Pamela David habló del ho’oponopono con Irene Serrahima: “Es una terapia ancestral hawaiana y sirve para solucionar problemas”

Desde España, la coach emocional, reikista e instructora de esta técnica milenaria dio detalles sobre cómo llevarla a cabo, en favor de una salud física y emocional

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Pamela David con Irene Serrahima, en PamLive

La pandemia ha profundizado el sentimiento y las escenas de enojo y soledad. Y ahora, con el temor a las nuevas restricciones, ¿cómo podemos aliviar el pánico y la ansiedad? En esta nueva propuesta, Pamela David te invita a este encuentro especial con Irene Serrahima desde España. Ella es coach emocional, reikista, enseña ho’oponopono y nos invita a conocer sus herramientas para cambiar esos hábitos y creencias que nos dañan. Salir de la queja constante y agradecer las experiencias hermosas que nos suceden, uno de los objetivos. Hoy sabemos que estas terapias alternativas sanan, salva y consuelan a miles de mujeres y hombres. ¿Ya te animaste a practicarla?

—¿Cómo empezamos a arreglar nuestros pensamientos para que los problemas se arreglen solos?

—La herramienta principal que utilizo para arreglar esos problemas es el ho’oponopono. Si tú no le prestas más de 90 segundos a una emoción, ese pensamiento desaparece. Es hacerte consciente en el momento en que tú estás pensando algo que no está correcto… porque tú lo sientes: cuando algo está mal dentro, tú sientes que hay algo que te está haciendo mal. Es ponerle remedio. Yo, la primera palabra que uso es ”Gracias”, y en un momento encuentras la paz. Para cada emoción hay diferentes palabras que puedes usar, que son las gatillo.

—¿Qué significa el ho’oponopono y cómo funciona?

—El ho’oponopono es una terapia ancestral hawaiana y sirve para solucionar problemas. Te borra las memorias subconscientes de creencias que tú tienes, de cosas de tu pasado… Por ejemplo, si tus padres te han enseñado que cuesta mucho ganar dinero, eso es lo que aprendiste desde pequeño. “El dinero cuesta mucho conseguir”: tú te haces esa creencia y no ganas dinero, porque ya tienes esa idea programada en tu subconsciente, que cuesta mucho ganar dinero. Si tienes la idea de que “por amor se sufre”, siempre atraerás a parejas que te hagan sufrir. Lo que hace el ho’oponopono es borrarte esas memorias para estar en paz y crear un vacío de inspiración para que te llegue lo mejor para ti. Lo que hace exactamente es limpiar todas tus creencias para tú ser tu ser verdadero. Actuar desde tu alma.

—Dijiste que la primera palabra que utilizabas era “Gracias”. Pensaba que eran “Lo siento”, “Perdóname”, “Te amo” y “Gracias”. ¿Importa el orden?

—No importa el orden. Hay muchas palabras gatillo: para temas de amor o fortalecer relaciones se utiliza “Pétalos de amor”. Es una palabra que puedes utilizar en relaciones de pareja o en casos familiares. Otra muy importante es “Píldora del silencio” para cuando estás a punto de pelearte con alguien, que quieres o no, repites “Píldoras del silencio”, y cuando vas a hablar, hablas desde la calma. La mala energía se corta. Tú estás programándote para estar tranquilo. Cuando ves que viene la bronca: “Píldoras del silencio”, “Píldoras del silencio”, y para cuando vayas a hablar, ya estarás más calmado y ya puedes solucionar el tema.

—¿Lo expresas al Universo o lo podés pensar?

—Lo piensas y lo repites mentalmente. Joe Vitale dijo que las palabras principales eran “Gracias”, “Lo siento”, “Te amo” y “Perdóname”. Las puedes decir en ese orden o en el orden que tú quieras. Igualmente puedes decir solo una. Si no te resuena decir alguna de ellas, puedes escoger solo una y repetir “Te amo” o “Gracias”. No es para usarlo solo cuando estás mal. Lo idea es usarlo siempre, y hay herramientas para ello. Por ejemplo: te vas a trabajar y si tienes un trabajo donde tienes que concentrarte, no puedes estar repitiendo la palabra “Gracias” en tu mente. Entonces puedes programar un vaso de agua por las mañanas, lo llenas, y ese vaso repetirá las palabras por ti.

—¿Cómo programas el vaso?

—Yo, personalmente, cuando lleno el vaso repito las palabras mentalmente: “Gracias”, “Te amo”, “Lo siento”, “Por favor”, “Perdóname”. Lo dejo en un sitio donde sé que está y lo cambio dos veces al día, cuando me levanto y cuando me voy a dormir. Si en el momento que colocas el vaso hay algo que te preocupa mucho, por ejemplo, si has discutido con tu pareja, si te has peleado en el trabajo, si debes cambiar de casa, tienes problemas económicos, coges un papel y debajo del vaso apuntas el nombre de la persona con quien tienes un problema, o “voy a tener un nuevo trabajo”. Es decir, decretar con lo positivo. Puede ser con cualquier tinta o papel, es indiferente.

—¿Y qué pasa luego? ¿Cómo funciona?

—Se limpian esas memorias. Si tiene que ser para ti, si es un avance mejor para ti, se te va a dar en ese momento. Por ejemplo, cuando discutes con una amiga, puedes poner el nombre de esa persona debajo del vaso, pero eso no quiere decir que dejes de hacer ho’oponopono: el vaso sirve para cuando estás haciéndolo. Cuánto más rato tú lo hagas, más memorias estás borrando. Es como coger un hábito. Para mí, cada vez que me subo a mi bici es mi hábito, voy pedaleando y repito: “Gracias”, “Te amo”.

—No vas pensando en un objetivo en particular, sino que se limpian en general esas memorias del pasado que generalmente cortan la esencia…

—Ho’oponopono es como si tu mente fuera una computadora llena de virus, que son las creencias limitantes y todo lo que hemos aprendido, y todas las experiencias que hemos tenido en la vida. A veces decimos: “Mira, cómo he pasado dolor, no voy a repetir esta situación porque aquella vez que lo hice lo pasé mal, entonces si voy a hacer una cosa similar, voy a pasar dolor de nuevo”. No tiene por qué, a lo mejor es lo que tienes que hacer para evolucionar. En ho’oponopono le pasamos el antivirus a esas creencias. No nos hace falta ser informáticos para saber qué es lo que está mal. Simplemente tenemos que confiar y soltar, que lo que se va a borrar es lo mejor para nosotros.

—¿En cuánto tiempo funciona la técnica del ho’oponopono?

—Se nota enseguida, súper rápido. Lo que pasa al principio es como si tú en el cerebro lo barrieras, y cuando barres, ¿qué pasa? Hay polvo. Entonces salen problemas y dices: “¿Cómo puede ser que ahora estoy sanándome y me salen nuevos problemas?”. Te salen precisamente porque estás preparado para solucionarlo: una vez que lo solucionas se acabó el problema.

—¿Cuáles son sus beneficios? ¿Cómo te empezás a sentir?

—Te sientes con mucha paz y todo se va dando. Recibes inspiraciones. Sabes que tienes que hacer esto. Sabes que no te viene del ego, te viene como una iluminación de arriba. En mi agenda personal tengo un montón de apuntes de cosas que se me van ocurriendo. Apunto lo que se me ocurre en el momento para luego realizarlo. Consigue una libreta donde apuntar todos los pensamientos que te vengan como inspiración y sigue trabajándolo.

—¿Esto sirve para los ataques de pánico? Aunque siempre haya que consultar a un médico primero.

1Sí, alivia. Para la ansiedad también, para todo lo que es mental. El pánico es algo mental. Cuando tú te estás dando cuenta de que estás sufriendo es simplemente repetir: “Gracias, gracias, gracias”, y te calmas. Lo repites unos segundos, y al cabo de un minuto te sientes mejor.

—En el momento que vivís el ataque de pánico, ¿agradeces que tienes ese ataque?

—No, agradeces que tu cuerpo está haciendo una reacción para que tú te des cuenta de algo. Tienes el poder de calmarte. Una de las premisas principales del ho’oponopono es que tú eres 100 % responsable de lo que te está pasando, en cada momento. Como eres 100% responsable, también tienes el poder de cambiar esa situación. Si tú cambias por dentro y haces ho’oponopono, toda la gente a tu alrededor cambia. Cambia la manera que te ven a ti, o tú cambias la manera de verlos a ellos. Es como una magia que se crea, una comprensión, es muy mágico.

—¿Se puede ayudar a otra persona con el ho’oponopono?

—Si tú te limpias, también estás limpiando las memorias subconscientes que tienes con otras personas. Si tú te limpias, afectará a todo el mundo que está a tu alrededor. A personas de tu trabajo, a tu familia, a las personas que están en contacto contigo. Incluso hay limpiezas que se hacen en grupo porque tienen memorias compartidas entre esas personas. A lo mejor tienen la misma creencia de que no se puede tener amor o paz. Son memorias compartidas que tenemos todas las personas. Son creencias que nos han impuesto desde siempre a todos, y en verdad no era eso. Nos han dicho: “Esto es así”, y nosotros dijimos: “Vale, es así”, porque como me lo enseñó mi padre, a mi padre se lo enseñó su padre, y así se hizo una cadena. Todos nuestros ancestros han aprendido cosas y ha ido pasando de generación en generación hasta ahora, y nosotros a lo mejor tenemos creencias de hace miles de años que no nos corresponden.

—¿Cuáles son esas palabras que nos pueden terminar enfermando?

—Si tú tienes un pensamiento y vas a decir una queja, es mejor que te mantengas un momento en silencio. Si te viene una emoción muy fuerte y enseguida vas a enfadarte o hablar mal, es mejor que te lo aguantes un momento y utiliza esta herramienta del ho’oponopono. Repite: “Gracias divinidad, limpia en mí lo que ha creado en mí esta situación”. Por ejemplo, si te estás enfadando con tu pareja: “Gracias divinidad, limpia en mí lo que ha creado en mí esta situación”. Cualquier cosa que te haya generado un sentimiento malo le pides a la divinidad que lo limpie y ya está, y en un momento empiezas a sentir la calma. Mi pareja no hacía nada de esto y ahora es el primero en hacerlo. Antes se enfadaba mucho y ahora, cuando ya se nota que está así, empieza: “Divinidad, límpiame lo que ha creado esta situación”. Se calma enseguida y es como mágico. Puedes decirlo mentalmente o en voz alta.

—Cuando tenemos malos pensamientos o utilizamos mal las palabras, ¿cómo podemos cambiarlas para utilizarlas mejor?

—Si no eres consciente, vas a ver que a tu alrededor hay cosas que no están bien. Enseguida que tú te enojas, ves las caras de la gente, rompes cosas… tú tienes que darte cuenta que no estás bien. Es mejor encontrar una herramienta. Yo hasta que no descubrí Ho`oponopono tenía muy mala leche. Me enfadaba e insultaba. Descubrí esto y me calmó, me funcionó. La gente que me conoce lo sabe, yo era destrucción cuando me enfadaba.

—Ley de atracción: ¿en qué momento tenemos consciencia de que atraemos lo que nos pasa?

—Si estas enfadado o te estás quejando por cosas, te van a venir más cosas. En cambio, si estás agradecido de lo que tienes, te van a venir más cosas también. Esa es la ley de atracción, básica, simple. Si tú estás pensando que tu vida es una porquería, que no tienes trabajo, que tu pareja es tal, todo lo vas a ver mal. Vas a estar buscando siempre lo que está mal, nunca verás lo que tienes que está bien. En cambio, aunque te cueste, agradeces por ejemplo que es un día de sol, empiezas el día de otra manera. Si alguien te saluda o te sonríe, tendrás otra energía. Si tú te levantas quejándote, ya te encontrarás con una cadena de situaciones que te van a hacer mal todo el rato. En cambio si tú sales bien y contento de tu casa, y vas agradeciendo pequeñas cosas que van pasando, allí tú atraes cosas buenas para ti.

—¿Cómo son tus cursos de ho’oponopono?

—Son cursos que los hago por WhatsApp durante 21 días, porque cuando creas un hábito durante 21 días, el cerebro se habitúa y luego tú solo ya lo haces y ya practicas ho’oponopono. Le dedicas el tiempo que tú quieras. Cuanto más practicas mejor, porque más memorias estás borrando. Practica todo lo que puedas. Tú puedes practicar un rato y puedes ver cambios igual. Cuántas más horas practicas, más cambios ves. Cuando estás bien también lo tienes que practicar, no solo cuando estás mal. Yo, por ejemplo, que tengo el hábito, cuando estoy lavando los platos no estoy ni mal ni bien, estoy lavando los platos, pero voy repitiendo. Es asociarlo a tareas diarias que tú tienes que hacer y lo vas haciendo, y no tienes por qué estar mal en ese momento. Cuando lavas los platos haces ho’oponopono; cuando vas en bici, haces ho’oponopono. Es crearte el hábito de cuando haces algo normalmente. Incluso puedes hacer ho’oponopono escuchando a otra persona. Escuchas mejor. Eso no te impide escuchar, al contrario: estás más atento. Yo, a lo mejor, me pongo un video de algo que me gusta y voy repitiendo: “Gracias, gracias, gracias”. Eso no te impide escuchar y a la vez estás haciendo ho’oponopono. Te vas creando pequeños hábitos y así cada día vas practicando. Hay gente que solo practica cuando está mal pero no sirve. Es cada día un poquito más. Cuando no lo puedes hacer, ya tienes el vaso que está programado haciéndolo.

—¿Podemos hacer ho’oponopono por otra persona? ¿Por aquella que no se anima a probarlo?

—Puedes limpiar por ti y esa persona va a tener memorias compartidas contigo, seguro… Si tú la conoces, va a tener memorias. Si tienes algún tipo de contacto y si vas limpiando, esa persona también se va limpiando. No puedes hacer ho’oponopono expresamente. Por ejemplo, mi pareja no creía en nada de esto y me vio a mí haciéndolo siempre, y me veía que yo cada vez estaba mejor. Ahora lo hace porque ve que funciona. La gente va viendo que tú vas cambiando y es como que todo se va atrayendo. “Si ella está bien, lo voy a hacer yo también porque a lo mejor me pongo bien también”. Es como una cadena. Y la gente que te conozca y ve que tú lo haces y te sientes mejor, se preguntará: “¿Cómo lo hace?”.

—La frase “Pétalos de amor” que refuerza las relaciones de parejas, ¿por qué se utiliza?

—Es una palabra gatillo. Hay un montón de ellas. Hay para dolores, para el dinero, para dolores emocionales… Para dolores emocionales y físicos existe una palabra que se llama “Hielo azul”. Para dinero o abundancia se puede usar “Tarro de miel”, “Llovizna”, “Colibrí”, “Jugo de naranja” también.

—¿Estas palabras gatillos son parte del ho’oponopono?

—Sí. Son palabras que ha ido canalizando gente que ha empezado a hacer ho’oponopono y que las han usado y les han servido para eso. Tú lo puedes hacer mentalmente, hablándolo o escribiendo. Puedes coger un papel y escribir: “Gracias”, o “Divinidad, limpia en mí lo que ha causado esta situación”. Si tienes una entrevista de trabajo y estás nervioso, escribes: “Divinidad, limpia en mí lo que cause que yo esté nervioso en esta situación de trabajo, gracias, gracias, gracias, gracias”. Lo escribes, te calmas y lo dejas ahí.

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