Salirse del libreto en un programa de televisión suele ser tentador pero también puede tener consecuencias inesperadas. Preguntar más de la cuenta quizás venga de la mano con una respuesta inapropiada. O bien, el hecho de improvisar una práctica sin el debido ensayo previo puede derivar en un momento incómodo. Y si no, que lo diga Robertito Funes Ugarte, que inició un ida y vuelta que se le escapó de las manos y en su afán por prestarse a un consejo médico, terminó en el piso después de protagonizar un divertido blooper ante la mirada de participantes y asistentes.
Todo ocurrió en ¿Quién sabe + de Argentina?, el programa que el periodista conduce en las noches de la TV Pública. Se trata de un clásico programa de entretenimientos con la Argentina como foco a la hora de la evaluación. Bajo diferentes dinámicas, los participantes agrupados en parejas deben responder preguntas sobre historia, hechos, personajes, costumbres y demás temas que tienen que ver con nuestra idiosincrasia.
Sobre el final del ciclo, el conductor se tomó un respiro y aprovechó la condición de médico de uno de los participantes para pedirle un consejo práctico. “¿Qué se hace cuando tengo la presión baja?”, preguntó al pasar Funes Ugarte, y el hombre, llamado Alejandro, se explayó sobre dos práctias básicas de primeros auxilios. “Te podés sentar y levantar las piernas altas, o tratar de comer algo salado con líquido”.
Robertito evaluó las dos opciones que le había brindado el facultativo y rápidamente se decidió por la primera. “De aquí a que pida y me traigan algo salado van a pasar cuatro semanas”, conjeturó, por lo que la metodología de levantar las piernas resultó ser el mejor plan. O al menos era lo que el pensaba. Atenta a lo que sucedía en el piso, una asistente le acercó una silla de plástico y el conductor se preparó para seguir las instrucciones del médico.
“Lo ideal sería apoyarla sobre otra silla”, indicó Alejandro y allí fue la productora en su auxilio, esta vez con una banqueta más alta. “¡Ay Roberto, qué difícil todo!”, exclamó la locutora, mientras el conductor, sentado en la silla de plástico, se arqueaba peligrosamente hacia atrás intentando con sus piernas alcanzar la silla más alta. Pero lo hizo con tanto énfasis que el respaldo de su silla plástico empezó a ceder hasta que se escuchó el ruido tan temido... “crack”.
El conductor estalló en una carcajada que le inundó los ojos de lágrimas, mientras el médico observaba sin poder creer lo que pasaba enfrente suyo: “¡Gracias doctor, prefiero que me siga subiendo la presión porque de esta vergüenza no se salva nadie!”, argumentó Robertito, que sin embargo intentó probar una vez más. No fue la mejor decisión, ya que la silla cedió por completo y el conductor terminó despatarrado en el suelo.
La seriedad del programa se interrumpió por un momento y los seis participantes no podían contener la risa. ¿Cómo seguir después de lo que había pasado? El conductor se incorporó como pudo, mientras Nati, la asistente, ingresaba por tercera vez, en este caso para retirar las sillas y sus restos. “Les pido disculpas. Esto no estaba preparado”, admitió Robertito en unas improvisadas disculpas, mientras tuvo que apelar a todo su oficio para seguir con la rutina del programa, sabiendo que había asumido un riesgo; ese que en televisión puede tener sus consecuencias, que aquí se midieron en aplausos y carcajadas.
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