Héctor Larrea, una de las figuras más destacadas de la radiofonía argentina, recibió la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus este martes 23 de marzo al mediodía, en el Centro Islámico, ubicado en la Avenida Intendente Bullrich 55, en el barrio de Palermo. “Tiene 82 años y se inscribió como cualquier porteño. Está muy bien, contento, de muy buen ánimo”, aseguró a Teleshow Martín Giménez, el gerente artístico de Radio Nacional y amigo del conductor.
En el centro vacunatorio, donde también pasó la conductora Mirtha Legrand a darse la primera dosis, la presencia del locutor no pasó inadvertida ya que goza de una enorme popularidad. “La chica que le dio el certificado de la primera dosis estaba muy emocionada y se sacó una foto con él porque escuchaba ‘Rapídisimo’ con la mamá y la abuela”, explicó el autor del libro Héctor Larrea, una vida en la radio.
El conductor ya no está trabajando: se retiró de la radio el 30 de diciembre de 2020, luego de cumplir 60 años de trayectoria. El años pasado estuvo al frente de dos programas de Radio Nacional: El carromato de la farsa (de lunes a viernes de 14 a 16) y Gardel por Larrea (los domingos de 9 a 10). Por primera vez trabajó desde su casa, debido a la pandemia. Y el 13 de noviembre sorprendió a sus seguidores al anunciar que ya no seguiría al aire.
En una entrevista con Teleshow, Héctor Larrea explicó por qué decidió dejar de trabajar: “Estoy con un estrés que viene de hace mucho tiempo y me mortifica mucho, me perjudica mucho. Entonces tengo que dejar esas responsabilidades, ya que todas las responsabilidades de la vida, aunque uno sea mayor, se pueden dejar. Ya no puedo hacer radio con la fuerza que el tipo de programa que me gusta hacer a mí necesitan. Entonces, tengo que recauchutarme, rehacerme, porque fueron 60 años sin parar. No paré nunca. Las vacaciones siempre fueron muy breves. Le dediqué mi vida a esto. Esto que es la radio le dediqué todo, percibí todo, más no puedo pedir… Pero ahora es el momento”.
Por último, el locutor señaló: “Yo digo que los 80 son una bisagra, aunque ahora se diga que no, que la gente vive mucho más. Sí, se vive mucho más, pero hay que ver cómo, ¿no? Además, eso de las vidas largas que se proponen los científicos, hay que ver en qué condiciones se desarrollan. La vida es una vida, un periodo que no es taxativo. Por ahí anda por los 80 y ya el tipo tiene derecho a relajarse… Y yo no tengo porqué negarle al cuerpo, aunque mi intelecto diga otra cosa a veces. No tengo por qué negarle al cuerpo que me ha sido dado la posibilidad de un relajamiento. ¡Por primera vez en su vida, pobre! Yo me doy cuenta de que me canso. No tengo la misma fuerza y el tipo de programa que a mí me gusta hacer requiere. Entonces como trabajar de taquito no me gusta, no sé hacer programas de otro tipo”.
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