La calidad de tu mente determina la calidad de tu vida. La forma más práctica de calmar la mente es a través de las técnicas de respiración consciente. De eso se trata la meditación. Y en esta nueva edición de Pamlive, Pamela David mantiene un hermoso encuentro con la periodista española Beatriz Goyoaga, referente espiritual a nivel mundial y coordinadora en Latinoamérica de El Arte de Vivir, que nos presenta las reglas de oro para lograr este encuentro con tu serenidad. Además, tips para cambiar la energía negativa, en estos tiempos donde hay tanto enojo, estrés y diferencias de opiniones. Más meditación, menos medicación.
—¿Por qué es tan importante meditar?
—”No puedo” y “no tengo tiempo” son sinónimos de “no tengo vida”. Nosotros trabajamos para el otro: tú haces vivos para tu público, el otro enseña a meditar para que se sientan mejor, el otro dirige una empresa para que tenga trabajo… Nosotros trabajamos para otro la mayor parte de nuestra vida: ocho horas, siete horas, algunos nueve horas… ¿Cómo no vas a encontrar 20 minutos para hacer eso, que dicen los colombianos un ratitico, para hacer lo que te hace bien? Si yo, a los que me dicen “no tengo tiempo”, les digo a todos que le vamos a dar 10 mil pesos cada vez que se sientan, seguro encontrarán el tiempo... Es necesario tomar conciencia. Yo soy periodista de economía y política, he entrevistado a personajes muy importantes como Lady Di, Nelson Mandela y Dalai Lama, pero he encontrado el éxito de mi vida cuando no quería más estrés. Yo antes corría detrás del éxito y estaba sentada en la sillita del estrés, y descubrí que el éxito con estrés no es éxito. Ahí es cuando dije: “Hay que bajar un cambio”. Todos me decían que tome la pastillita y yo les decía “no la quiero” porque mi mamá consumía una para dormir, otra para levantarse. Y descubrí la meditación y la respiración: todos los días me levanto, me ducho, me lavo los dientes, me siento en la cama y me lavo la mente. Y salgo con la mente limpia. Si me tiran el colectivo encima, digo: “Pobrecito, este se habrá levantado a las 5 de la mañana”, pero antes decía: “¡Le tomo la matricula, lo voy a denunciar!”. Y eso no me servía para nada.
—¿Cuáles son los beneficios de meditar y limpiar la mente para empezar el día?
—La mente es la que hace tu vida. La vida no es buena ni mala: la vida, es. El miedo no está en la oscuridad, ni en la pareja ni en el ridículo: el miedo está en la mente. La ansiedad no está en el Covid: está en la mente. Todas las cosas que atraviesa tu vida ahora, la vas a atravesar según está tu mente. Hay gente que su mente está para atrás. El primer artículo periodístico que cubrí en este país fue el suicidio de la hija de (el magnate Aristóteles) Onassis. No era enferma psiquiátrica y se suicidó. Una mujer bonita, llena de dinero, con una niña de seis años, se suicidó porque ella no veía que la vida valiera la pena. Tenía todo lo que quería, pero su mente no la acompañaba. Entonces, los beneficios de meditar a nivel fisiológico son: eleva el sistema inmunológico, elimina el insomnio, maneja todas las enfermedades que vienen del estrés, como la psoriasis, el asma, el colon irritable, etcétera. A nivel mental, más foco, más productividad, más alegría, y a nivel emocional, mejor relación de pareja, mejor trato con tus niños. ¿Qué tipo de pareja vas a ser si eres un saco de nervios y estrés? Si te invita este fin de semana a Pinamar y le dices: “No, hay mucho tráfico”, cambia tu respuesta: “Este fin de semana no, pero tal vez el otro sí”.
—¿Cómo evitamos los nervios?
—Respirando y meditando, porque si cuando no sacas la tapita de presión de la olla y pones a hervir unos garbanzos y lo mantienes ahí, explota. Pero cuando sacas la tapita de a poco, baja la presión. ¿Qué es el estrés? No es sobrecarga de trabajo o actividad. Es el desequilibrio que hay entre la demanda que tiene la mente: “Tengo que llevar el niño a karate, tengo que ir a la peluquería, tengo que comprar el regalo...”. Cuando no puedes cumplir con todo lo que te demanda la mente, eso es estrés. Entonces, lo que hay que hacer es sacar la tapita de la presión 15, 20 minutos diarios, baja siete cambios, y cuando sales le dices al nene: “¿Todavía no has hecho los deberes? Corre, que mamá te da una mano”, en vez de decir: “¡Te dije que te sientes!”.
—Tal vez sea como un secreto, pero la importancia de sonreír: lo empezás a hacer, e inmediatamente te sentís mejor…
—La sonrisa relaja todos los músculos de la cara y las neuronas del cerebro. Si pretendes enojarte sonriendo, no puedes. Pero si vas por la calle y ves a una persona que te sonríe, tú lo miras con otra actitud. Si tú le sonríes a la gente, también la gente te mira con otra actitud: llámese en la oficina, en el shopping, en la peluquería…. Si tú sonríes, bajas muros de la gente que viene ya muy cargada. Encuentra una sonrisa y encuentras como una crema que te pones cuando te has quemado. Tus ojos hablan, cambian de expresión cuando sonríes.
—¿Cuáles son las reglas de oro a la hora de meditar?
—La pancita vacía: no te tientes con la medialuna, con el sándwich o el desayuno. Primero te sientas a meditar y luego comes, haces gimnasia, trabajas. Con la panza llena no se puede meditar. Otra es sentado con la espalda derecha. Si te has roto las dos piernas o estas malito y te tienes que acostar en la cama, te acuestas. Pero sino, la meditación es mejor sentado porque la columna vertebral está derecha y la energía fluye así. Evita los ruidos: la gente que es nueva en esto necesita un poco de tranquilidad para que no te moleste. Acostada no es lo mejor, porque la mente asocia el estado de acostado al estado de dormir, te relajas y no meditas. Para los nuevos, es muy difícil ver la diferencia entre dormir y meditar, pero te digo: cuando estás meditando, eres consciente de todo. Entonces pasa alguien cerca de ti y mueve algo y lo notas. Cuando te has dormido te tienen que mover, prácticamente. Luego de estos pasos debes tener una técnica aprendida o ser guiado. Yo enseño la meditación sin esfuerzo, con el cual comenzarás a cosechar beneficios rápidamente.
—¿Hay alguna técnica para tener una respiración consciente?
—Debemos sentarnos igual que con la meditación y utilizar nuestra propia respiración, que es la medicina más barata del mercado. La respiración te acompaña toda la vida y desconoces la cantidad de secretos que tiene. ¿Sabes cuándo en Occidente le enseñan a las madres a respirar? En el parto. El parto sin dolor se les enseña a las madres para quitarles la ansiedad, el miedo. Se relaja la mamá y ¡pum!, nace más fácil el niño. El parto sin dolor ya se aplica hace 50 años, pero en otras cosas no se ha aplicado. La respiración está íntimamente unida a las emociones. El corazón está unido a la sangre, el hígado a la bilis, el riñón está unido a la orina y la respiración a las emociones. Entonces, tú fíjate cómo respira un niño cuando está muy enojado. ¿Cómo respira una persona que está muy estresada? Rapidito y superficial. Hay un cambio de respiración cuando hay un cambio de emoción. Las respiraciones y las emociones están unidas. Cuando tú aprendes a hacer esta respiración consciente, que se llama Sudarshan Kriya, que es la técnica que se transmite a todas partes y a millones, tú empiezas a manejar tus emociones en profundidad del disco rígido. Tu respiración puede sacarte de raíz cualquier problema que tu mente esté atravesando: ansiedad, ira, depresión, angustia, ataque de pánico, nervios, que nadie nos enseñó a manejar. Yo aprendí a conducir, el otro a tocar el piano, el otro aprende a patinar, pero nadie, ni los abuelitos ni en la escuela, nos enseñaron cómo manejar las emociones negativas, y esto es lo que te ayuda: tu propia respiración.
—¿Cuál es nuestra verdadera esencia y cómo podemos hacer para conectar con ella?
—Nuestra verdadera esencia es el amor. Todos somos amor. Todo el Universo. Por eso se atraen los planetas, los animales, las personas, se atrae el neutrón con el protón, se atraen las células: todo eso está hecho con esa materia prima que se llama amor. Pero la tenemos tapada por capas, como las de la cebolla: capas de miedo, de prejuicios, capas de conceptos... El Arte de Vivir ha venido a pelar la cebolla, y el día que sale tu materia prima, que es lo que tú dices, la gente se derrite. Caminas como si fueras una emperatriz y un emperador. Y al que no le gustes tú que mande una carta al fabricante porque aquí te han hecho a medida. A ti y al que está en la cárcel, da igual. Todos tenemos un rol que cumplir. ¿Cómo acceder a esta materia prima? Relajando, quitándote las capas de prejuicio, de conceptos, de que tiene que ser así. Déjate llevar más por tu intuición.
—¿Qué hacer con esas personas o situaciones tóxicos en nuestra vida?
—Si es la pareja, uno puede decidir abrirse de la pareja. Pero si te toca un chico rebelde, una suegra vinagreta, un jefe déspota, un vecino chapita, entonces ahí el tesoro de los tesoros es esta palabra que te la debes escribir en el teléfono, escríbela en el espejo, en el manubrio de la bicicleta o en el coche: aceptar. Cuando tú no aceptas, sufres; cuando aceptas, avanzas. No es un aceptar pasivo, es aceptar para accionar y no reaccionar. Cuando tu no aceptas, gritas, te enojas. Aceptar para accionar tranquilamente y decir: “Hasta aquí hemos llegado”, o decir: “Esto no vuelve a ocurrir”. O lo que sea necesario para decir, pero sin reaccionar. Cuando la gente no acepta, reacciona: te dejas llevar por la emoción, dices cosas que no querías decir, luego te arrepientes. Esta palabra de oro es aceptar.
—¿Qué sería aceptar para accionar y no reaccionar?
—Aceptar quiere decir: “Tengo un vecino tóxico, que ha hecho varios líos en el consorcio, no va a cambiar”. Otro ejemplo, es que si tú vas a Mar del Plata, el agua está fría aún en pleno verano. Entonces lo aceptas. Si tú te vas al Caribe el agua está calentita. Pero quejarse porque el agua está fría en Mar del Plata es ridículo porque siempre va a estar fría. Lo mismo con tu vecino o tu suegra: van a ser siempre así. Es ridículo quejarse porque no puedes amargarle la vida a tu pareja por tu suegra.
—Uno puede amigarse con la soledad y disfrutarlo, ¿pero aquellos que no? A los que le duele estar solos y la soledad, ¿cómo lo manejan?
—Ese es uno de los problemas que está atravesando la Humanidad ahora, porque estamos encerrados y mucha gente mayor no puede salir. Yo le digo: “Consíguete una mascota”. Son grandes compañías: llegas a casa y te está esperando el gatito, el perrito, te obliga a salir de la rutina diaria porque tienes que dar la vuelta manzana, ir al veterinario, te obliga a cocinarle. Si no te gustan las mascotas consíguete una huerta casera: en la cocina, en la mesada de la cocina, en el palier, porque los vecinos van a estar felices de ver tus tomatitos. Las plantitas pueden ser una buena compañía mientras no puedas salir. La soledad te viene porque tú mismo no tomas decisiones para salir de la soledad. Llama a una amiga, invítala a compartir un té, sal a caminar, vete a una vereda arbolada, a un parque, ejercita el cuerpo. La soledad viene del encierro y de la energía baja. La energía sube cuando tú oxigenas el organismo, por eso utilizamos la respiración. La energía sube tremendamente. Decide tú salir de la soledad. Estos son los pasos más fáciles. Si no puedes salir porque eres un adulto mayor o porque tienes Covid, has esto: búscate una mascota, pide a alguien que te regale un gatito, un perrito o haz una huerta orgánica en tu casa. La soledad está en la mente: hay gente que vive sola y se siente acompañada, y hay gente que vive con una familia de ocho personas y se siente sola. Está en tu mente: si la cuidas, va a haber menos soledad.
—¿Estás trabajando con El Arte de Vivir?
—Sí, hace 22 años que dentro de mi carrera periodística empecé, y dije: “Esto lo tengo que transmitir en algún momento”. Porque a mí me ha cambiado la vida y quisiera que muchos sientan lo que yo siento. Contagiar, transmitir alegría, serenidad. Cinco mil policías han hecho el curso conmigo. Ahora estoy con Boca, los equipos de futbol; hasta Messi ha meditado con un instructor de El Arte de Vivir. Así vamos avanzando porque tiene que ser para todos: para el fútbol y para las amas de casa, para los científicos y las abuelitas, para los modelos y para los que están en la cárcel. Todos tenemos que tener una vida más feliz, y si tú estás bien, haces el bien. Si tú estás feliz, haces feliz al resto, que al fin y al cabo es lo que queremos todos.
—¿El Arte de Vivir sería como un estilo de vida?
—Sí, pero de una vida que le hace bien a todos: jóvenes, viejos. Incluso la gente que hace el mal, hace el mal porque le hace feliz: estamos todos buscando la felicidad. Eso es muy difícil pero calmar la mente te posibilita mucho más que ser feliz y disfrutar. Las abuelas de la antigüedad decían: “¿el medio vaso lleno o el medio vaso vacío?” Cuando estás feliz dices: “¡mira, nos queda un poco de trago en la botella, vamos a tomarla!”. Cuando estás mal dices “solo queda un trago”. Poder ver el vaso lleno y no ver el medio vaso vacío.
—¿Cómo podemos aprovechar nuestro máximo potencial?
—Primer paso: darse cuenta. Es tomar conciencia de que no estás tomando el máximo potencial. No viniste a esta vida a comer, dormir, trabajar; viniste a esta vida a ser feliz y a evolucionar. A entender el tiempo, el amor, el universo, el infinito, a mucho más. Pero vamos a tanta velocidad en lo que hacemos que no nos da tiempo. Poner un freno de mano, bajar un cambio. No digo no trabajar, yo también trabajo. Pero para poder descubrir tu potencial tienes que bajar un cambio y eliminar esas capas de ansiedad, de estrés, que no te permiten verlo.
—Hay que meditar para eliminar esas capas de ansiedad y estrés, y hacerlas chiquititas y que desaparezcan.
—A la mente no la puedes manejar con la mente y decir: “No quiero ser nervioso, no quiero ser celosa”. Solo puedes manejarla con tu respiración y con tu meditación. No es algo solo para los que se van al Himalaya a esconderse en una cueva. Es para las amas de casa, empresarios, lo que quieras, y decir: “Voy a bajar un cambio y seré un papá sereno”. Un papá sereno es un mejor papá; una mamá serena, es mejor mamá. Un colega sereno es mejor. Y un novio, ni te cuento…
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