“Buen día, amigos. Finalmente aquí estamos. Un abrazo muy agrande y una inmensa gratitud por toda la compañía de este tiempo. Nos ponemos en marcha poco a poco”, anunció Víctor Hugo Morales este lunes cuando salió al aire en su programa La Mañana, por AM 750, desde la sala de terapia intensiva en la que se encuentra internado con un cuadro de COVID-19. Según anunció el periodista, en las próximas horas será trasladado a una sala común.
Luego, se manifestó “entusiasmado” por haber vuelto a su clásico ciclo radial el día en que las clases deben ser presenciales en la Ciudad de Buenos Aires tras el amparo que presentó el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta días después de que el presidente Alberto Fernández anunciara que los alumnos debían quedarse en sus casas hasta el 30 de abril. “Nos espera un día tan intenso con toda esta patraña armada por la Ciudad de Buenos Aires, con estos fallos increíbles de la propia justicia de la Ciudad a favor del Gobierno de la Ciudad. Alberto Fernández habló de un estrago jurídico, el ministro de Justicia, de un mamarracho jurídico. Todas las expresiones sirven porque es algo que no se puede de ninguna manera dimensionar en cuanto a la capacidad de engaño que le quieren tirar a la gente”, consideró el conductor.
“Estamos poco a poco reuniéndonos después de esta etapa de COVID-19. En lo que a mí respecta, estoy pasando en esta jornada, en unas horas de la sala de terapia intensiva a una sala general. Me parece mentira salir de aquí. Y eso podría ser el primer paso hacia una recuperación más plena de todo lo que se ha padecido en función del COVID-19″, agregó el relator de 73 años.
Cerca de las nueve de la mañana, una hora después del comienzo del ciclo, Víctor Hugo respondió algunas preguntas que le enviaron los oyentes acerca de su salud. “¿Cuándo, en qué momento, sentiste miedo? ¿Cuáles y cómo ahuyentaste a los fantasmas?”, quiso saber una mujer. De inmediato, el periodista aseguró que fue mientras iba camino a hacerse una tomografía computada. Allí sintió miedo, “por supuesto”. Y destacó: “Nunca tuve plenísima consciencia de lo mal que estaba. Lo sabía mi familia, los médicos. Yo no supe tanto de mí hasta que hubo una situación un poquito más controlada. Nunca totalmente controlada. Si he estado un mes en terapia intensiva, imaginate que los avatares han sido muchísimos”.
Por su parte, consideró que “cambiar de sala” es un paso muy importante en su recuperación. “Estoy devastado. Lo que ha sucedido con mi cuerpo, con mi energía espiritual y mental es durísimo”, agregó sobre las secuelas que tuvo por la enfermedad e hizo referencia al miedo de perder su voz: “Para nosotros, los relatores, es un tema -sostuvo- Desde el primer momento en que sentís que algo raro te está pasando con la voz empezás a temer. Ha sido una de mis desesperaciones más cotidianas: tratar de impostar la voz. Y no te sale, no alcanzás a hacerlo. Y entonces sí te vas poniendo nervioso y preocupado. Pero, supongo, que es parte del deterioro”.
Además, indicó que desde que quedó internado su cuerpo “envejeció” y habló del impacto que le generó ver el tamaño de sus piernas, que disminuyeron: “Lo que ha sucedido es muy grave”.
“La situación es límite, es tremenda”, dijo sobre la segunda ola del coronavirus en la Argentina. “Jugamos contra un monstruo devastador”, agregó.
Por otro lado, indicó que perdió el olfato y que desde que lo recuperó tiene ganas de “comer un asado de costilla”. “Necesito el olor de la carne”, expresó. “Perdí el olfato y ahora que huelo otra vez el alcohol me lo pongo en la nariz con la mano abierta y lo respiro hasta que toca la nuca. Es desesperante el tema del olfato. Y al recuperarlo quiero comer carne. Es bastante sencillo el pedido: necesito comer carne, oler carne, ponerme la costilla y la carne bien cerca de la nariz y comer casi maleducadamente. También, una pequeña revancha de (lo que viví) este tiempo”.
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