Se llama Franco Friguglietti, pero todos lo conocen como Pasti, apodo que se ganó a los cuatro años cuando subió por primera vez a un escenario. Es que su infancia fue muy diferente a la de la mayoría de los argentinos. De familia de circo, nació en gira y creció girando, hasta que a los 17 pisó suelo firme y decidió que Buenos Aires era “su lugar” en el mundo.
Aunque su amor es el circo hasta hoy, incluso es el director de la obra de Flavio Mendoza, Anima, el teatro y la música son su otra pasión, que las combina en obras como Rent, el clásico de Broadway que protagonizará vía srteaming este 25 de marzo con Cande Molfese, con producción de Valentina Berger y Carlos Mentasti. Su papel es un desafío: “La obra tiene un mensaje hermoso, muestra a la gente alejada de un lado de la sociedad, yo soy Roger, un músico que busca escribir su canción antes de morir, se le mata su ex novia, esta conociendo a su nuevo amor, Mimi que tiene HIV como él y es adicta. Él se muestra seguro pero es sensible, es rico para encarnar”.
Qué tienen en común: “Soy músico y vivo buscando la canción de gloria, todos estamos en eso y mas los músicos de rock, eso tiene que ver con el personaje y mi personalidad. Tener cosas parecidas ayuda a interpretar pero a la vez es duro porque uno se pone coraza y te hace sacarlas afuera, pero a la hora de actuar hay que laburar”, dijo el joven de 26 años que con sus hermanos tiene su propia banda, Plexi.
En ese camino en común con su personaje por la búsqueda de “la canción”, la cuarentena fue de gran ayuda. “Nos fuimos a vivir juntos con dos de mis hermanos, y nos pusimos a escribir y componer. Parar en el 2020 fue duro pero lo aprovechamos para eso”, contó el artista de 25 años. Mientras, sus otrows dos hermanos más chicos y sus papás, continúan de gira con el circo familiar Cirque XXI.
—¿Cómo fue la infancia en el circo? ¿Eran nómades?
— Sí, no teníamos casa, es lindo, una vida muy libre, muy de uno hacer lo que realmente siente, nacimos y entramos al escenario de chicos. Se nos incluía, pero no es algo que se impone, nuestros padres fueron siempre flexibles. Yo trabajo desde los cuatro años, que enteré por primera vez al escenario y no salí. El locutor me presentó como “el payaso Pastillita”, por eso me dicen Pasti, ese nombre me lo puso mi hermano mayor.
— ¿Qué es lo más complicado de ese estilo de vida?
— Es difícil por el colegio, hay que cambiar en cada ciudad, es difícil adaptarse y te hace mas guerrero a la hora de hacerte amigos y dejarlos atrás cuando dejas un lugar, fui a muchos colegios, viajábamos por semana y cada semana era diferente. Por eso con mis hermanos, además de ser hermanos somos muy amigos y nos llevamos muy bien. Tus amigos son la gente del circo, que es como un barrio ambulante de cincuenta personas.
— ¿Cómo era la convivencia?
— Cada familia en su casa rodante tiene una intimidad muy grande, como en cualquier familia. Pero salís y es como el patio de un barriio en el que están todos, es lindo para los nuños y todos te cuidan. Es una gran familia pero tu casa es el tráiler.
—¿Vos dónde naciste? ¿Cuál es tu lugar en el mundo?
— Yo en Río Cuarto, uno de mis hermanos en San Luis... sobre mi lugar, creo soy un bicho de pasto y naturaleza, de ruta, pero Buenos Aires me dio algo desde que me vine a los 17, un crecimiento muy grande, artísticamente el circo me ayudó, aprendí todo lo que hago, pero la ciudad me ayudó a ver las cosas de otra manera.
—¿Qué hacía cada uno en el circo?
—Mi papá era domador de leones, mi mamá acróbata, bailarina de todo un poco. Yo soy equilibrista, acróbata, fui clown, pero mis hermanos eran mejores que yo en eso. Hay gente que se dedica mas a una cosa, pero están las familias que se dedican a algo, la del Bicho Gómez por ejemplo es conocida por hacer acrobacias, y la nuestra porque todos hacían de todo. Todo el tiempo aprendes cosas, mis primos hacen malabares, tocan instrumentos.
— ¿Cómo se reinventó tu papá sin animales?
— Nosotros fuimos de los primeros que dejaron los animales antes de que se prohibieran, sentimos que el circo tenia que evolucionar y mis viejos plantearon cambiar el show y dejaron eso y esa vida. Los animales son porte de tu familia, aunque la gente cree que hay maltrató, pero mi papá se acostaba con los leones en la jaula. Me crie con leones jugando a la pelota cuando eran cachorros, fue duro dejarlos porque son familia, son una mascota.
—Y llegaste para quedarte. Desde que viniste, estás con Flavio Mendoza trabajando, en Stravaganza, Mahatma y ahora dirigís su circo, Anima.
—Siempre estuve con Flavio.
— Sí, ayudó con Flavio, el que viene de circo ensaya mucho, no por obligación, sino porque nace, entonces nos sentíamos cómodos, él me dio un lugar muy lindo en sus espectáculos y estoy agradecido, me dice hijo, tenemos una relación muy linda y profesional
— Hoy tenés tu casa en Buenos Aires, ¿costó quedarte en un lugar?
— No me costó tanto porque fue un cambio que fui haciendo de a poco, empecé a ensayar para el Cirque du Soleil mientras hacía nuestras funciones y seguía visitando después a mi familia. Sí, la primera vez que entré a un teatro lo sentí bastante frío a comparación de lo que era el circo, que es más acogedor. La cantidad de gente, la forma del escenario. Anima es un circo en carpa, pero no lo tomo como uno porque es de último nivel, las giras son mas espaciadas entonces siempre vuelvo a mi casa, es la mezcla perfecta entre las dos cosas.
— ¿Y cómo te sentís en el rol de director?
— Siempre me atrae dirigir, me gusta, me siento cómodo. Flavio me dio la libertad y sentí que en las obras estaba hace mucho y que esto era un crecimiento.
“Pasti” que aprendió sus labores artísticas jugando con la cama elástica o con los aparatos de acrobacia, ya hizo antes de Rent otros musicales y está feliz con su camino, combinando teatro pero sin dejar de lado sus raíces circenses aunque confiesa que hace mucho que no ve a su familia y que ya sería hora de pasar a saludar al circo de sus papás.
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