Noche de sorpresas en Masterchef Celebrity. Cuando promedia el certamen, y la competencia se vuelve cada vez más exigente, cinco participantes se medían en busca de pasar al miércoles de beneficios. Uno a uno, fueron entrando Cande Vetrano, Alex Caniggia, Claudia Fontan, Gastón Dalmau y Hernán Loco Montenegro, quienes fueron ocupando sus lugares dispuestos a dar lo mejor de sí como cada noche. De inmediato, notaron algo raro: había seis estaciones para cinco participantes. Y la pregunta surgió enseguida. ¿Quién ocuparía el sexto lugar?
A medida que crecía la incertidumbre y se tejían las más diversas hipótesis, el conductor Santiago del Moro pidió permiso para ir al mercado a buscar al cocinero que faltaba. Lo que ocurrió después no se lo esperaba nadie. El sexto integrante era ni más ni menos que el propio conductor. Sí, por primera vez en lo que va de las dos temporadas del reality de Telefé, del Moro se calzó el delantal y se puso detrás de las hornallas más famosas del mundo. “Ya era hora que viviera la experiencia de estar del otro lado”, señaló el ex Intratables. Como había ocurrido durante la primera temporada, cuando los chefs ocuparon el lugar de las celebrities, los roles volvían a alterarse, aunque esta vez la conducción quedó vacante.
En este punto entró en juego la medalla plateada que había obtenido Cande Vetrano la semana pasada. Su beneficio, en principio, un beneficio a ciegas, la eximió de preparar una de las dos guarniciones que les correspondían al resto de sus compañeros. En cambio, la guarnición fría iba a estar en manos de Del Moro. “Qué responsabilidad... espero estar a la altura de estas hornallas”, comentó el conductor, mientras su ocasional compañera depositaba toda su confianza en él.
Los jurados Germán Martitegui, Donato de Santis y Damián Betular se acercaron sonrientes a la estación de Del Moro, que llevaba adelante su trabajo con mucha calma. “Le queda bien el delantal”, comentó Donato, mientras sus colegas empezaron a investigar lo que había sobre la mesada e indagar en lo que tenía pensado preparar el conductor. “Un degradé de tomates. Voy a pintar abajo con una vinagreta de chocolate”, empezó a contar del Moro dejando estupefactos a los tres jurados, que aconsejaron, sin éxito, para que cambie su idea inicial.
Del Moro tenía una respuesta para cada pregunta de los chefs, que seguían con asombro el vocabulario del conductor. “¡Con qué propiedad habla!”, comentó Donato mientras Santiago seguía con la suya “Todos esos términos que voy tirando son cosas que escuché de ellos. Soy un pibe que le gusta cocinar, pero no tenía el léxico adquirido después de un año de Masterchef”, señaló en el back. “Suerte, que la vas a necesitar”; dijeron los tres chefs al unísono antes de retirarse, parodiando una de las muletillas del conductor.
Como si fuera un participante más, del Moro presentó con entusiasmo su guarnición, que consistió en carpaccio de tomates reliquia con salsa de granada, burrata con jamón crudo y vinagreta de chocolate. “Qué raro verlos de frente, siempre los tengo de costado”; se sorprendió del Moro, antes de contar la elaboración de su plato y soportar algo de bullying de parte del jurado, que no le dejaba pasar ninguno de sus términos gastronómicos sin gesticular con un dejo de ironía.
A su lado, Candela seguía cada movimiento con el nerviosismo lógico. Su destino en parte estaba ahí, y se sorprendió con la tranquilidad con la que del Moro había preparado la guarnición. “Qué hacés, meditás antes?”, le preguntó. Pero la respuesta tenía que ver con los consejos prácticos más que con alguna técnica de concentración. “El jurado una vez dijo ‘visualicen el plato’. Cuando uno ya sabe lo que va a hacer, tiene que pensar en la foto”, respondió con convicción.
Antes de probar, Martitegui encaró a la participante y le preguntó si creía que el plato del conductor la ayudaba o la hundía: “Creo que me ayuda muchísimo”, respondió Vetrano con seguridad y su intuición era la correcta. Los chefs celebraron el riesgo asumido y los sabores logrados, y más allá de algunas críticas en la selección de la vajilla, sus comentarios fueron positivos. “Espero haber estado a la altura, porque este plato en definitiva es de ustedes. Hace un año que los escucho todos los días”, cerró del Moro con confianza antes de escuchar el veredicto esperado: Candela obtuvo el pase al miércoles de beneficio, lo que significó una alegría, y también cierto alivio para el conductor, que terminó festejando recostado en el suelo, con la satisfacción del deber cumplido y libre de culpa y cargo.
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