Aunque supo conquistar al público local en Chiquititas, en lo que sería su primer trabajo, Noelia Castaño levanta la mano para señalar que, en realidad, su debut en la pantalla chica fue en La hermana mayor. Claro que en esa novela de Canal 9 apareció de manera fugaz, en un capítulo más. Pero nunca olvidará esa posibilidad de dar el paso inaugural en la profesión que la apasiona. En definitiva, fue la puerta que se le abrió para formarse y ser lo que es hoy: una artista internacional con ADN argentino.
Lo que le siguió a la serie infanto-juvenil producida por Cris Morena fue 90-60-90 Modelos, Caramelito en barra, Como vos y yo y Verano del 98. Luego Noelia buscó nuevos horizontes. Viajó a España por trabajo y se enamoró de Madrid y de la manera de trabajar de los españoles. Sintió que podía encajar y sacar a relucir su talento. Así fue como las posibilidades no tardaron en aparecer. Y no las dejó pasar, las aprovechó.
En una charla con Teleshow, ya con un acento español que incorporó luego de 20 años en el Viejo Continente, Castaño recuerda los trabajos en Argentina, el momento en el que decidió irse a España en busca de ilusiones aun con el riesgo de que nada saliera como esperaba, y su presente laboral y personal. “Estoy feliz -confía-. Lo único que me faltaría sería tener a mi familia un poco más cerca, nada más… Pero estoy tratando de convencer a mi hermano para que se venga”.
—¿Cómo arrancaste en la profesión?
—Desde muy chiquita quería ser actriz, decía que quería estudiar teatro. En esa época no existían escuelas para niños o adolescentes, no te dejaban: tenías que ser mayor de edad para entrar a cualquier escuela o tomar clases con un profesor. Sin encontrar un lugar, me apuntaba en cursos en la Casa de la Cultura, también fui a un taller en una Iglesia y eso que no soy católica. Tampoco que tenía dinero, iba a colegio público en Ramos Mejía, nací en el Hospital Posadas. En ese momento, unos conocidos tenían a sus hijos apuntados en una agencia de publicidad y entré ahí, con 14 años. A punto de cumplir los 18 me anoté en la escuela de teatro Manzanas de las luces. Me angustia mucho porque no terminé de estudiar, ya que al poco tiempo comencé a trabajar mucho y nunca más paré.
—¿Cómo llegaste a Chiquititas?
—Estaba en esta agencia, Elencos y elenquitos, y viendo que podían sacarme partido, me becaron para estudiar en una escuela en la que tomaba clases con el actor Héctor Malamud. A la par iba haciendo publicidades: fue lo primero que hice antes de meterme en la actuación. Después vino Chiquititas, aunque yo no estuve tanto como mi hermano (Ezequiel Castaño, más conocido como Mosca), que estuvo en todas las temporadas. Tengo un buen recuerdo. Casi a la par hice 90-60-90 Modelos. Fijate las reliquias de las que te estoy hablando.
—¿Te seguís hablando con alguien del elenco de Chiquititas o fueron perdiendo contacto con el paso del tiempo?
—A los chicos de Chiquititas los conozco a todos, venían a mi casa, vivíamos adentro del Gran Rex, los padres de todos los chicos se conocían, teníamos una relación muy unida, pero más que nada por mi hermano. Contacto, de hablar seguido, ya no tengo. Me he cruzado con alguno, pero no más que eso, porque además no mucho tiempo después me vine a vivir a España.
—¿Trabajaste con tu hermano en Chiquitas o no coincidieron?
—No, no trabajamos juntos. Las tramas de los personajes de cada uno no tenían nada que ver. Si coincidí con él en Verano del 98, pero no me acuerdo si hubo diálogos entre nosotros más allá de compartir pantalla. Es una cuenta pendiente: me gustaría mucho trabajar con mi hermano. Nadie nos llamó. Podrían... (risas). Bueno, el año pasado sí trabajamos juntos: hay un teaser dando vueltas por ahí, pero no en una película, sino una serie o una cosa por el estilo.
—En pleno éxito te fuiste a España por una propuesta laboral.
—Me vine para España en abril de 2001, estoy a punto de cumplir 20 años en Madrid. Me salió una película, en coproducción con España, el director estaba en Argentina. Me llevó Alejandro Vanelli. Me hicieron una prueba para un personaje en el que mi mamá era Viviana Saccone, nos eligieron, y nos vinimos las dos a España por tres meses. Eso me cambió la vida para siempre. Fue un shock.
—¿Por eso que te generó decidiste quedarte o fue algo más?
—Fue la primera vez que tomaba un avión, para ser más exacta. Si había ido a Brasil y otros países limítrofes, pero en coche, nunca en un avión. Fue sueño hecho realidad, fue todo perfecto. Un país hermoso, la gente me trataba bien, estaba tan feli, que me recomendaron quedarme, me hablaron de las posibilidades. Volví a Buenos Aires porque tenía el pasaje de vuelta y algunas situaciones que resolver, estaba en medio de una separación con un novio, desarmé esa casa que tenía y avisé a todo el mundo que me iba a vivir a España, a todos, porque me vine sola. Sin dinero, porque con lo que había ganado en la película pagué deudas, me saque un pasaje y volví a España.
—¿Te fuiste sin trabajo? ¿Cómo fueron los primeros días?
—Con una mano atrás y otra adelante, como se dice. Lo que tenía era la película que se iba a estrenar y me iban a ver, y contacté con representantes que me dijeron que me iban a presentar. Pero trabajo concreto, ninguno. Al principio me fui quedando en casas de unos amigos, que me dieron una habitación… Iba de habitación en habitación porque no tenía para alquilarme nada. Todo me parecía maravilloso pese a no tener dinero. Era joven, con toda la vida por delante y, por sobre todas las cosas, muchos sueños por cumplir.
—Te fuiste justo en el año en el que Argentina estalló...
—Sí, pero no tuve nada que ver el país. Yo me fui unos cuantos meses antes. Creo que ni se rumoreaba lo del corralito cuando yo me fui. Mi ida fue por intentar buscar nuevos rumbos, esas cosas que de chico hacés con inconsciencia, que no se programan demasiado. Como quien dice, me fui nomás con mi ilusión y mis sueños.
—¿De tus trabajos en Argentina, cuál es el que más recordás, ya sea por cariño o por la repercusión?
—Si, los que te nombre, también Como vos y yo, que hicimos como 500 capítulos, ahí sí hice muchos amigos. Al que seguí viendo fue a Lucas Ferraro, porque he coincido aquí en España, tenemos al mismo representante aquí, y lo veo cada vez que viene.
—¿Es distinta la manera de trabajar allá con la de acá?
—Si, es muy diferente, pero porque es otro país. La idiosincrasia es diferente, las escuelas son diferentes. Es muy diferente la manera de trabajar de los argentinos con la de los españoles. Yo ahora, como me escucharás, tengo una mescla…mi esencia sigue siendo argentina, pero la mayoría de mis trabajos fueron como española y tuve que quitarme el acento para poder trabajar. Los primeros años chocaba un poco, porque era una manera menos intensa, menos de verdad, tienen una forma de hablar más lineal…no sé cómo decirlo, pero es diferente.
—¿En que lo notas?
—Los argentinos somos más apasionados a la hora de trabajar. En todos estos años acá no conseguí actuar, he trabajado desde la verdad. Haga comedia, haga drama, haga lo que haga, siempre desde la verdad y esa es mi manera de trabajar. Cambie de lugar, de vestimenta, de acento, siempre con la verdad.
—¿Tenés pensado volver a Argentina?
—No, no lo tengo pensado. No es un plan o un proyecto que tenga. Aquí tengo una familia, mi pareja, que es argentino, es director, vive acá hace 23 años, tengo un hijo de 8 años, tengo mi vida aquí hace 20 años. Tengo al resto de mi familia en Argentina y echo mucho de menos, me gusta ir a visitarlos, que vengan ellos, encima todo el 2020 no pudimos vernos, pero a vivir no. No te doy un no rotundo, porque uno no sabe que le va a deparar la vida, pero mi vida elegida está acá, en Madrid.
—¿A trabajar tampoco?
—Sí, eso si lo tengo en mente. He vuelo para hace Frecuencia 04, en 2019 estuve haciendo 4x4, la película del director Mariano Cohn. Ir para trabajar me encantaría, desde luego, siempre es lindo.
—Series, películas, teatro, trabajaste para Netflix también, ¿sentís que haya hay más posibilidades para los actores allá?
—No sé si hay más posibilidad para los actores. Creo que tengas éxito y fama –dos cosas que yo no tengo- siempre fui de picar piedras. Tengo 27 años en esta profesión y siempre me la tuve que luchar. Si es verdad que cuando llegué a España tuve suerte, porque hubo mucha gente que confió en mí, pero luego de eso es igual de difícil que en cualquier lado. Si hay mucha producción, hubo un parón por lo de la pandemia, pero ya se reactivo y ahora aquí hay muchísimo trabajo. Lo de las posibilidades, no sé qué decirte, porque depende desde donde se mire. Para que un argentino trabaje como argentino es un personaje y ya, no vas a tener más posibilidades que en Argentina. De hecho para eso vas a tener más posibilidades allá. Yo hice otro camino, que fue el de quitarme el acento y trabajé como española durante muchos años. Hace 3 o 4 series que empecé a trabajar como argentina, con acento argentino. Por eso mis posibilidades fueron otras.
—Trabaste con Héctor Alterio, un referente me imagino
—Si, cuando trabajé con él fue un guau. Yo conocía a su hijo, a Ernesto, éramos bastante amigos. Pero trabajar con Héctor si que fue importante para mí. En la última serie que hice para Netflix, en Altamar, trabajé con Eduardo Blanco, otro querido amigo. Lo conocía, nunca había trabajado con él, hasta esta serie.
—Estuve viendo en tus redes que seguiste de cerca la ley de aborto legal y gratuito, el 8M, que estás al tanto de estos acontecimientos en Argentina
—Si, estoy al tanto. No formo parte del colectivo de actrices de argentina, pero si estoy unida a ellas a través de las redes, sigo con mucho detenimiento lo que hacen, apoyo todas las causas, las que me afectan directamente, las que no y las injustas también, tengo mucha conciencia de clase. Eso no puedo evitarlo, en todo el mundo, pero sobre todo en España como en Argentina. Hay muchas causas y leyes injustas más allá del feminismo, es una guerra de la que podríamos hacer un capítulo aparte. De esto haré lo que hice toda mi vida; luchar, estar del lado de los que menos tienen, de los débiles, de las injusticias, de los que no tienen voz. No tengo el poder que tienen otros artistas, pero ojalá mi voz sirviera para aquellos que no son escuchados.
—¿España existe algo parecido al colectivo de actrices de Argentina?
—No, tan así no. Si hay un gran movimiento feminista y grupos de ayuda. Ahora tenemos una ministra de igualdad que está luchando contra la violencia de género y sacando muchas leyes referidas a eso, que son muy importantes para España. Se nota que se está trabajando en eso.
—¿Actualmente que estás haciendo laboralmente?
—Esperando el estreno en Netflix de la segunda temporada de El sabor de las margaritas. Sé que en Argentina la primera temporada se vio bastante. Se tendría que haber estrenado en noviembre, no pasó y ahora estamos esperando la fecha. Es una serie gallega que se rodó en Santiago de Compostela, mi personaje es argentino.
—¿En lo laboral, cómo se vivió allá en plena pandemia y cómo está ahora la situación?
—Después del verano pasado empezó a arrancar de apoco, pero con muchísimas medidas. Si un actor se contagia se para la producción. Cuando es alguien del equipo se cambia, pero cuando es alguien del elenco de actores se frena todo. Pero como te dije, ya hay mucho trabajo aquí.
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