A fines de 2018, María Julia Oliván contó públicamente que su hijo Antonio tenía una condición especial en el lenguaje que lo involucraría dentro del espectro autista. “Hay muchos prejuicios alrededor del autismo. Todos tenemos a alguien en la cabeza: hemos visto a alguien en una película que tenía autismo”, destacó la periodista en aquél entonces.
En ese contexto, este domingo Oliván publicó en su cuenta de Instagram un emocionante video de su hijo cuando tenía 2 años y 11 meses, y dejó una profunda reflexión sobre sus avances. “3 años y 6 meses después del diagnóstico, armamos y rearmamos estrategias, equipos, terapias. Una y mil veces. Pero nunca dejamos de jugar. De reírnos. De buscar con los ojos la luna (eso nos llevó casi 3 años) y de abrazarnos y darnos besos. El viernes, en música, me dibujó con ojos grandes con pupilas y todo, una sonrisa enorme y un “corazón” rojo en cada cachete”, comenzó relatando.
Y contó cómo hizo el niño para lograr esos avances: “No salió de la galera la posibilidad de dibujar y decir lo que siente. Resulta que usando la app de @mateons @hablaloapp saqué muchas fotos, le puse una descripción de modo que Antonio pueda escuchar la frase que describiese la acción que estaba en la foto. Ejemplo: “estoy jugando con Valentina”, se las recomiendo mucho a esta app gratuita y genial”.
En esa línea, reveló una anécdota con su niño. “En ese ejercicio que hacíamos, Antonio siempre regresaba a una misma imagen. Siempre a lo mismo. Era su interés: No era una foto de las que yo había sacado. Era un corazón rojo. Siempre iba al corazón, lo miraba y me decía mamá corazón .. más sinfín de besos . Yo le dije que eso (el corazón rojo, el sentimiento) era amor. Y de ahí seguimos esa conversación hermosa de decirnos corazón y generalizándolo a las personas que queremos. De podernos decir ahora mutuamente el amor que nos tenemos”, describió.
Por otra parte, detalló el largo proceso que conlleva su aprendizaje. “Pasaron casi 3 años para que él pueda contestarme. Pese a lo cual, todos los días antes de dormir le cuento como un mantra el orgullo que me genera. Le enumero sus fortalezas y le digo que lo amo. Muchas veces me enojé mucho porque se manda mil macanas. Esas noches, si ameritaba, le pedí perdón y le expliqué por qué estaba nerviosa o cansada. Silencio. Una mirada y un beso. Ahora aparecen las palabras ¡Qué emoción! Pero la base, el principio del cuento comenzó con un voto de confianza”.
Por último, se dirigió a las madres cuyos hijos padecen algo similar. “Ninguna noche te olvides de hablar con tu hijo aunque él no te hable. Tu hijo sabe con precisión y percepción profunda qué esperás de él y eso a veces le genera ansiedad o dolor. Él reconoce cuando te frustrás porque querés que haga lo q hacen otros. Entiende mas allá de las palabras.. nunca dejes de creer en él. Y decíselo”.
En julio pasado, la periodista contó que Instagram le censuró una imagen de su hijo Antonio en el que se veía la cola del pequeño. “Increíble pero real: una mina se indignó porque publiqué a Tony abrazando el verano en su corazón con su colita al aire”, relató. Cuando llegó a su casa luego de trabajar, se encontró con un mensaje de una señora que no conoce. palabras que la tomaron por sorpresa. se topó con una denuncia de la que nuca se hubiera imaginado que iba a ser parte: “Es una mujer que vende comida para pibes, que chivea…se ve que tiene un negocio armado ahí en Instagram…Bueno, esa me denuncio por mala madre. Porque mostré la cola de mi hijo. Todos los padres con nenes con autismo sabemos que el tema de desnudarse y salir corriendo es una de las cosas que más nos agotan. Tener que cambiar tantas veces al nene”.
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