Rusco es el alter ego artístico de Mateo Rusconi, un joven de 18 años que está dando sus primeros pasos en la música de manera formal. Y lo está haciendo a lo grande: sus hasta ahora únicas dos canciones cuentan con la producción artística de Cachorro López, el ex bajista de Los Abuelos de la Nada y uno de los productores más codiciados de América.
Este viernes presenta su segunda canción, titulada “Las mil y esta noche”, lanzamiento que llega después de “Pa que te quedes”. Ambas canciones están cruzadas por beats contemporáneos, fraseos veloces -casi rapeados- y una fuerte presencia de guitarras de fogón. “Cuando escribo intento usar acordes que yo considero que son felices. Es medio raro ponerlo en palabras, pero mis acordes son así, los usé para que estas canciones sean más felices y no tan oscuras. Y sí, suelo definir mi estilo como ‘fogonero’”, admite Rusco en conversación con Teleshow.
Los textos de ambas canciones están teñidos por el aislamiento obligado por la pandemia: “Las letras las escribí justo después de que hayan declarado la cuarentena. Siento que eso también fue una manera de canalizar lo que estaba pasando y afrontar lo que sería el aislamiento. Yo me siento un artista romántico desde las letras. ‘Pa que te quedes’ habla del amor como inspiración. Y ‘Las mil y esta noche’ habla de una cita perfecta; representa el romanticismo y la simpleza en una cita”, explica el cantante.
Los amantes de la música suelen encontrar en su propio hogar las primeras referencias. Es el caso de Mateo, quien mamó desde muy pequeño la música preferida de sus padres. “Mi papá es abogado –es Maximiliano Rusconi–, mi mamá es escribana, no tienen nada que ver con la música... pero mi padre siempre fue muy de estar todo el día con la música. Entonces yo desde muy chico escuché eso y creo que mi mayor influencia es el rock nacional. También escucho trap, como Duki o Rusherking y me gusta mucho Justin Bieber. Si tuviera que hacer una playlist, creo que ninguna persona normal la escucharía porque tendría desde Los Abuelos de la Nada hasta Trueno, Duki, Gustavo Cerati, Charly García, Spinetta... Siento que mi generación escucha mucho trap, cosas contemporáneas, yo soy muy versátil”, asegura Mateo.
Esas influencias de ayer y hoy se plasman en su música: “Mi estilo es un puente entre los más emblemáticos del rock argentino y las actuales tendencias mundiales. Las raíces del rock nacional tienen mucho para ofrecer a las melodías y el compromiso de las actuales tendencias, también. Es un mix”, dice.
Cachorro López llegó a producirlo luego de una gestión de su padre. Así lo recuerda Mateo: “Un viernes a la tarde le dije a mi viejo: ‘Che, escribí esto, lo voy a subir el lunes por mi cuenta a Spotify’. Y al día siguiente me llama mi viejo y me dice: ‘¿Estás sentado? Porque con lo que te estoy por contar te vas a caer de culo’. ‘Sí, estoy sentado, contame’. ‘Bueno, me dijo Cachorro que si ya lo subiste, que lo bajes, porque lo quiere producir él’. Y ahí empezó la conexión, que yo la encaré con mucho respeto, lo trataba de usted. Y hoy lo siento un compañero y un amigo”. En el equipo de Mateo también está Ariel Argañaraz, quien es su profesor de guitarra y con quien trabaja en la pre producción de las canciones.
Mateo dice que las canciones que resultaron de este trabajo son producto de “la fusión entre un chico de 18 años y un productor que no sé ni como definirlo, un productor de la hostia, que yo estoy muy agradecido porque fue de apoyo constante para alguien que solo tiene juventud y ganas. Es un privilegio que me acompañe él en este proyecto y me inspira a seguir escribiendo”.
Rusco define a la música como algo “que debe ser entendido desde una gran generosidad para con la gente, en general. Hago música para un país lleno de gente que sufre y que necesita levantar su ánimo, volver a soñar, a sonreír. Y yo creo que los músicos tenemos el enorme privilegio de ayudarlos”.
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