Ariel Del Mastro, el hijo de Nacha Guevara, brindó una extensa entrevista en Vino para vos, y se emocionó al ver un video de su abuela Tata, de 101 años. “Querido, ¿cómo estás? Estoy muy orgullosa de vos, tengo muchas ganas de darte un gran abrazo, desearte todo lo mejor en tu vida. Un abrazo, hijo querido”, expresó la mamá de la actriz, que se encuentra enferma, en una grabación.
“No sé como madre, porque el otro día escuché que mi vieja no estaba muy de acuerdo, cosas que pertenecen a ellas y no creo que todo tenga que ser tan mediático, pero conmigo fue muy afectuosa, estuvo, entonces yo la quiero mucho, el día que se vaya me va a doler un montón”, dijo el invitado en referencia a Tata, a quien hace poco acompañó a vacunarse. “Ella estuvo muy presente conmigo, nos fue a visitar bastante cuando estábamos exiliados. Conmigo sobre todo, porque fui el primer nieto, fue afectuosa, contenedora. Ahora está muy grande y ya no se acuerda. También eso es muy duro, ver que nos vamos a convertir en eso, pero tiene 101 años y vive sola. Tiene una chica que la cuida y cree que es amiga mía porque no había manera de convencerla”.
Por otra parte, hizo referencia a la relación que tuvo con sus padres en su infancia. “Yo he tratado de estar muy presente con mis nietas. Con un padre que no estuvo presente y una madre que por el trabajo que tenía estaba poco presente en nuestro exilio. El artista piensa primero en él y después en la familia ¿viste? Es como una particularidad que traté de componer eso porque eran cosas que no me habían gustado de mi vida. Creo que con mis hijos lo logré y con mis nietos, durante la pandemia, nos estamos viendo un montón”, señaló.
En enero, Nacha había participado del ciclo Confesiones de Infobae, en el que contó la conflictiva relación con su madre. “Tuve una madre maltratadora. Y en ese momento no tuve la fortaleza de enfrentarme a esa mujer, que era muy poderosa, y seguir mi camino. Y me sometí, lo que trajo como consecuencia un periodo muy difícil. La mejor manera que encontré para huir de la casa fue con una pareja, con todas las dificultades que eso implica, que tuve un hijo muy joven, todo eso. Pero ahí empecé a diseñar hacia dónde quería ir, de una manera nada clara, muy confusa, a los tumbos”.
En esa oportunidad, reveló uno de sus actos de rebeldía hacia ella. “Yo soy vegetariana desde que nací. Pero era un hogar carnívoro, ignorante, atrasado y en la Argentina en los años 40. Entonces la hora de comer siempre fue un tormento para mí, porque recibía mucho castigo, muchas palizas. Hasta que, un día, mi madre camuflaba la comida, y entonces ella me camufló unos zapallitos rellenos que les puso carne. En el momento en que yo los probé, tenía 5 años, me di cuenta de que eso no era vegetal y decidí no comerlo. Lo que sigue de ahí en adelante son cinco horas de tortura, de palizas, de golpes, de insultos, de ponerme el plato en la cara, hasta que apareció un tío salvador y me sacó de los brazos de ella que me dejó marcada por la paliza. Pero yo no comí los zapallitos”.
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