticiero, la música pasó a segundo plano, pero cuando llegó el momento de retomarlo, sentí que era oportuno el cambio.
—¿Se extraña algo del noticiero?
—Extraño un montón a mis compañeros que le ponían muchísima onda y se hacía mucho más ameno y llevadero. Disfrutaba mucho contar noticias porque me sentía muy al día, muy informada de todo lo que pasaba, muy conectada con la gente. Eso es súper lindo.
—Te tocó ponerle la cara a las noticias en un momento muy duro no solo del país, sino del mundo.
—Eso es lo que me generaba un poquito de... esta duda. Me cuesta mucho tener que contar noticias malas. Intento hacerlo lo más suave posible, comunicarlas de una manera que a la gente no le genere ese malestar o esa ansiedad. Todos los días la cantidad de muertos por COVID, los infectados, las nuevas cepas, que los abuelitos no podían salir de la casa. Entonces, buscábamos la manera más suave de poder comunicarlo.
—En tu rol de conductora viviste un momento del que se habló mucho: tu famoso top plateado. Fuiste muy cuestionada en ese momento.
—Hubo comentarios de todo, buenos, malos, críticas. Sentí mucho apoyo sobre todo de toda la comunidad gay, me sentí muy apoyada. Cada uno se viste como quiere. Es un poco la relajación de que cada uno se ponga lo que quiera y no estar mirando ni juzgando al otro.
—Te ha tocado también recibir críticas por parte de mujeres.
—Sí, mucho. Al estar tan expuesta, no está bien decir que es normal porque no está bien que se critique o se juzgue, y menos al mismo género, pero es una realidad y pasa. Y cuanto más expuesta estás, más te pasa. Me da mucha pena ver, por ejemplo, que en vez de apoyar a otra mujer, que una le tire la mala solamente porque una chica es conocida o porque tiene un Instagram que se puede comentar públicamente. Aprendí cómo dejar de darle importancia o no leer ese tipo de comentarios porque sé que van a seguir estando siempre y que no suman.
—Si tuvieras que hacer un balance hoy, ¿sentís que ser linda ayuda o te complica porque tenés que demostrar mucho más?
—En una parte ayuda, no sé hasta dónde porque también siento que si uno es lindo es una cuestión más superficial y lo que termina ayudando más es la disciplina, el esfuerzo, lo que uno estudie, en qué se perfeccione. Sí me pasó eso de ser quizás más criticada porque estás más en el ojo de la tormenta. Siempre están esperando un error, por lo que sea: el aspecto físico, una cosa que hiciste, algo que dijiste mal. Siempre se está buscando la falla, el error, para criticar. Es un poco lo que pasa.
—¿Alguna vez te sentiste usada en algún trabajo, que te hayan pedido que te expongas más de lo que vos querías?
—Siempre fueron elecciones mías. Donde se me exigía algo que no quería, era “no”. Nunca permití que se me diga el tema del vestuario. Cuando hice teatro con Carmen (Barbieri), uno se pone plumas porque es parte del teatro de revista.
—También hiciste la tapa de Playboy. ¿Cómo recordás hoy esa producción?
—¡Súper divertida! También mucho más osado porque era la primera vez que hacía algo así, tan jugado. Si bien fue súper cuidado y las fotos fueron delicadas, fue otro gran paso. Creo que fue la última tapa que se hizo en Argentina porque después no salió más la edición.
—¿Tuviste que avisarle a alguien que ibas a hacer esa producción para prepararlos o no hizo falta?
—Siempre me apoyó muchísimo mi mamá y cada propuesta laboral que me llega la consulto con ella porque es mi guía. Cuando le conté, aparte era la última edición impresa de Playboy, me dijo “Sí, hacela, está buenísima”. Si son propuestas que suman a mi carrera, mi mamá me manda para adelante y ella misma le cuenta a mi familia, los prepara. Más allá del cachet y de que es una producción jugada, también lo veía como un punto más para sumar después de que tantas personas importantísimas hubieran estado en la tapa.
—Te movés en todo tipo de ambientes y en diferentes roles. ¿Hizo falta que te plantes firme alguna vez?
—Todo el tiempo, constantemente. Sabemos que estamos en una sociedad bastante machista y es algo por lo que estamos peleando hace mucho tiempo. Siempre hay cositas que a una le molestan pero creo que está bueno marcar el límite de la forma más respetuosa y sutil posible, pero siempre marcar el límite. Le debe pasar a todas las chicas del medio: siempre hay situaciones que requieren que una ponga límites porque si no terminamos siendo permisivas.
—¿Qué te ha tocado pasar?
—Lo de siempre. O sea, lo más normal es que quizás siempre, por A o por B, o porque piensan: “Bueno, esta chica es linda”, o es... no sé... También se vincula mucho con que las rubias son tontas y subestiman mucho. Las situaciones normales que está el chico o la persona que se te quiere tirar por un intercambio de trabajo, o lo que fuese. Esos momentos que uno ve que está costando un montón esta evolución que tenemos que dar por este tipo de cosas que siguen quedando. Igual estamos mucho más avanzados en estos temas. Argentina avanzó muchísimo al mismo tiempo con toda la postura de las mujeres ahora.
—Hoy estás metida de lleno con la música. ¿Hay algo más que tengas ganas de hacer, extrañás la tele?
—No te podría decir una sola cosa porque soy muy multifacética. Siempre estoy súper activa haciendo cosas, ya sea música, conducción o gaming. También hago criptomonedas. Tengo como muchas ramas.
—¿Qué hacés con criptomonedas?
—Estoy haciendo trading (compra y venta de activos). Estoy haciendo un curso hace bastante tiempo, desde que comenzó la pandemia, y trabajando también con la academia de Emi (Emile Machado), que es mi mentor, y estamos haciendo clases online para toda la gente que no sabe qué es y cómo cuidar. Es como una pequeña introducción a las criptomonedas, y después siguen con él.
—¿Invertís? ¿Le dedicás unas horas por día?
—Sí, muchas. Cuando salía del canal, como era a la una de la mañana y llegaba y estaba como desvelada, no me podía dormir hasta las cuatro, cinco de la mañana. Entonces, aprovechaba para hacer los cursos a esa hora que estaba toda la ciudad apagada. En principio lo hice para mí, para aprender. La persona que da los cursos, cuando ve mi perfil, automáticamente se quiso asociar conmigo para hacer llegar todo su conocimiento a Argentina. Entonces, yo hago una introducción y la gente me pregunta y me encanta porque todo lo que aprendo lo voy transmitiendo.
—¿Venís ganando o venís perdiendo con las cripto?
—Vengo ganando. Ahora hay un pull back tremendo: todo el mundo está vuelto loco con las criptomonedas porque están en un retroceso que hasta puede llegar a estar un mes más, pero en líneas generales es ganancia. Igual estoy esperando que suba de nuevo (risas). Como todos.
—Hay que estudiar: es difícil, no es simple.
—Es un quilombo. El que diga que es fácil miente. Es muy difícil. Pero cuando uno ya le agarra la mano es lindo y vale la pena. Y también es súper rentable.
—¿Cómo viene el corazón? ¿Estás noviando?
—Muy tranquilo. Muy enfocada en el trabajo y muy tranquilo el corazón.
—¿Con ganas de enamorarte?
—Te diría que no. Ojo, si llega, llega, no le voy a cerrar la puerta al amor, pero me siento muy bien estando soltera. Estoy muy enfocada en las metas que tengo, que son bastantes. Tengo mi gatita, comparto mucho tiempo con ella. que es como mi bebé, le doy todo mi amor. No sé si me veo de novia ahora, pero si aparece tampoco me voy a negar.
—¿Cuál fue la peor cita de tu vida?
—No sé si le diría la peor, la más polémica, la que tuve con el streamer, con Oscu. Y fue muy divertida, se hizo una transmisión en vivo y todo. No fue la peor, fue súper divertido.
—¿Qué tiene que tener un hombre para conquistarte? ¿Tiene que ser famoso? ¿Tiene que tener plata?
—No, no necesariamente. Tiene que ser divertido e inteligente, no tener plata. Siempre fui muy independiente, de trabajar por mi cuenta, entonces si tienen plata o no, no me cambia en nada.
—¿Cómo decidiste tatuarte la espalda completa?
—Un día recibí una propuesta de Jean para conocer su estudio, y cuando entro a su perfil a mirar sus trabajos, dije: “No puede ser real lo que tatúa este hombre”. Era increíble, como si fueran obras de arte plasmadas en la piel de las personas. No son tatuajes normales. Cuando conozco el estudio y veo que estaba todo inspirado en Da Vinci, en la Mona Lisa y toda su historia de cómo se desarrolló como artista, me dio mucha confianza.
—¿El diseño lo armó todo él o vos pediste algo en particular?
—Me iba a hacer un dragón pero Jean, antes de tatuar a una persona, hace una sesión para conocerla. Fui con amigos, con mi mánager y le contaron un poco, yo también le conté lo que quería, de unos cambios en mi vida, mi personalidad, y él me hizo una propuesta y justo el día anterior, mi mamá me había dicho: “Romi, ¿nunca pensaste en tatuarte tal cosa?” Y cuando él reconfirma lo que me había dicho mi mamá, no hubo dudas.
—¿Qué te vas a hacer?
—Pregunté en redes qué se imaginaba la gente que me estaba tatuando y no adivinó casi nadie. Todo el mundo pensaba que me estaba haciendo la cara de mi gatita porque saben que estoy loca de amor por ella. Pero no, es un ave fénix súper incendiada. Tiene un poco de color: naranja, amarillo. Pero es un ave fénix súper imponente, muy grande. Soy muy amante de los tatuajes, tenía pensado hace rato hacerme algo grande, pero con esta mezcla de ideas, lo que me dijo mi mamá y lo que él pudo leer de mi personalidad y de los cambios que estoy haciendo, fue que dijimos: “Okey, sin dudas este es el tatuaje”.
—¿Duele mucho?
—Lo que duele mucho son tantas horas la aguja pasando por la misma zona. Te termina la piel hecha un fuego, pero lo vale.
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