La segunda ola de coronavirus continúa copando la agenda mediática. Este martes por la tarde, el Ministerio de Salud de la Nación informó 20.870 casos, la cifra más alta desde que comenzó la pandemia. Mientras se esperaban por las cifras diarias, en Fantino a la tarde (América) se pretendió iniciar un debate sobre las fiestas clandestinas y cómo estas impactan sobre la imposibilidad de frenar los contagios.
“Ayer, en uno de los centros que trabajo en la provincia de Buenos Aires, vi tres cuadras de cola de gente para hisoparse. Y se están viendo más jóvenes de lo que veíamos el año pasado”, describió Federico Gorini, médico hematólogo (M.N. 126675) que estaba invitado al programa. “¿Esto lo relacionás directamente con la nocturnidad, las fiestas clandestinas?”, le preguntó Facundo Pastor, uno de los panelistas. Gorini contestó: “Las fiestas clandestinas no las podemos negar, existen. Creo que una manera de cortar la nocturnidad tiene una posibilidad de control sobre esto...”, dijo, hasta que Alejandro Fantino, conductor del programa, lo interrumpió.
“Vos sabés que tenemos un informe de fiestas clandestinas, pero no lo voy a poner. Me da chiquitito así el tema. Sacalo, sacalo. ¿Sabés qué? Berreta el tema, chiquitito. No me interesa hablar de fiestas clandestinas”, exclamó Fantino, visiblemente molesto. “¿Donde están los contagios, entonces?, le preguntaba Pastor al conductor.
“Metanlo preso al que va a una fiesta clandestina. No voy a perder tiempo. Es como hacer un informe sobre como afanar gomas de un auto. Es lo mismo. Hablame del virus, de la ola, de los cierres. No de la fiesta clandestina, hagamos, de verdad, televisión seria”, exigió el conductor. El panelista, en cambio, no estaba satisfecho con esta respuesta: “No estoy de acuerdo, Ale”, le replicó Pastor a Fantino.
Fantino, sin embargo, seguía embarcado en su opinión: “No depende de nosotros. Que vaya la cana y que los detenga, no me hagan informes de fiestas clandestinas. No me pongan a analizar fiestas clandestinas, no estoy parado acá desde las 4 y cuarto de la tarde para analizar fiestas clandestinas, no soy un inspector de fiestas clandestinas”, cerró, indignado. Y por el resto del tiempo que duró el bloque, no habló más.
“No cortan lo de las fiestas clandestinas porque no lo quieren cortar, porque están todos los políticos entongados”, opinó Marcela Tauro, otra de las integrantes del panel. Por su parte, el doctor Carlos Regazzoni (M.N. 87004), dijo: “Yo, modestamente, lo que creo es que es un error creer que los contagios en las fiestas clandestinas. Este tema está recontra estudiado. La dinámica de la pandemia es un tema súper estudiado. El 80% de todo el contagio ocurre en la casa, en el domicilio. Los eventos super propagadores, como pueden ser una fiesta, un restaurant o un teatro, son mezcladores. Vos, en estos eventos, actuás como mezclador. Dispersa el virus. Pero de cada mil casos, 800 se contagian en el domicilio. Por supuesto que hay que cortar con estos eventos propagadores”. “Pero Carlos, cuando uno llega a la casa todo infectado, ¿de dónde trae el virus?”, lo cortó Pastor.
“Para mí, las fiestas clandestinas son el reflejo de la poca empatía que tienen los pibes que van a bailar y que se cagan absolutamente en todo. Si vos tenés 20 años y te cagás en que podés volver a tu casa y contagiar a tu abuelo, no tenés empatía. Entonces, no minimicen las fiestas clandestinas”, cerró Pastor, enardecido, ante la mirada de Fantino.
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