La controversia sobre la continuidad de las clases presenciales está instalada desde hace días, ante el avance de la segunda ola de coronavirus en la Argentina. Pero adquirió relevancia cuando Alberto Fernández, contradiciendo a sus ministros de Educación y Salud (Nicolás Trotta y Carla Vizzotti, respectivamente), anunció el miércoles que quedarían suspendidas por 15 días en el AMBA, a partir del lunes 19. Y todo aumentó cuando, en declaraciones posteriores, el Presidente fundamentó su decisión.
“Todo este tiempo he hablado con maestras de escuela de chicos con capacidades diferentes de lo difícil que se les hace trabajar con esos chicos, que no entienden la dimensión del problema sanitario que enfrentan”, declaró Fernández, provocando el rechazo de la Asociación de Síndrome de Down y distintos expertos. Otra frase generó controversia: “Hay que ir a las escuelas y ver cómo los chicos intercambian el barbijo”.
María Julia Oliván se hizo eco de inmediato de estas palabras a través de un posteo en Instagram, en el que compartió una foto de su hijo Antonio, de cinco años con autismo, llegando al jardín. “Mi hijo no asiste a una escuela especial, pero está entre ‘esos chicos’ que no se dejan el barbijo. ‘Esos chicos’ y los otros chicos, los neurotípicos (aquellos que tuvieron un desarrollo neurológico sin ninguna alteración), hoy vivieron un día muy triste. Hubo niños de todas las edades que hoy se largaron a llorar de impotencia frente a la noticia”, escribió la periodista en la cuenta que es seguida por más de 130 mil seguidores.
“Probablemente nunca -ni en el anterior cierre ni hasta muy avanzado el año- tuvimos este miedo. Esta sensación de revivir el trauma que creímos superar. En marzo, vimos a nuestros hijos sonreír al entrar al colegio y nos olvidamos de los daños de las trompadas que nos dio el 2020″, continuó Oliván, haciendo un repaso de lo vivido -y padecido- durante la cuarentena total: “Amasamos masa madre, hicimos burbujas, plantamos huertas, jugamos con nuestros hijos, hicimos malabares para laburar. Muchos se divorciaron... otros estuvieron a un pelín. Otros perdieron a sus seres amados”.
“Nos agotamos de resistir cuando aún la cantidad de casos no era una alarma roja. Nos bajoneamos, pedimos la toalla para bajarnos del ring... pero nadie nos escuchó -lamentó la conductora-. Ahora nos suben de nuevo ahí, con nuestros nenes. Lo que más queremos en el mundo. Sin la escuela, que es el pilar de sus vidas. Sin estadísticas que le den coherencia a la medida. Sin fuerzas. Estresados al mango”.
“Pero esta vez no vamos a amasar masa madre”, advirtió María Julia Oliván. “No vamos a jugar a la maestra. Vamos a luchar para que el gobierno de Alberto Fernández nos escuche, para que nos tire la toalla. Para que gestione la pandemia en base a datos estadísticos ciertos. No haciendo la cruel excepción de que sean las escuelas y los shoppings las dos actividades cerradas en el día”.
Y volvió a refutar las declaraciones del Presidente, esta vez, hablando por todas las madres: “Es mentira que nos sacamos el barbijo cuando vamos a retirar los nenes. Las escuelas los reciben y no nos dejan entrar. Hay escuelas públicas a las que no les funciona el termómetro, a las que no les llegó alcohol. Pero eso se remedia con gestión”.
“Escuchános, Alberto. Nunca es tarde”, concluyó María Julia Oliván el texto que escribió el jueves por la noche, y que acompañó con el hashtag que se usó durante todo el día en las redes sociales: #AulasAbiertas.
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