“Este proyecto estaba pensado para nosotros tres desde un principio”, cuenta Gimena Accardi, que vuelve al escenario junto a su marido, Nicolás Vázquez, y Benjamín Rojas. Accardi se suma a la nueva temporada de Una semana nada más, encarnando el personaje femenino que anteriormente era interpretado por Flor Vigna. Vázquez explica que, cuando Vigna se bajó de la obra, estaba desesperado y no sabía si Gime iba a querer sumarse. Pero finalmente fue ella quien tomó la iniciativa y se lo propuso. “¡Wow! Sí, es un sueño”, le contestó su esposo.
En medio de la intimidad de una de las parejas de actores más famosas del país, está Rojas. Amigo de los chicos y tercer partenaire de la obra, comparte muchísimo tiempo con ellos. “Es como estar en familia”, afirma Benja, y cuenta que si alguno tiene un problema personal o un inconveniente, cualquiera sea, lo charlan y comparten sin problemas, en una dinámica distinta tal vez a otros ámbitos laborales. “Nos conocemos desde hace mucho tiempo”, explica Gime.
Además, sobre las posibles peleas que cualquier pareja puede tener, dice Rojas que sus compañeros de elenco son muy profesionales. Es más, ambos revelan que el escenario los amiga. “Terminamos de pasar y es tipo: ‘¡Ya fue!’”, se sincera Accardi, y Vázquez completa: “Es tan sanador lo que pasa con el teatro”.
El trío infalible vuelve al escenario el 1 de abril, luego de un año sin funciones, con una de las comedias más exitosas de la calle Corrientes. “Atrás mío hay un montón de familias que trabajan de esto. Es un espectáculo que era una pena seguir guardando”, reflexiona Nico que, además, es el productor de la obra. Pero antes, en esta entrevista con Teleshow, se animan a contestar todo y sumarse a un desafío desopilante.
—¿Te gusta volver a trabajar con ellos dos?
Gimena: —Sí. Es una obra que conozco mucho, la leí hace cuatro años. Nico la pensó siempre para nosotros tres. Después de hacer El otro lado de la cama, era: “Bueno, repitamos el trío”. Finalmente no pude, con mucho dolor. Me gusta mucho laburar con ellos, nos conocemos hace muchos años, sobre todo, arriba del escenario.
Nico: —Nos conocemos mucho.
Gimena: —Muchísimo.
Benjamín: —Hay onda, eh, acá hay onda.
Gimena: —De algún lado te tengo...
Nico: —Sí, conozco cada recoveco de tu cuerpo...
Gimena: —¡Bueno, Nicolás! Cuando Flor dijo que no podía, no dudé ni un segundo.
Nico: —Se dio muy natural. Vino Gime y me dijo: “¡Hey, pará!”. Estaba muy desesperado de no saber cómo resolver este tema y le digo: “¿Vos querías? No sabía si pedírtelo”. “Sí, vamos a hacerla, es el momento justo, volvamos”. “¡Wow! Sí, es un sueño”.
—Benja, ¿cómo es ser el tercero con ellos?
Nico: —El mimado.
Gimena: —¿Cómo la pasas, Benja, con nosotros?
Benjamín: —Nico me trajo mi agua. Me dijo: “Tomá tu agua”. ¿Qué más puedo pedir? Va a ser muy difícil trabajar en otro lado. Voy a pedir una serie de requisitos que, como me cuidan acá, es imposible… (Risas) No, la verdad es que es como estar en familia. Los chicos y toda la gente que está detrás de escena: Mariano de María, el director, Cristian, el apuntador, Juanjo en la producción también ejecutiva. Todos los que laburan con nosotros nos tratan muy bien.
—Todas las parejas tienen sus peleas y al trabajar juntos pasan mucho tiempo. ¿Qué pasa si Nico y Jime se cruzaron a la mañana?
Benjamín: —Lo hablamos en casa los tres (risas).
Nico: —Como en cualquier trabajo, cuando trabajás con tu pareja, tratás de no llevar el quilombo, en este caso, al escenario. Soy de avisar. Lo agarro a Benja y le digo: “Día difícil hoy, tenenos paciencia”. Hay tanta confianza.
Gimena: —Yo me hago la boluda, pero los escucho.
Benjamín: —Son muy profesionales. Vos pensá: vengo a trabajar con una pareja que se peleó recién porque compraron el cepillo de dientes de otro sabor. ¿Cómo hago?
Nico: —”De otro sabor”. ¿Te das cuenta que es un príncipe? ¿Dónde viste cepillos de dientes con sabor?
Gimena: —Trabajamos muchas veces juntos y muchas veces nos pasó, pero arriba del escenario es sagrado. Por ahí venimos sin hablarnos hasta que subimos al escenario y ¡acción!, es como si nada. Incluso…
Nico: —Nos amiga el escenario.
Gimena: —Terminamos de pasar y es tipo: “¡Ya fue!”. Ya nos dirigimos la palabra. “¿Y ahora no te vuelvo a hablar?”. No.
Nico: —Es tan sanador lo que pasa con el teatro. No solamente al público: lo que le pasa al actor. Y la comedia tiene ese extra, que es real y está comprobado científicamente, lo bien que hace reírse. Uno, como actor, arriba del escenario, tiene un disfrute absoluto.
—Nico, ¿cómo fue desde la producción decidir volver con una apuesta tan fuerte en un momento difícil, en la puerta de una segunda ola?
—Fue difícil, pero lo hice con mucha seguridad. Era el momento. Hablaba con mucha gente y me decían: “¿Cuánto más vas a esperar?”. El mundo cambió y va a seguir esta situación hasta que nos puedan vacunar a todos. Atrás mío hay un montón de familias que trabajan de esto, es un espectáculo que era una pena seguir guardándolo, el protocolo empezaba a estar un poco mejor... Estamos trabajando a mitad de sala, es difícil, pero es importante que haya una comedia para poder sacarte del día a día y que la gente se acerque nuevamente al teatro.
—Y nuevamente en el doble rol de actor y productor. Sos el que apuesta, el que decide, el que se juega en esto.
—Económicamente, cuando tomás una decisión como esta sabés que te va bien o volcás. Con respecto a eso, necesitaba sentir una seguridad que tuve con el apoyo de muchos pares, de grandes productores que me han llamado para decirme: “Gracias que volvés, atrás tuyo vamos nosotros”. Grandes actores también. Se necesita.
—¿Cómo pasaron el año de cuarentena, de pandemia, con momentos más de encierro, con momentos de salir un poco más?
Benjamín: —Pasé por todo. Al principio, pensábamos que en dos meses íbamos a volver. Decís, aprovecho y me lo tomo como unas pequeñas vacaciones. Y se hicieron un poquito largas... Es extraño. Me di cuenta de que el trabajo también es dignidad y nos llena mucho. A mí me hace sentir útil en la vida, me apasiona. No tenerlo, decís: “¿Y ahora qué hago?”. No desvalorizo lo demás, la familia y todo, pero trabajar es una parte muy importante para el ser humano. Por suerte, un día pudimos volver.
—¿Te pesó en lo económico o había resto para estar tranquilo?
Benjamín: —Esta es una actividad en la que siempre tenés que estar pensando en ahorrar. Por supuesto que en algún momento se acaba, volvemos en el momento justo.
Nico: —Los tres tuvimos la bendición de poder quedarnos en casa sin la necesidad de salir a trabajar. No fue la realidad de casi todos los argentinos. Hay un trabajo para que sucediera eso: veníamos muy bien en esta obra, entonces teníamos un resto para poder aguantar.
—¿Cuánto te costó sacarte el jogging?
Benjamín: —Ah, sí, muchísimo. Sí.
Gimena: —Él es más de short.
Benjamín: —Él estuvo... bueno, no sé si vieron las redes, estuvo en short… Record Guinness: ocho meses en short.
Nico: —En un momento me lo tomé en serio. La gente siempre me decía: “No te pongas un jean”, “No me lo voy a poner”. Estuve casi ocho meses, me lo puse y sabés qué…
—Era casi una militancia.
Nico: —Me agarró una reacción alérgica al jean, me agarró como una picazón.
Benjamín: —Una vez llevé a mi hija al jardín en pijama: nadie se dio cuenta, pero abajo estaba en pijama. “¡Hola! ¡Gracias!”.
—Gime, la pasaste horrible (su papá murió por Covid).
Gimena: —Sí.
—¿Bancó Nico?
Gimena: —Siempre. Como pareja nos benefició. Fue una pandemia donde muchas parejas se separaron o se hicieron más fuertes. En nuestro caso, estuvo bien.
Nico: —Nos unió muchísimo.
Gimena: —Veníamos laburando muchísimo, él haciendo teatro, yo tira, veníamos muy sin vernos. Nos reencontramos: los primeros meses fueron de noviazgo. Te cocino, vinito, musiquita, qué sé yo.
—No le dijiste en ningún momento: “Suspendeme las bermudas”.
Gimena: —No. Aparte a mí me gusta mucho más la bermuda que el jean. Porque aparte, las usa sin calzones.
Benjamín: —¡No! Ah, bueno.
Nico: —Es el título.
Benjamín: —En pelotas directamente en la casa.
—Y a vos te pone…
Gimena: —Sí, yo prefiero la bermuda. No solo le molestaba el jean sino que después le empezaron a molestar los calzones. Fue como: “¿Para qué uso calzones?”.
Benjamín: —Ya está.
Gimena: —No, pero estoy usando.
Nico: —Me ponés en un compromiso. Van a creer que no uso cuando tengo jean. No, estoy usando (muestra a cámara que debajo del jean tiene calzoncillos).
Gimena: —Le costó, pero volvió.
Benjamín: —¿Es verdad que cortabas el pasto desnudo?
Nico: —En un momento llegué a hacer cosas…
Gimena: —Aparte, los primeros meses fueron de calor.
Nico: —Me liberé. Hubo unos meses que me liberé muchísimo.
Gimena: —Sí, estábamos en bolas.
Nico: —Estábamos en bolas, y bueno, estábamos calientes.
—Bien.
Nico: —Después se repite. Decís: “Claro”. Ella me miraba y decía: “¿Otra vez vos acá? Dale...”.
—Andá a ponerte el calzón de una vez.
Nico: —Claro. “Dale, ya no está bueno. Ya no está bueno, ¿sí? ¿Sabés qué? No te dedicas al fútbol. Dale, cambiate, vamos”. Pero yo estaba en concentración, eh. Yo era el Kun Agüero, te lo juro.
—Gime, ¿se te dio por algún curso de algo?
Gimena: —Soy la reina de la vagancia. Amo trabajar, trabajo desde muy chica, pero si no tengo que trabajar, no me busco cosas para hacer. No soy una persona hiperactiva. No me anoté en nada, no hice nada más que estar tirada en un sillón mirando series, películas. No sentí la necesidad de llenarme de cosas. Preferí estar conectada con lo que tenía ganas de hacer. Conecté con la cocina que por ahí no conecto tanto. No es una pasión, pero…
Nico: —¡No sabés lo rico que cocina! Pero a un nivel…
Gimena: —Pobre, se conforma con poco. Le hago cualquier cosa y le parece maravillosa.
Sin dudas, hay una complicidad entre los artistas construida a través de los años, proyectos y una amistad que trasciende los escenarios. Y, por supuesto, la intimidad de pareja entre Gime Accardi y Nico Vázquez. Pero el tándem que logran cuando se suma Benja Rojas potencia la comedia que surge entre ellos. Ahora, es tiempo de jugar. Teleshow propone una consigna y los tres se suben al desafío.
—Baje un dedo el que alguna vez choluleó a alguien.
Benjamín: —Yo. Una vez en Estados Unidos me crucé a Morgan Freeman, lo corrí, lo corrí y le dije: “I´m an actor from Argentina”, y me dijo “Oh, oh” y se subió al auto. Le dije: “Aprendí de tus películas”, no me habló. Él ya estaba con un pie arriba del auto. “Ah, mira vos”.
—Baje un dedo el que alguna vez se hizo pasar por otra persona.
Benjamín: —No podría decir que me hice pasar por otro…
Nico: —Te confundieron.
Benjamín: —¡Claro! Y dejé que sigan hablándole a… Con Tomás Fonzi mil veces, pero hubo una muy fuerte, me dijo: “Cabré, ¿qué hacés?” ¡Nada que ver! E hice de Nicolás en ese momento.
Gimena: —A mí de chiquita me confundieron con Agustina Cherri, me pidieron un autógrafo y yo “sí, ¿cómo no?” No trabajaba de esto, tenía tipo 11 años, época de Chiquititas. Yo todavía estudiaba teatro, pero no había debutado y lo firmé como Agustina. No me saqué foto porque no existían pero di todo, di beso, abrazo. La hice quedar bien (risas).
—¿Nico?
—Me ha pasado lo que dice Benja, a veces el público linkea. Con Cabré me pasó mucho. Mirá que somos muy distintos físicamente. A él le pasaba conmigo.
—Baje el dedo el que alguna vez metió la pata en un WhatsApp.
Gimena: —¡Mil veces!
Nico: —Tremendo, por suerte nunca me pasó de un comentario hiriente, pero sí un comentario tipo “no, ni en pedo voy, no tengo ganas”. Miré el mensaje y lo eliminé. Por eso, cuando me eliminan a mí un mensaje siento que me iban a decir algo que era feo. Pregunto, “¿qué me ibas a decir?’' Y cuando me dicen lo que me mandaron, digo: “me estás mintiendo”. El director me elimina muchos mensajes. Para mí me está puteando: “Hoy estuviste como el orto en el ensayo”.
—Baje un dedo quien ha dicho que le duele la cabeza para no tener relaciones sexuales.
Nico: —Si lo tenés que hacer tranquila, hacé de cuenta que soy tu compañero.
Gimena: —No, cuando no tengo ganas no tengo ganas. ¿Mirá si voy a inventar un dolor de cabeza? 14 años juntos, le digo que no tengo ganas.
Nico: —Sí, no tengo ganas, es verdad.
Benjamín: —Yo he tenido relaciones con dolor de cabeza.
—Baje un dedo el que hace pis en la ducha.
Gimena: —Bueno, todos, ¿quién no?
Nico: —Es hermoso aparte.
Gimena: —En la ducha hay que hacer pis.
—Baje un dedo el que sabe que tiene buen traste.
Nico: —Dale Benja, dale Gime.
Benjamín: —Dale Gime.
Gimena: —No, ahora no. De joven.
Benjamín: —Bajémoslo juntos, Gime. Tenemos las mejores colas de la calle Corrientes.
Nico: —Las mejores colas de la calle Corrientes y yo me la olvidé en un taxi así que no porque me la olvidé hace muchos años.
—Baje un dedo el que puede pasar un día sin ducharse.
Benjamín: —No, no puedo.
Gimena: —No.
Nico: —No, somos tres enfermos con eso.
—Baje un dedo el que guarda fotos hot en el teléfono.
Nico: —¿Fotos hot personales?
Gimena: —¿Vos tenés fotos hot tuyas en tu teléfono?
Benjamín: —Sí, salgo de la ducha, digo “¡qué bien que estoy!” y me saco una foto. No, no tengo.
Nico: —¿Vos tenés alguna foto mía?
Gimena: —No, las borro.
Benjamín: —No, no.
—Baje un dedo al que alguna vez lo encontraron teniendo relaciones sexuales.
Nico: —¡Dios mío! Sí. Esto es durísimo contarlo. Una novia que tuve. Estábamos teniendo relaciones, en el mejor momento, yo estaba arriba, en la casa de ella… Y la madre dijo: “¿Van a tomar café con leche o café solo?”
Gimena: —Con leche.
Nico: —Real. La madre, que es una fenómena, dijo: “Los espero en el desayuno”. La miré y dije: “Me tengo que ir, me tiro de acá”. Me senté a desayunar y ella dijo: “Bueno, acá están las tostadas”, como si nada la madre.
Gimena: —¡Qué genia!
—Que baje el dedo el que llora con las películas.
Benjamín: —Llorar mucho, no, pero si es muy dramática, lloro.
Nico: —Yo lloro, me emociono mucho. Ahora, Gime, que parece más dura, lo que llora es a un nivel que salimos de un cine y le digo “gorda basta, van a pensar que pasó algo”.
Gimena: —He llorado mucho. Deformada. Directamente, salía del cine deformada.
—Baje un dedo el que sigue a algún ex en sus redes sociales.
Benjamín: —Sí.
Gimena: —Sí, a varios.
Nico: —Sí.
—Baje un dedo el que duerme desnudo.
Nico: —Yo sí, lo que pasa es que tuve que dejar de dormir desnudo porque…
Gimena: —Bueno, sin detalles.
Nico: —No, me liberaba, todo se liberaba.
Benjamín: —A la pelota, son sueños muy reales.
—Baje un dedo el que tiene TOC.
Gimena: —Y sí, yo.
Nico: —No, ahí bajate dos, gordi, si podés.
Gimena: —Soy un poco loqui con el orden, la limpieza y, con la edad, se está poniendo cada vez peor. Ya no puedo convivir conmigo misma. Tengo un tema con los platos, con el que esté ordenado. No permito que nadie lave los platos en casa porque a mí me gusta hacerlo y siento que el resto lo hace mal. De hecho, el otro día…
Nico: —¿Lavé mal?
Gimena: —Sí, porque cuando comes con queso, el queso queda muy pegado en el plato y si no lo rasqueteás con agua caliente...
Nico: —Te lo juro por Dios, le di agua caliente y mucho detergente.
Gimena: —Mirá, no quise ser conchuda y no te llamé porque estabas arriba.
Nico: —Estás siendo conchuda para todo un país.
Gimena: —Me dejó los platos con el queso pegado ahí puestos para secar.
Nico: —Es que si te querés comer una tostada después, ya tenés el queso.
—No tengo la menor idea de quién ganó, quién perdió, pero no quedan dudas de que nos vamos a divertir mucho en el teatro con este trío.
Nico: —Sí, la vuelta tiene que ver con pasarla bien.
Gimena: —Pasarla bien en un momento donde muchos la están pasando mal. Es una hora y media de risa asegurada.
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