De perfil bajo y mimetizado con su perfil periodístico, como presentador de temas espinosos relativos a la política y la sociedad, Rolando Graña no suele mostrar su costado más familiar y romántico. Pero esta vez hizo una excepción para hablar de su mujer y de cómo llevan la convivencia.
El conductor de América y A24 está en pareja, desde 2014, con Giselle Krüger, una productora ejecutiva de 34 años que trabaja en el mismo canal, y con quien tiene una hija a la que llamaron Alina.
“Es mi amor”, definió no sin emoción ante la pregunta de Tomás Dente en Vino Para Vos (KZO), a la hora de tomar el tema de la pareja. A continuación, se pudo ver un saludo que Giselle le grabó especialmente para este programa.
“Ese chico con cara de bueno que tenés al lado me pidió que le cuente secretos tuyos”, introdujo Giselle en relación a Dente y hablándole a Graña. “Pero no te voy a traicionar, si te portás bien no voy a decir nada. Quería aprovechar para saludarte, para decirte que sos muy importante en mi vida, que siempre te voy a estar agradecida por Alina y que espero que también seas tan feliz como yo. También quiero contarle a la gente que, detrás de ese hombre que presenta los casos más terribles y da los datos más duros en el noticiero, se esconde un alma hermosa de la cual yo me enamoré”, continuó la productora.
“Sos muy generoso y muy transparente, y que de todo corazón espero que cumplas tus sueños y que puedas terminar la novela, y que seas muy feliz. Gracias, gracias por todos estos años”, cerró Giselle en su saludo dedicado a Rolando.
“¡Qué personaje! ¡Qué traidora, no me dijo nada!”, atinó a responder Graña, muy embargado por la emoción provocada por el saludo de su mujer. Además, Rolando se animó a dar un consejo para quienes conviven con sus parejas: “La convivencia tiene eso. Con el tiempo uno aprende que hay que sacar el maltrato de la convivencia. Termina siendo como la prueba de carbono: si no te maltratás, te llevás bien, te querés y ves que pasan los días, y un día es bueno, el siguiente es bueno, y el otro también...”, dijo con su experiencia a cuestas.
“Con el tiempo aprendí a entender que la convivencia es como un collar de días buenos. Puede haber uno malo, pero tiene que venir uno bueno después. Y el balance tiene que ser de muchos días buenos, porque si tenés tres días malos, después te reconcilias y volvés a tener tres días malos y te reconciliás, no se puede”, agregó.
“Si yo pudiera volver el tiempo atrás, lo único que haría es reordenar ese balance. Si el balance entre días buenos y malos, en una convivencia, da más días malos que buenos y los malos son tan seguidos, hay que cambiar y salir, hay que empezar en otro lado. Con Gi tenemos un buen balance, nuestros días son buenos”, cerró.
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