Después de terminar de cocinar huevos de Pascua en Es por acá, el programa de los mediodías de América que conduce Guillermo Andino, Chantal Abad se cruzó al piso de Intrusos y habló de todo. “Esta es una casa distinta”, anticipó la chef que antes estaba en Telefé, con Gerardo Rozín, y recordó que hace años también pasó por la primera temporada de Masterchef, como productora gastronómica. “Se dijo mucho que a Vicky le cambiaban las cosas, pero no sé… En esta temporada no estuve”, deslizó con picardía consultada en relación al mito de que Xipolitakis tenía ayudantes para cocinar en el certamen. “A veces los desafíos son demasiado arriba. ¿Cómo una persona que nunca cocinó va a filetear un pescado así? Hay cosas que son más curiosas que otras”, agregó entre risas sobre el reality de Telefé que conoce desde adentro.
Tras las risas, luego se puso seria y se refirió a las denuncias de abuso y maltrato en las cocinas argentinas. “Yo arranqué a los 18 años. Por suerte ahora se está visibilizando algo que sucede a una escala mucho mayor de la que se vio, que es la punta del iceberg. La cocina es un lugar de mucho hostigamiento, no solo a la mujer, también con los hombres y los que recién empiezan. Me han dicho con maldad ‘Chantal, andá a buscar la sartén’, agarrarla y que esté hirviendo. ‘Derecho de piso’, me advertían”, recordó la cocinera sobre sus comienzos. “Hoy por suerte hay una camada de cocineros con otra cabeza. Históricamente tuvo un funcionamiento casi militar. Seria, derecha, horas paradas. Es normal que te insulten y te griten”, apuntó la mujer que todas las mañanas está a cargo de la cocina en el programa de Guillermo Andino.
“He tenido varios jefes complicados. Y más, por ser mujer. Es normal que te pasen cosas que no querés que te sucedan... Es horrible tener que decirlo, pero hay un código interno y sucede. Una nunca avala desde la conciencia, sino desde el miedo, la inseguridad... que está recién empezando”, reflexionó Chantal Abad. Y contó que conoce poco a Pablo Massey, denunciado públicamente por acoso por Trinidad Benedetti hace dos meses. “Es un mundo chiquito, pero no te puedo decir porque nunca trabajé con él ni tuve la oportunidad de compartir. No me sorprende la denuncia, como no me sorprende ninguna que me diga que si no se acuestan con el chef no les dan un trabajo. La cocina es un lugar machista. Está dominado por los hombres. Hay entrevistas de trabajo en las que si no está buena ‘que ni pase’”, aseguró la cocinera.
“El caso de Trini nos puso a todas a levantar la mano. A veces pienso, ‘hacía falta que pase esto, ¿por qué no hablamos antes?’”, contó sobre la causa contra Massey, que tuvo a muchas colegas acompañando a la denunciante. “Me han llegado a pegar en una cocina. Un francés totalmente pirado. Con una espátula en la cola, porque no estaba lo suficientemente erguida”, apuntó, y agregó que hay varones que no son machistas.
Entonces Rodrigo Lussich, conductor de Intrusos, le preguntó si le sorprendía que le dijeran a Germán Martitegui que es un maltratador. “No”, contestó sin dudar. “Entiendo el rol, es un formato que pide un malo y que a un malo hay que jugarlo. Pero hay límites en el respeto y hostigamiento al otro. A mí no me gusta”, aseguró Chantal. “A veces las líneas se van corriendo. Hay cosas que no me parecen divertidas”, contó, y dijo que Donato de Santis tiene otro perfil. Así como Dolli Irigoyen, que siempre fue seria, educada y correcta para corregir.
“Todavía no estamos lo suficientemente plantadas para salir sin ningún miedo. Para mí es fácil acá sentada en la televisión”, aseguró la cocinera en relación a las tantas mujeres que no tienen pantalla para exponer el tema. Y agregó: “Hay una élite. No se entra, no se toca y ‘nos cubrimos entre todos’. Yo sufrí mucho, me sentía insegura... ‘Será que no está bueno lo que hago’, pensaba”, relató Chantal, y sobre el momento actual de los cocineros, agregó: “Hay que bajar el copete. Somos cocineros, no somos rockstars. Así como hoy están allá arriba, mañana se caen”.
SEGUIR LEYENDO: