Quico y don Ramón no se llevaban bien en la ficción, incluso el papá de la Chilindrina tenía que soportar capítulo tras capítulo los cachetazos de doña Florinda. Sin embargo, cuando las cámaras se apagaban, Carlos Villagrán y Ramón Valdés mantenían una estrecha amistad.
En un Instagram Live que realizó con Carmen, una de las hijas del actor fallecido en 1988, Villagrán contó cómo se despidió de su compañero y el chiste que este le hizo, sabiendo que pronto moriría.
“Yo tenía un compromiso para ir a trabajar a Bolivia y Perú. Lógicamente, yo sabía que [Ramón] estaba muy enfermo. Me fui a despedir de él al Hospital Santa Elena. Lo vi muy delgado. Le faltaba muy poco tiempo”, comenzó su relato el actor mexicano.
Durante la visita, luego de charlar un rato, no pudo evitar quebrar y fiel a su estilo, Valdés cortó con un chiste: “Así que lo abracé y empecé a llorar. En ese momento él me dijo: ‘Ya, no llores cachetón. Allá te espero’. Le digo: ‘¿Allá con el Señor?’. ‘No te hagas el tonto: allá abajo’, me respondió”.
Días más tarde, el 9 de agosto de 1988, el querido intérprete de don Ramón falleció: “Cuando te llega la noticia, ya sabes que es oficial. Recibí una foto suya, estaba sentado, me la quedé mirándola y sin palabras. En ese momento, recordé tantas y tantas, y tantas cosas que pasaron. Perder a don Ramón fue muy doloroso para mí”.
En esa misma charla recordó cómo era trabajar en el equipo con quienes hacían El chavo del 8: “El común denominador de todos los que trabajamos en esta hermosa vecindad, fue hacer lo mejor que podíamos. Por eso, nosotros mismos nos explotábamos para ver hasta dónde podíamos llegar... Y don Ramón era el maestro del timing, lo traía a flor de piel. Todos hemos aprendido de él, fue nuestro maestro”.
“Don Ramón, afuera y adentro, era don Ramón. Era genial porque él llegaba y así como estaba se presentaba”, dijo cariñosamente y a pedido de la hija de Valdés, recordó un episodio ocurrido en un hotel: “Cuando estábamos de gira casi siempre nos tocaba en la misma habitación a don Ramón y a mí, porque también lo pedimos nosotros. Nos llevábamos muy bien. Entonces, se despertó primero tu papá, entró al baño y se puso a lavarse los dientes. Yo me despierto, lo veo y me dice: ‘¿A qué hora le sale el sabor a esto?’. Y cuando miro, se estaba lavando una pomada para las hemorroides”.
Hace un tiempo Villagrán había recordado la última escena que grabaron juntos, en el ciclo ¡Ay que Kiko!, en el que el actor tuvo que reescribir el nombre de su personaje, porque no tenía los derechos de Quico.
“Quico y otros se retaban para visitar un panteón para ver quién tenía más valor en la noche. Don Ramón lo sabe y va a buscar a Quico. Entra al panteón con un efecto de bruma, se pierde. Esa fue su última escena. Entrar a un panteón y desaparecer. Después se muere”, contó el actor sobre la escena premonitoria que realizaron juntos en 1987.
Alguna vez fue el mismo Monchito quien explicó por qué los más chicos lo querían. “Nací niño y sigo siendo chavito: tengo el carácter de niño y los chavitos me entienden bien”. Gómez Bolaños les contaba a sus amigos que Monchito era el único que lo hacía reír. Y destacaba, además, su capacidad para aprenderse los guiones, aunque luego sumara las frases y muletillas propias. El día que le propuso ser don Ramón, Chespirito le dio una sola indicación: “Sé tú mismo”. Y así fue... Don Ramón delante y fuera de cámara.
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