Desde que se radicó en la Argentina, donde viven sus hijos -Bautista, Beltrán y Benicio, frutos de su relación con Pampita, y Magnolia y Amancio, de su noviazgo con la China Suárez- Benjamín Vicuña viaja constantemente por trabajo a Chile, su país natal. Además de tener el Centro Cultural Mori, suele ser convocado para realizar distintas ficciones.
El ex protagonista de Argentina, Tierra de Amor y Venganza se encuentra en el vecino país desde hace más de cinco semanas, cuando fue a promocionar la serie Demente y a grabar otra cuyo rodaje concluirá pronto. Con las fronteras de ambos países cerradas, tras el avance implacable de la segunda ola de coronavirus, Vicuña usó sus redes sociales para expresar su ansiedad por regresar a su casa, en Buenos Aires. También se refirió a la preocupante situación de los teatros en Santiago, inhabilitados desde hace más de un año.
“Para nadie es una novedad hablar sobre los tiempos desafiantes que vivimos. Tiempos comparados con guerras que al menos yo no viví. Para nadie es fácil manejar en medio de la niebla, muchas veces sin saber cuál es el camino. Qué difícil para la ciencia y para nosotros entender que el aire puede ser nuestro enemigo, un beso un kamikaze y la distancia con nuestros seres queridos, un salvavidas”, comienza su reflexión junto a una foto de hace un tiempo, en la cual se lo ve sentado en la butaca de una sala vacía.
Luego, explicó su situación particular: “Como actor, cumplo con mi responsabilidad de terminar una serie nocturna en Chile desde el 6 de marzo, alejado de mi familia radicada en Buenos Aires, con fronteras cerradas que solo aceleran la ansiedad y con mis teatros sin poder abrir sus puertas hace ya más de un año”.
Aunque no dio detalles, al artista se le estaría haciendo difícil sostener el complejo Mori, que levantó en Santiago de Chile en sociedad con su colega Gonzalo Manguera Valenzuela y otro amigo de ambos, Cristóbal Vial. “Qué desolación ver como algo tan grande y noble como un centro cultural se cae a pedazos en medio del desinterés. Nada de lo que menciono se compara al dolor de perder a alguien, eso es obvio, pero sí es un dolor progresivo y aparentemente invisible”.
“Los trabajadores de la cultura hoy son invisibles, como sus familias y necesidades. Cuánto dolor e incertidumbre caminar por las sombras de lo no esencial. Este texto seguramente no es esencial ni relevante, pero sí un grito desde lo más profundo de un hombre que improvisa y extraña en tiempos violentos”, cerró.
La China cumplió 29 años el 9 de marzo, por lo que pasó su cumpleaños lejos de su pareja. Pero eso no fue lo único que les tocó vivir a la distancia. A fines del mes pasado Eugenia enfrentó uno de los momentos más difíciles de su vida, tras la muerte de quien fuera su amiga, la diseñadora Sofía Sarkany.
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