Pocas series provocaron en el público el impacto que en su momento logró V: Invasión extraterrestre. Los malvados invasores que se escondían detrás de un discurso de paz y un rostro humano y que en realidad eran lagartos que buscaban la supremacía total, se grabaron de manera imborrable en la gente. Por supuesto, Donovan y Julie, los líderes de la resistencia, se convirtieron en los ídolos de todos, de la misma manera que la villana Diana sería también objeto de inconfesable fascinación en los espectadores.
Pero todo ese público fervoroso que siguió esta trama no sabía que detrás de la ciencia ficción había una historia escondida. Los responsables de la serie la habían pensado como una narración acerca del nazismo ascendiendo al poder en los Estados Unidos y de una resistencia que lo combatía. Con el éxito absoluto de La guerra de las galaxias en aquellos años, prefirieron hacer un cambio y convertir esta historia en un relato de ciencia ficción. Aun así, hay muchas referencias que siguen mostrando los elementos de la intención inicial.
La idea continúa siendo básicamente la misma: un grupo totalitario que quiere arrasar con todo y aquellos que luchan para evitar que estos triunfen. Si se presta atención, el símbolo que traen los extraterrestres es una esvástica incompleta, con puntos que apenas disimulan el diseño original. Un matrimonio de ancianos judíos, sobrevivientes del Holocausto, también le cuentan a la nueva generación acerca de esta clase de situaciones y explican el deber moral de solidarizarse con las primeras víctimas de la persecución y darles refugio. Más adelante se mencionan los Juicios de Nuremberg, cuando una periodista que repite el discurso invasor se defiende diciendo que solo está haciendo su trabajo. La complicidad de los privilegiados es otro tema importante que se marca claramente. También hay un joven resentido que termina enrolándose en el ejército extraterrestre en algo así como unas juventudes hitlerianas. Al hacerlo se siente reivindicado por poder ejercer el poder violentamente contra aquellos que antes eran más valorados que él.
La historia arranca cuando 50 naves espaciales llegan a la Tierra y cada una se posa sobre las ciudades más importantes, entre ellas, Buenos Aires. Vienen en son de paz, pero hay sospechas de que hay algo escondido. Nuestro héroe, un periodista llamado Donovan, interpretado por Marc Singer, descubre la verdad: debajo de los rostros humanos se ocultan reptiles. Y estos reptiles no tienen ningún objetivo de paz, al contrario. Descubrimos junto con él que la líder, Diana (Jane Badler) tiene una dieta muy particular. Sus platos favoritos son animales vivos, lindos roedores o pequeñas aves. La primera vez que vemos a esta villana comerse nada menos que a un cobayo, la historia de la televisión de los 80 alcanzaría uno de sus puntos más icónicos.
Los creadores dijeron: “si hacemos una miniserie de dos episodios exitosa, tal vez podamos hacer luego otra miniserie o, tal vez, una serie”. Les fue tan bien que hicieron las dos cosas. Primero, una miniserie de tres episodios, y luego, una serie de 19 episodios. No hubo luego una segunda temporada, todo quedó completamente trunco de manera inesperada, pero la serie jamás fue olvidada. Los espectadores argentinos la recordamos como una única gran unidad, aunque varios de los personajes más memorables no aparecían en la primera miniserie. La decadencia se hacía sentir, y tal vez haya sido mejor el cierre abrupto, lo ochentoso llegó a límites absurdos en esos 19 episodios.
Todos los días, después del estreno de algún capítulo, nos juntábamos a comentar lo que se había visto en el episodio anterior. La miniserie inicial llegó más tarde a nuestro país, por lo que no hubo que esperar para ver las secuelas. Cada maravilloso momento era el tema del día siguiente para niños y adolescentes. La serie pagó con creces y ofreció más de esos momentos. Jugar a V: Invasión extraterrestre también fue una moda en aquel momento. Los actores, la mayoría sin una gran carrera posterior, se convirtieron en ídolos de todos.
Entre las promesas actorales que aparecen en V está Robert Englund, quien hace un personaje totalmente adorable, que es Willie, un extraterrestre bueno que no quiere combatir contra los humanos. Englund se convertiría, maquillaje mediante una vez más, en uno de los villanos más recordados de la historia del cine al interpretar a Freedy Krueger en Pesadilla en lo profundo de la noche. De los que participaron en la serie fue, sin duda, el que logró mayor fama. También Michael Ironside, el bueno malo de la resistencia que aparece en la segunda miniserie, es un rostro con una carrera más interesante que el resto.
Cada vez que a un extraterrestre se le sacaba la piel humana que escondía su verdadero rostro, cada momento en el cual Diana tenía hambre, la serie desplegaba todo su encanto. Pero el nacimiento de los mellizos de pareja mixta, uno humano con poderes, el otro un lagarto hecho y derecho, es posiblemente un punto tan alto que no es de extrañar que la serie superara los 40 puntos de rating en su momento. Nada de esto invalidaba su subtexto y su costado adulto. Desde un debate sobre el aborto hasta el pedir por desaparecidos, la serie entretenía pero lograba meterse en temas que atraían al público al ser mostrados en ese contexto. V: Invasión extraterrestre, la serie que nos enloqueció en la década del 80, esconde, detrás de su discurso de ciencia ficción, una historia sobre el nazismo, la persecución en cualquier forma y los peligros del totalitarismo.
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